Alemania se juega la estabilidad en un mundo convulso
Los alemanes no están acostumbrados a votar en pleno invierno. La tradición manda que las elecciones se celebren en septiembre. Luego, el ganador reflexiona con quién quiere, o puede, formar una coalición que dé estabilidad al país durante cuatro años. Es lo que ha ocurrido en las tres últimas décadas. Pero estos no son tiempos normales. El primer Gobierno tripartito en la historia de la República Federal explotó por las peleas internas y el canciller Olaf Scholz adelantó las elecciones al 23 de febrero. En estos tiempos convulsos en los que ninguna certeza puede darse por segura, en los que Estados Unidos ya no es un socio fiable, Europa necesita más que nunca que el país más poblado y rico del continente adopte una dirección clara. Pero nada garantiza que los comicios de este domingo ofrezcan esa certidumbre.