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La polarización política por los incendios llega a los pueblos

El jueves pasado, en Zamora, un alto cargo de la diputación llegó a Castromil, un pequeño pueblo de 90 habitantes en invierno y 150 en verano, en la frontera con Ourense y con Portugal. Desde el martes, el fuego cercaba peligrosamente el pueblo y las autoridades habían ordenado su desalojo. A 48 kilómetros de ahí, en Puebla de Sanabria (Zamora) estaba todo preparado para recibir a los evacuados, principalmente niños y veraneantes. En el local habilitado por el alto cargo de la diputación había camas para todos, comida, médicos y hasta psicólogos. El funcionario estaba convencido de que lo había hecho todo bien, así que al día siguiente se acercó al pueblo para interesarse por los incendios. Y las protestas fueron contra él.

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