Un perro robot como guardián en la frontera entre Estados Unidos y México
Unos perros robots capaces de moverse por los terrenos más inhóspitos podrían patrullar la porosa frontera entre Estados Unidos y México, por la que entran clandestinamente migrantes en busca de una vida mejor.
Estados Unidos anunció esta semana que considera desplegar a perros robots preparados para ayudar a las fuerzas de seguridad en la vigilancia fronteriza.
«La frontera sur puede ser un lugar inhóspito para el hombre y la bestia, y este es exactamente el motivo por el cual una máquina puede sobresalir allí», afirma Brenda Long, jefa del Directorio de Ciencia y Tecnología del departamento de Seguridad Interior (DHS) estadounidense en un comunicado.
Se trata de perros robots, que forman parte de lo que se conoce como vehículos de vigilancia terrestre automatizados o AGSV.
El equipo tecnológico del DHS propone estas máquinas a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para ayudar a los agentes y «al mismo tiempo aumentar su nivel de seguridad».
Desde el comienzo se pensó en drones terrestres de cuatro patas. Para diseñarlos el DHS colaboró con la compañía Ghost Robotics, que ya tenía experiencia en este tipo de máquinas.
Según Gavin Kenneally, director de productos de Ghost Robotics, el perro robot pesa 45 kilos y fue concebido para el tipo de trabajo que necesita en la zona fronteriza.
«Es un robot cuadrúpedo resistente. Atraviesa todo tipo de terreno natural, como arena, rocas y colinas, así como entornos construidos por personas, como escaleras», afirma, citado en el comunicado.
A lo largo de la frontera «se da el comportamiento delictivo estándar pero (…) también puede haber tráfico de personas, narcotráfico, así como otros contrabandos, como armas de fuego e incluso potencialmente armas de destrucción masiva», explica en la nota el agente Brett Becker del Equipo de Innovación de la CBP (INVNT).
«Estas actividades pueden ser llevadas a cabo por cualquiera, desde una sola persona, hasta organizaciones criminales transnacionales, terroristas o gobiernos hostiles, y demás», dice Becker.
En el desierto o las montañas, los agentes y oficiales tienen que lidiar con el terreno accidentado, mucho calor y humedad y además, por supuesto, pueden encontrarse con aquellos que quieren causar daño», afirma.
«Pero, advierte, también hay muchos peligros cerca de casa», como cuando van «a pueblos, ciudades o puertos» y se topan con condiciones «inherentemente peligrosas».
– Exámenes aprobados-
El equipo trabaja en el proyecto desde hace dos años y medio y ha evaluado a los perros robots para determinar si están «a la altura».
Fueron enviados a una instalación en Lorton, Virginia, para equiparlos con cámaras de vídeo y sensores que permiten transmitir información en tiempo real y datos a las personas que los monitorean.
En ese lugar, el equipo también probó si se pueden manejar desde un ordenador portátil o por control remoto y la forma en la que se desplazan sobre el asfalto, la hierba y las colinas.
Los perros robots aprobaron estos exámenes y pasaron a la siguiente fase, en El Paso, Texas, para ver cómo se desenvolvían en condiciones reales.
Para ello colaboraron con unidades del ejército estadounidense y tuvieron que maniobrar en entornos hostiles, bajo temperaturas altas y con poco oxígeno.
Los perros están diseñados para poder acoplarles distintas cámaras (térmicas, de visión nocturna, con zoom) y sensores (químicos, biológicos, radiológicos…).
Cuando están en funcionamiento permanecen conectados con el operador a través de frecuencias estándares como la radio, Wi-Fi, GPS u otras. Fueron probados en colinas, barrancos, rocas y cargando peso y dieron resultado.
Acto seguido pasaron a instalaciones cubiertas, donde tuvieron que esquivar a individuos hostiles, moverse por pasillos y subir escaleras.
Demostraron después sus habilidades en una zona desértica, donde ejercieron de centinelas, noche y día, y en inspecciones en el interior y debajo de los vagones del tren.
Se desconoce si estos perros robots llegarán algún día a vigilar la frontera, por la que cruzan los migrantes, muchos de ellos centroamericanos, huyendo de la pobreza y la violencia.
En 2021, la policía de Nueva York se desprendió de su perro robot por las reticencias que despertaba entre la población.
Pero el DHS no descarta su uso: «No se sorprenda si en el futuro vemos al robot «Fido» en el terreno, caminando junto al personal de la CBP».