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Goleada de la moda española en la alfombra roja de los Premios Goya

Sybilla y Bimba y Lola. Teresa Helbig y Redondo Brand. Palomo Spain y Pilar Dalbat. Carlota Barrera y Pedro del Hierro. Mirto y Mans Concept. Hacía tiempo que la moda española no lucía (y se lucía) tanto en la pasarela de la fama cinematográfica nacional. Entre etiquetas de autor, sastres de nueva generación y marcas de gran consumo, la 39ª edición de los Premios Goya, celebrada este sábado 8 de febrero en el Palacio de Congresos de Granada, ha jugado eminentemente en casa en el momento de vestirse para la ocasión. No hay noticias de que fuera una decisión reflexiva y consciente, de acuerdo a los nuevos aires que corren (consumir local es un acto de responsabilidad socioeconómica, cultural y medioambiental), pero sí constancia del trasiego de showrooms y agencias del sector (Finally, Pelonio, Equipo Singular, Macarena Blanchón, Réplica, Vality, procede ponerles nombre) desde hace al menos un mes. Para el caso, un partido semejante nunca va a ser fácil.

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Arriba y abajo, los accesorios también marcan

Suelen chupar banquillo en las crónicas de la celebridad si no tienen nombre de relumbrón, pero sin los complementos no hay partido ganador que valga. Los que han puesto la guinda a los estilismos vistos en esta 39ª edición de los Premios Goya llevaban como nunca a gala, además, el dorsal español. Preparada como siempre para saltar la primera al terreno alfombrado, la firma de joyería barcelonesa Rabat hizo brillar a la actriz Macarena García con unos pendientes en cascada y un sencillo collar de diamantes que contrastaban con el regio y negrísimo Dior que vestía. Las piezas de oro blanco elegidas por la intérprete Clara Segura y los anillos y broche con los que Enric Auquet redondeaba su magnífica jugada indumentaria fueron otras de las aportaciones del taller de la familia de joyeros de Badalona. Por su parte, la madrileña Carrera y Carrera y la bilbaína Suárez, veteranas en estas lides, pusieron el contrapunto de lujo, respectivamente, al Alicia Rueda de Alba Planas y al Armani de Ana Torrent y los Vivienne Westwood de Los Javis, contribuyendo al empate entre las escuadras de la moda nacional e internacional en un momento dado. Claro que, para gol, el de Suot Studio, el proyecto de joyería experimental de Marta Tous (de los del oso de toda la vida), defendido por Lola Índigo, Rigoberta Bandini y Laura Weissmahr. Isidoro Hernández, Ignacio Torres, Andrés Gallardo, Isabel Guarch o la artesana coruñesa Zeltia Ao Aire —especialista en piezas trabajadas con la técnica tradicional del bordado al aire— fueron otros de los orfebres lucidos en la gala.

Por supuesto, en cualquier estilismo de gala lo que es arriba también tiene que ser abajo. Los zapatos made in Spain ayudaron a desfilar por el Palacio de Congresos granadino a Lucía Veiga (Dadá, diseñados en Vigo, fabricados en Elche), Mabel Lozano (la barcelonesa Pedro García) o Almudena Carracedo y Anabel Alonso (la alicantina Lodi, en la brecha desde 1978). La histórica marca alicantina Martinelli, propiedad de Pikolinos desde 2007, puso su lujo razonable a los pies de Natalia de Molina, Aura Garrido, Malena Alterio, Laura Escanes, Salva Reina y Antonio de la Torre, entre otros. Aunque el protagonismo de la gala, de nuevo como zapatera oficial de la noche, correspondió a Hispanitas, otra veterana alicantina, aliada para la ocasión con el diseñador Juan Vidal para crear un diseño exclusivo, homenaje al celuloide, que calzaron Eva Llorach (quien, por cierto, se puso el mismo Karl Lagerfeld con el que Concha Velasco le entregó el Goya de honor a Tony Leblanc, en 1994) y Amaia Salamanca, y que se comercializará en tiendas.