Duelos colectivos: la delicada situación tras una tragedia
El mes de agosto de 2023 será recordado como uno de los más trágicos en la historia reciente del país. Una explosión en San Cristóbal cobró la vida de al menos 37 personas y dejó 59 heridos. El panorama era devastador, con familiares llorando a sus seres queridos y otros buscando noticias sobre sus seres queridos. Casi un mes después, las familias aún tienen esperanzas de que los heridos se recuperen.
Este sábado, varias familias fueron enlutadas por otra tragedia. Al menos nueve personas murieron en un accidente de tránsito en la carretera La Otra Banda-Verón, en el municipio de Higüey, provincia de La Altagracia. Mientras tanto, una decena de heridos reciben atención médica.
¿Cómo ayudar a estas personas a sobrellevar su duelo?
La psicóloga Karem González, experta en abordaje de duelo, terapeuta familiar sistémica y directora del centro de atención integral Lotus, señala la necesidad de una política estatal de acompañamiento tanto para los sobrevivientes como para las familias de los heridos y fallecidos.
«Nos referimos a duelos colectivos y traumáticos, pérdidas ambiguas. Ciertamente, es una situación catastrófica la agonía de no saber sobre un familiar. Tener un ser querido del que no se sabe si está vivo o no, si está agonizando. Es una situación terrible. Ahí es cuando debemos hacer un llamado a las autoridades para que muestren empatía, se compadezcan, faciliten recursos y brinden asistencia psicológica«, dijo la profesional.
Según el informe preliminar del Cuerpo de Bomberos de San Cristóbal, los monitores de atmósfera utilizados después del evento no detectaron la presencia de gases inflamables como el metano y el etileno, ya que estos fueron consumidos por el fuego, desapareciendo su rastro. Este viernes, las autoridades del Ayuntamiento de San Cristóbal y del Ministerio de Obras Públicas comenzaron los trabajos de demolición en la «zona cero» donde ocurrió la explosión que marcó la vida de los sancristobalenses. Esto revive la situación de duelo e impotencia por la forma en que les fueron arrebatadas las vidas de sus seres queridos.
«Los familiares y amigos cercanos pueden ayudar brindando auxilio y socorriendo cualquier necesidad que pueda surgir, facilitando el día a día», señala González. Sin embargo, no se debe tratar de hacer que esa persona sea optimista en un momento tan delicado. Tampoco se recomienda brindar falsas esperanzas.
«Hay algo que nosotros hacemos intentando aliviar la carga y es brindar esperanzas y tratar de ser optimistas, pero en un momento así es más prudente guardar silencio. Es prudente validar la tristeza, validar la impotencia, acompañar y estar ahí. No se recomienda brindar falsas esperanzas ni crear culpa por no ser agradecidos. En ese momento, el silencio es la mejor compañía», enfatiza.
Tal como dice González, cuando se habla de pérdidas y duelos, la mayoría de las personas no sabe qué hacer ni qué decir. «Somos una sociedad emocionalmente fóbica, que se niega a procesar emociones complejas e intenta, a veces obliga, a ver las cosas desde el lado positivo, pero a veces esto simplemente no es posible», manifiesta.
En todo duelo, enfatiza que el doliente que atraviesa una pérdida ambigua necesita apoyo y validación de su entorno; necesitan permitirse vivir su duelo basado en la realidad del momento. Según ella, los conceptos de justicia y esperanza deben ser reaprendidos, en lugar de forzar al doliente a «cerrar el capítulo».
Es muy importante darle espacio al doliente para lamentarse por lo que pudo haber sido y no será, o lo que pudo ser y no se sabrá. En casos en los que se observe un marcado deterioro físico o psicológico, signos de descuido, descompensación o crisis, es fundamental que los dolientes reciban acompañamiento psicológico en el abordaje de duelo, crisis y traumas. «Es completamente posible y realista tener calidad de vida, incluso en los peores momentos», afirma.
«Es importante indicar que, en términos de recuperación emocional después de un duelo y en este tipo de duelos ambiguos, es imposible hablar de tiempo. Aquí no hay pautas de tiempo, lo que debemos hacer es ser empáticos y acompañar a las personas en sus procesos, durante el tiempo que les tome; algo que es completamente natural», agrega.
«Respetar la dignidad del doliente y la familia, respetar el momento, ser prudente es lo que se requiere». Duelos colectivos y pérdidas ambiguas: la delicada situación tras una tragedia.