Venezolanos enfrentan largas filas y caos por gasolina
La capital venezolana se vio el martes desbordada por kilométricas filas de vehículos en los alrededores de las estaciones de servicio en el segundo día del nuevo plan estatal de suministro de combustible, que ha evidenciado desorganización y caos generado por fallas en los sistemas de pago.
Por segunda jornada consecutiva, centenares de conductores se formaron en las cercanías de las estaciones de servicio que abrieron, algunas de ellas, pasadas las siete de la mañana a pesar de que las autoridades anunciaron que comenzarían a operar desde las cinco por doce horas.
Las fallas de conexión en los sistemas de pago electrónicos privados y estatales continuaron generando retrasos que obligaron a los conductores a permanecer varias horas en las filas de las estaciones que vendían la gasolina subsidiada a 5.000 bolívares (2 centavos de dólar) por litro.
En las estaciones que despacharon el combustible al precio internacional de 50 centavos de dólar por litro, las operaciones se desarrollaron con mayor fluidez.
Algunas gasolineras se quedaron a mediados de la mañana sin combustible debido a la fuerte demanda, lo que obligó a sus propietarios a cerrarlas a la espera de que llegaran los camiones cisternas para reabastecerse.
Una de las conductoras que se vio afectada por la fuerte demanda fue Vanesa Vismara, una diseñadora de ropa de 39 años, quien luego de esperar unas cinco horas se quedó varada frente a la máquina dispensadora debido a que el combustible de una estación se terminó.
“No sé cómo me iré a buscar a mis hijos porque el tanque de mi carro está vacío y aquí llegué empujada”, dijo Vismara mientras revisaba los mensajes de su teléfono móvil en busca de alguna solución a su tragedia personal.
La diseñadora relató que la víspera también trató de llenar el tanque de otro vehículo personal, pero no tuvo suerte debido a que la estación de servicios cerró temprano porque se quedó sin combustible.
Dany Mujíca, un mototaxista de 23 años, corrió con más suerte que Vismara porque logró surtir el tanque de su pequeña motocicleta.
Mientras llenaba de gasolina un envase plástico de medio litro para auxiliar a otro colega que se quedó varado en la fila por falta de combustible, Mujíca indicó que la víspera logró surtirse gracias a que le pagó a un empleado de una estación del este de la capital cinco dólares por 10 litros, precio que superó más del doble el precio oficial de 50 centavos por litro.
“Preferí pagar más que quedarme sin gasolina. Uno no sabe cuándo esto vuelva a explotar y regrese la escasez”, comentó el motociclista.
La Asamblea Nacional, de mayoría opositora, catalogó el martes como “inconstitucional” el aumento de la gasolina que acordó el 30 de mayo el presidente Nicolás Maduro.
El líder opositor y jefe del Congreso, Juan Guaidó, afirmó durante una sesión que el nuevo plan de venta de combustible generará “más contrabando y corrupción de la que ya existe y destruyó a Venezuela”.
Las autoridades activaron desde el primero de junio un plan nacional de venta de combustible a precios internacionales luego de casi tres meses de una fuerte escasez que las autoridades atribuyeron a las sanciones impuestas por Washington para presionar la salida del gobierno de Maduro, mientras que analistas y opositores aseguran que el desabastecimiento de combustible es consecuencia de la paralización del sistema refinador debido a la falta de inversión y el mal manejo de las instalaciones petroleras.
El ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, salió en defensa del nuevo plan asegurando que había sido un “éxito total”, y dijo, en respuesta a las críticas que surgieron en el primer día de aplicación, que “vamos a ir mejorando la calidad del servicio, mejorando el sistema interconectado del biopago, los medios de pagos en las estaciones”.
La activación del plan coincidió con la flexibilización de la cuarentena, vigente desde mediados de marzo, y la reactivación por cinco días de algunos sectores como la construcción, las industrias textil, de calzado y química, y la banca, entre otros.
El plan prevé un esquema dual de precios: la gasolina se vende a 50 centavos de dólar el litro y se paga en divisas en unas 200 estaciones privadas, mientras en las restantes 1.368 estaciones públicas se comercializa al precio subsidiado de 5.000 bolívares (dos centavos de dólar) por litro y se limita el suministro a 120 litros mensuales para los vehículos y 60 para las motocicletas.
La corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) logró recuperar el abastecimiento gracias al apoyo de Irán, estrecho aliado de Maduro, que envió cinco tanqueros con 1,5 millones de barriles de gasolina y aditivos que comenzaron a llegar al país a finales de mayo.
El gobierno no ha informado con cuánto combustible cuentan para abastecer al país, que antes de la cuarentena tenía una demanda de unos 127.000 barriles diarios. El presidente de PDVSA, Asdrúbal Chávez, sólo indicó el lunes que “hoy tenemos inventarios suficientes y provisión para esta demanda”.
Por décadas la nación petrolera, que tiene una de las mayores reservas de crudo, ha tenido la gasolina más barata del mundo -menos de 10 centavos de dólar el litro- pero debido a la fuerte escasez el combustible comenzó a negociarse en el mercado negro sobre los dos dólares el litro, muy por encima de los precios internacionales.