Europa busca una estrategia común para la negociación de paz en Ucrania y reforzar la política de defensa
Los portavoces y asesores del presidente de la República, Emmanuel Macron, se esfuerzan en las últimas horas en restar importancia a la cita de esta tarde. “No es una cumbre”, “ha habido más de este tipo”, “es solo el comienzo de otras conversaciones”… Pero cuanto más insisten, cuanto más subrayan que se trata de “un encuentro informal”, más evidente resulta la relevancia de una cita inédita en un momento clave para la supervivencia de la Unión Europea, tal y como sus fundadores la concibieron. Más allá del número de participantes invitados y del indiscutible papel que Macron ha jugado durante el conflicto de Ucrania como interlocutor, hay un motivo que sustenta de forma clara la elección de París como punto de partida de estas conversaciones para que Europa sea tomada en serio: su fuerza nuclear. Y ese, en un momento en que cambia el orden mundial, es un motivo más que válido y un mensaje escrito en el mismo lenguaje que hablan los otros grandes interlocutores sentados en la mesa global. El suministro de armas a Kiev, el posible despliegue de tropas europeas y la puesta en marcha de un plan de paz son los principales elementos en discusión.