El papa León XIV exige una acción conjunta de toda la sociedad para regular la IA
El papa León XIV llamó este viernes a impulsar una acción coordinada entre gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanía para regular la inteligencia artificial (IA), advirtiendo que su impacto ya transforma con rapidez ámbitos esenciales de la vida humana, especialmente entre niños y jóvenes.
El pontífice se pronunció durante un encuentro con los miembros de la Fundación Centesimus Annus, con motivo del seminario “Inteligencia artificial y cuidado de nuestra casa común”, celebrado en Roma. Allí pidió reflexionar sobre las consecuencias que la tecnología puede tener en el desarrollo intelectual y neurológico de las nuevas generaciones.
“La IA afecta al pensamiento crítico y las relaciones humanas”
León XIV alertó que la expansión acelerada de la IA está modificando dimensiones fundamentales del ser humano.
“La llegada de la inteligencia artificial trae consigo cambios rápidos y profundos que afectan el pensamiento crítico, el discernimiento, el aprendizaje y las relaciones interpersonales”, afirmó.
El papa planteó una pregunta que calificó de urgente:
“¿Cómo garantizar que el desarrollo de la inteligencia artificial sirva al bien común y no a la concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos?”.

Preocupación por niños y jóvenes
El pontífice pidió especial atención al efecto de la tecnología en la infancia y adolescencia, señalando que está en riesgo su libertad interior, su crecimiento espiritual y su desarrollo cognitivo.
“La libertad y la espiritualidad de nuestros niños y jóvenes deben tocarnos el corazón”, dijo, llamando a evaluar cómo la tecnología influye en su evolución intelectual y neurológica.
Aseguró que será crucial enseñarles a usar estas herramientas con sentido crítico, apertura a la verdad y capacidad para tomar decisiones maduras.
Regulación con participación de todos los sectores
León XIV sostuvo que construir un futuro en el que la IA contribuya al bien común requiere la participación activa de todos los actores sociales: política, instituciones, empresas, finanzas, educación, medios, ciudadanía y comunidades religiosas.
“Todos deben asumir una responsabilidad compartida, anteponiendo el bienestar colectivo a cualquier lucro o interés particular”, expresó.
El papa insistió en que solo con una participación amplia —donde “todas las voces, incluso las más humildes, sean escuchadas con respeto”— será posible alcanzar los objetivos de una regulación justa y ética.
