Sánchez refuerza su poder para enfrentarse a dos años duros
Este miércoles, a eso de las 17.00, la distancia entre Madrid y Davos era muy superior a los 1.800 kilómetros que separan por carretera la capital española de la idílica estación de esquí de los Alpes suizos donde se reúne cada año todo el gran poder económico mundial. En España, la inquietud por la supervivencia del Gobierno era máxima en distintos sectores. La unión de PP, Vox y Junts acababa de tumbar un decreto ómnibus clave con la subida de las pensiones, la prórroga de las ayudas al transporte público y amplio escudo social, además de algunas otras medidas pactadas con distintos grupos de la mayoría como la cesión al PNV de un edificio en París secuestrado por la Gestapo en 1940 al Gobierno vasco en el exilio. En Madrid, la mayoría que le hizo presidente parecía hecha añicos. Pero en Davos, Sánchez se reunía con la cúpula del Ibex 35 y nada en esa sala hacía pensar en un presidente con riesgo real de caer.