Iván Duque, expresidente colombiano, visita el país nuevamente. A casi dos años de su salida del poder, reparte su tiempo entre conferencias, participación en laboratorios de ideas, defensa del medio ambiente y la escritura.
Recién acaba de publicar Nuestro futuro: manifiesto verde para América Latina y el Caribe.
Viene de acompañar al presidente Luis Abinader en un recorrido por la Línea Noroeste.
Pide unos minutos para refrescarse después del largo viaje por tierra. Sus respuestas, precisas y con tonos académicos, revelan una mente brillante y al día de los problemas internacionales más acuciantes. Esta es la primera parte de una entrevista con Aníbal de Castro, presidente del Grupo Diario Libre
—No le voy a preguntar por quién va a ganar las elecciones, pero sé que viene de acompañar al presidente Abinader en una de sus actividades de campaña.
Ha sido un verdadero honor visitar la República Dominicana y acompañar a mi gran amigo, el presidente Abinader, en un recorrido en el interior del país. Creo que hoy, gracias a su liderazgo, hay una percepción maravillosa de República Dominicana como una economía estable, como un país con una democracia vibrante, con oportunidades para las energías renovables, con decisiones estratégicas en materia ambiental, con una visión de armonizar la política empresarial con el desarrollo social. Entonces, para mí ha sido un verdadero placer acompañarlo en este recorrido y sin duda alguna espero que sea el próximo presidente de los dominicanos como hoy lo muestran contundentemente las encuestas.
—A grandes rasgos, ¿qué opina de la situación política, social, económica en AL?
Cuando uno mira América Latina hoy, más que entre izquierda y derecha hay una división entre demagogos y pedagogos. Los demagogos están conduciendo los países a retrocesos económicos, a incertidumbre, a debacles sociales, a estatización. Y los pedagogos son los que están defendiendo las libertades, la democracia, la empresa como factor de transformación social, pero al mismo tiempo una agenda social, viable, sostenible, replicable y escalable. Cuando yo pienso en la República Dominicana, veo el mejor caso de un gobierno liderado por un pedagogo que ha conducido al país en medio de lo que fue la salida de la pandemia y ha puesto la economía dominicana a ser una de las que más crece de manera estable en el continente, con una gran certidumbre de inversión, con un enfoque en la seguridad como bien público y como valor democrático; y adicionalmente, con una agenda de transformación social, energética y digital que hoy se ha convertido en uno de los lugares más atractivos para la inversión en todo el continente.
«Haití es un problema demasiado grave desde el punto de vista económico, social e institucional « Iván Duque Expresidente colombiano “
—¿No podría, presidente, decirse que América Latina hoy en día está dividida en dos bloques, un bloque de izquierda y otro conservador o liberal?
Yo creo que hay un bloque de populismo y otro de demagogia, que se denominan progresistas pero que en realidad son pobrecistas porque están empobreciendo a sus pueblos. Hay otro sector que defiende la economía de mercado, que defiende la democracia, que defiende la seguridad, que está hablando de la integración de clases y no de la división de clases, que está hablando de las transformaciones energéticas, digitales y sociales importantes y que se posiciona en la inserción con el mundo. En ese bloque está la República Dominicana como uno de los mejores exponentes.
—¿Y no es positiva la reducción de las tensiones entre Venezuela y Colombia como resultado de un acercamiento entre Petro y Maduro?
Hay que tener una cosa en cuenta: el problema no es la tensión. El problema es ser contemplativo y connivente con la dictadura. Cuando uno tiene una dictadura oprobiosa, violatoria de los derechos humanos, que ha aniquilado la libertad de expresión, la libertad de prensa, que se ha tomado la atribución de cercenar derechos políticos de la resistencia democrática a pesar de compromisos internacionales, cuando hay tanta evidencia de sistematicidad en violaciones graves de los derechos humanos, uno no puede ser connivente. Yo siempre fui muy claro: todo el afecto al pueblo venezolano. Albergamos en el país más de dos millones de hermanos y hermanas migrantes que habían salido de esa debacle. Fueron recibidos en Colombia con los brazos abiertos y con buenas políticas de inclusión e integración. Pero bajar las tensiones para volverse servil con la dictadura, es sencillamente convertir un país que ha sido defensor de la democracia en cómplice de uno de los regímenes más atentatorios contra los derechos humanos en todo el mundo.
—Pese a esos señalamientos, ¿ve usted con optimismo el futuro del América Latina?
Veo con preocupación que, frente a Ortega, frente a Maduro, frente a Díaz Canel y frente a algunos que tienen la tentación de querer gobernar con normas excepcionales para tratar de mantener la intimidación a cualquier vestigio de contrario, oposición o reflexión, haya muy poco interés de la comunidad internacional. Me preocupa que en América Latina no estemos dándole el peso suficiente a entender que ese es un riesgo en distintos países. Dejamos cabalgar esa migración de la democracia a la dictocracia y después a la dictadura. Entonces, creo que son cosas que hay que mirarlas con atención y debemos entender que la democracia está siendo seriamente amenazada por esos regímenes que lo que buscan es crear dictaduras, pero que se hacen elegir a través de la democracia. Creo que es muy importante también que tengamos un fortalecimiento de los contrapesos institucionales para que no haya esas tentaciones permanentes y constantes de perpetuarse en el poder.
—Estamos en la República Dominicana y me siento obligado a preguntarle si la comunidad internacional se ha comportado responsablemente con Haití.
Haití es un problema demasiado grave desde el punto de vista económico, social e institucional. Me parece que hay unos sectores de la comunidad internacional que, con desconocimiento, y quizás, por qué no, con ignorancia, han tratado de delegarle todas las responsabilidades de esta crisis al pueblo dominicano y eso sencillamente es imposible.
Haití tiene unos problemas estructurales en materia social que requieren una participación activa, permanente y decidida de la comunidad internacional. Haití tiene unos problemas económicos que requieren una cirugía de alta precisión, una participación activa de la comunidad internacional. Necesita recomponer la gobernabilidad, la gobernanza y la institucionalidad política que también se ha visto seriamente deteriorada. Entonces, yo creo que es allí donde la comunidad internacional tiene una responsabilidad y tiene que trabajar de la mano con todos los países del hemisferio. También tiene que trabajar de la mano con el pueblo dominicano.
El pueblo dominicano no puede absorber esa crisis poniendo en riesgo a su propia sociedad. Este país no tiene la capacidad para absorber semejante crisis, no tiene la capacidad ni siquiera de atender esa crisis, ni es su responsabilidad primigenia. Puede colaborar, contribuir, pero se requiere una participación activa, decidida, comprometida, con recursos, pero con estabilidad en el tiempo, de la comunidad internacional. Es lo que ha hecho falta.
¿Quién es Iván Duque?
Fue presidente de Colombia desde 2018 hasta 2022. Ejerció como senador de la República de Colombia desde el 20 de julio de 2014 hasta el 10 de abril de 2018. Y trabajó como representante de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo. Su postura frente a la continuación de los diálogos con el ELN se caracterizó por condicionarlos a la liberación de todos los secuestrados de esta guerrilla, así como al cese de sus actividades criminales. Los diálogos con esta guerrilla se romperían completamente tras el atentado contra la escuela de policía General Santander.