Familia pide ayuda para tratar paciente con bipolaridad

Un periplo desgastante ha atravesado la familia Burdier Cabrera con un paciente de 40 años diagnosticado con bipolaridad desde los 26 años. Residentes en el sector Brisas del Este denuncian que el enfermo los mantiene en una zozobra constante, les roba, les agrede, les molesta.

Esta situación no es nueva para Viviana Burdier, hermana del paciente, quien narra que su padre, su tío y una tía también padecieron bipolaridad, aunque no tenían temas por consumo de sustancias prohibidas, este caso.

Indicó que hacía tres años que su hermano no tenía crisis, pero que desde hace unas semanas su situación es incontrolable y denunció que a la fecha no encuentra un hospital que decida internarlo y someterlo a un tratamiento para estabilizarlo.

“No sé qué están esperando, ¿qué mate a alguien?”, cuestionó Burdier este martes cuando hizo el tercer intento fallido de internar a su hermano en un hospital.

Periplo

Acompañada de su hija Ericka García, la señora Burdier explicó el periplo con su hermano. Después de la Semana Santa decidió llevar a su hermano al hospital Salvador B. Gautier, allí le indicaron unos estudios para someterlo a un tratamiento de electrochoques, estos revelaron que su hermano tenía una dolencia cardiovascular y que en esas circunstancias no procedía el tratamiento, le mandaron a repetir los análisis y lo refirieron a otro hospital porque no contaban con camas para internarlo.

Lo llevamos al Moscoso Puello, allí duró siete días, y lo mandaron a la casa antes de que salieran los resultados del ecocardiograma, mi hermano le prometió a la doctora que se iba a tomar la medicina, pero no fue así, no quiere tomarse las medicinas, fuimos donde la doctora nuevamente, pero nos dijo que no lo internaría, que era paciente de seguimiento ambulatorio”, deploró.

La receta del paciente consiste en somníferos y tranquilizantes. Burdier dijo que para que tomara alguna medicina han tenido que triturar la pastilla y mezclar la sustancia en una bebida, y que ya esa táctica no les funciona porque éste exige que su familia se tome la mitad del contenido para comprobar que no se trata de su tratamiento.

Según el último análisis que «no ha sido interpretado por un cardiólogo», el cuarenteañero tiene taquicardia.

“No nos lo pueden entregar a la familia en esta condición, nos llaman negligentes pero no entienden que no podemos hacer más, nos agrede, va a la casa de la novia de madrugada y le toca la puerta todos los días, se rehúsa a tomar su medicina y está muy violento”, expresó la señora de su hermano, que pese a su padecimiento vive solo.

Burdier pide que su hermano se mantenga recluido en un hospital hasta tanto mejore su frecuencia cardíaca y pueda someterse al tratamiento de electrochoques para insertarlo a la sociedad.

Agresividad

Los familiares y la novia del paciente reportan que éste no duerme desde el miércoles pasado. Roba, consume drogas, los agrede a ellos y a sus vecinos, revelaron.

“Mi hermano no es una persona para llevarlo a la cárcel, él está enfermo y los vecinos están conscientes de eso, lo que necesitamos como familia es que se nos haga caso, que lo internen”, dijo Viviana Burdier.

Este martes, su hermano agredió a su esposo, a su hija le rompió sus lentes, le robó el celular a una persona que de manera agresiva le fue a reclamar, llamaron a la Policía y de esta manera pudieron llevarlo a un tercer hospital en menos de dos semanas: al traumatológico Darío Contreras.

Se pone tan agresivo que las tres veces que lo pudimos llevar al médico ha sido llamando a la Policía”, explicó García, hija de la señora Burdier.

En el Darío Contreras fue sedado y solo le atendieron las heridas por el enfrentamiento de esta mañana.

“Le dieron de alta, solo lo vio un ortopeda”, deploró García.

El Hospital Darío Contreras explicó que su unidad de psiquiatría está siendo intervenida y que luego de la evaluación de un especialista, los pacientes que requieran internamiento son referidos a otros hospitales con áreas de intervención psicosocial.

La señora Burdier cree que el paciente es discriminado porque consume drogas y le preocupa que el sistema de salud no le dé la importancia que requiere al diagnóstico de su hermano, a quien califica como una persona «altamente peligrosa» cuando está en crisis.

“Entiendo el cansancio de los vecinos que han pedido que lo amarren, lo que yo quiero es que lo atiendan”, dijo Burdier.

“Él está enfermo, lo entendemos, él no quiere hacer lo que hace, de hecho, cuando él vuelve en sí llora y lamenta mucho su situación”, narró García.