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Leonel Fernández y Fuerza del Pueblo refutan discurso de Abinader ante la Asamblea Nacional

Santo Domingo, RD.-. El expresidente Leonel Fernández refutó el panorama de bienestar económico y social que ofreció el presidente Luis Abinader en su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional.

Contrario al crecimiento de progreso que difundió el mandatario, el líder de Fuerza del Pueblo dijo que el pueblo dominicano vive un panorama sombrío.

Refirió que la población sufre de alzas en los precios en los productos de la canasta básica.

Dijo que el 42 por ciento de los dominicanos tiene que recurrir a préstamos para cubrir sus necesidades básicas a finales de cada mes.

Fernández dijo que la población padece de un aumento del 51 por ciento en el precio del pollo, de un 45 en el espaguetti, de un 38 por ciento, de un 52 por ciento en la libra de arroz y dde un 62 por ciento en el aceite.

El exmandatario indicó que la inseguridad persiste en la administración del presidente Abinader, contrario al panorama que describió en su primera rendición de cuentas por motivo de su segundo Gobierno.

Declaración íntegra:

En referencia al discurso de rendición de cuentas pronunciado en el día de hoy por el
presidente Luis Abinader ante la reunión conjunta de las cámaras legislativas, nuestro
partido, la Fuerza del Pueblo, desea compartir ante la opinión pública, algunas reflexiones.

El discurso presidencial fue extenso y como de costumbre, hiperbólico, exagerado o
desmesurado en muchos de sus alegatos. Empezó por plantear el presunto bienestar
económico que experimenta el pueblo dominicano, como resultado de su crecimiento, el
desarrollo sostenible y la estabilidad macroeconómica.

Sin embargo, lo cierto es que persiste un contraste entre la imagen que pretende
promover el discurso oficial y la realidad que vive la mayoría del pueblo dominicano. Por
ejemplo, cuando va a los supermercados, colmados, mercados y ventorrillos, lo que se pone
en evidencia es que los precios de los artículos de la canasta básica familiar siguen creciendo
con una intensidad tal que lo colocan, cada vez más, fuera de alcance de numerosos sectores
de la vida nacional. Es tan así que durante el ejercicio de este periodo gubernamental, el 49%
de los dominicanos tiene que recurrir a préstamos cada mes para cubrir el costo de los
alimentos esenciales que requiere.

Durante este gobierno del PRM, la carne de res ha subido de precios en un 65%; la
carne de cerdo, en un 58%; la carne de pollo, en un 51%; los espaguetis se han incrementado en un 45%; el pan de agua y el sobao, así como el salami y el pescado han subido en un
40%. La leche, por su lado, se ha disparado en un 38%.

Además, el precio del arroz se ha colocado por las nubes en un 52%; la habichuela en
47%; y el aceite en un 62%.

Resulta más que evidente que con esa sombría situación de alza de precios, no es
posible, como afirmara el Presidente de la República, que el hambre pueda ser erradica en
nuestro país.

En lo concerniente al sector de salud, el jefe del Estado nos ofreció un panorama
idílico. Todos, obviamente, nos sentiríamos más que satisfechos si eso fuera cierto. Sin
embargo, lamentamos que no sea asi. La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED)
nos presentó, en su reciente, Carta Pastoral una imagen más acorde con la realidad. En sus
propias palabras, la alta jerarquía eclesiástica ha sostenido: “No se percibe con claridad una
política pública para afrontar la gestión misma del sistema de salud, temas como la salud
mental, las dificultades de los usuarios con las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS)
y las Prestadoras de Servicios de Salud (PSS) del sector público y privado.”

Y efectivamente, así es.
Sobre educación, el presidente hablo abundantemente. Dio la impresión como de que
el sistema educativo nacional era de los más eficientes a nivel mundial. Hablo de los más
altos niveles de tecnología, de la amplia capacitación del personal docente y de las
numerosas becas que se ofrecen a nivel nacional e internacional.
Empero, a pesar de su inclinación a citar informes de organismos internacionales
especialmente de la UNESCO, no tomo en consideración lo referido por está agencia de Naciones Unidas sobre la educación dominicana, que nos identifica como país líder de una
lista de naciones de la región donde los jóvenes de 15 años no alcanzan el mínimo de
competencia en lectura.

Desafortunadamente, la República Dominicana no ha logrado todavía mejorar en un
solo indicador de calidad; y a pesar de haber salido del último lugar en las últimas pruebas
de exámenes PISA, el sistema educativo nacional, en palabras del ministro de educación
saliente: “La educación en RD está estancada.”

El presidente sostuvo que durante su gestión de gobierno se han realizado grandes
inversiones en el sector energético. Sin embargo, lo que el pueblo experimenta en su vida
diaria son apagones y tarifas eléctricas elevadas. Esto así, debido a la ineficiencia que ha
predominado durante los últimos años. Lo mismos ocurre con respecto al suministro de agua
potable. Se indica de enormes inversiones en el sector, pero lo que el pueblo padece cada
día es la falta del líquido y la obligación a que es sometido de tener que comprar agua a los
camiones que transitan por los barrios.

Fue notable la brevedad del discurso en lo relativo a las obras públicas. Nos sorprendió
que en esta ocasión volviera a mencionar la carretera del Ámbar, no sabemos cual será su
destino, si es que a fuerza de tanto mencionarla y no realizarla, el propio presidente se cansó
de la ineficiencia de su gobierno. Pero tampoco hizo referencia a las circunvalaciones de
Navarrete, de la provincia Espaillat, de San Francisco de Macorís y de Baní.

Evadió referirse a la terminación del Hospital San Vicente de Paúl, en San Francisco
de Macorís; la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar; el Hospital Antonio Musa de San Pedro
de Macorís; el hospital traumatológico de San Cristóbal; y la culminación de la extensión del
metro de los Alcarrizos y del monorriel de Santiago, en el que el propio presidente simulo
inaugural antes de las últimas elecciones presidenciales.
En relación con la seguridad ciudadana, aunque se presenta una disminución en la
tasa de homicidios, esto no refleja una verdadera disminución de la criminalidad en su
conjunto. Las cifras de homicidios pueden haberse reducido debido a cambios de los
indicadores o a la focalización de ciertos tipos de delitos. Eso no significa que otros delitos
como el robo, el atraco, la violencia domestica o los crímenes de menores disminuyeran de
manera significativa.

La sensación de inseguridad persiste porque los ciudadanos no ven una mejoría
generalizada en su seguridad diaria.
El gobierno ha sido sistemático, reiterativo, en la transparencia y la rendición de
cuentas de todos sus actos gubernamentales. Habría sido importante que en su discurso el
presidente de la República hubiese ofrecido alguna explicación de porque razón, a pesar de
haber colocado en el presupuesto del 2024, los 775 millones de dólares obtenido por
adelantado del contrato de AERODOM, ningunas de las obras especificadas a ser ejecutadas
pudieron realizarse, a pesar de que todo el dinero se gastó.
En síntesis, a pesar de un gran esfuerzo en presentar lo contrario, la impresión que ha
dejado el discurso presidencial es que su gobierno se caracteriza por ser incumplidor, ineficaz
e inoperante.