Llega al país cadáver de Yariel Pérez, fallecido en México
La llegada del cadáver aniquiló definitivamente la esperanza de la familia: era él. Después de una espera de 42 días desde que ocurrió el accidente en México, la familia de Yariel Pérez por fin recibió el cuerpo que, por lo desfigurado y por el tiempo, no pudieron ver.
El día en que se accidentó el autobús en el que iba junto a 45 inmigrantes, Yariel se comunicó con su madre. Corría el 19 de febrero. La angustia de la familia comenzó al otro día, cuando se enteraron de la tragedia, pero no tenían certeza de que el joven de 27 años estaba entre los 17 muertos.
Recibieron imágenes en las cuales se veía tan desfigurado que no podían identificarlo. Finalmente, el padre de él, quien vive en Estados Unidos fruto de un viaje similar, envió a alguien a México a conseguir la confirmación.
Con el arribo del cuerpo sin vida al barrio en Baní, desde donde salió aprisa con un pequeño equipaje hace apenas días, ha provocado tristeza y llanto en mucha gente que lo conocía.
La madre, la abuela y la tía, en la galería de la casa, no encuentran consuelo. La tristeza es contagiosa y evoca las lágrimas de quienes se acercan.
«Se apagó tu sonrisa» y «a quién yo voy a esperar ahora», son algunas de las frases que la madre (Mary) dice al hijo muerto.
La abuela, Juanita, pide a Dios que ilumine a la juventud: «La desesperación tiene a la juventud ciega…. En veces, por buscar una vida mejor lo que buscamos es la muerte, pero sólo Dios sabrá».
El ataúd está debajo de una carpa en la calle, frente a la casa. Allí, parientes y amigos elevan sus gritos al cielo; varias señoras se desmayan. Detrás del ataúd hay siete coronas de flores.
Dos amigos se aferran al ataúd con botellas de whisky en mano que beben a pico de botella.
El alcohol hace efecto y uno de ellos tiene que ser controlado para evitar que abra la caja de madera, pues lo tienen prohibido.
Los rezos católicos terminan y se enciende una bocina con una bachata que aumenta los lamentos. Al rato, dos de sus amigos encienden dos motocicletas de espaldas al fallecido y empiezan a acelerarla en homenaje a él por su afición a esos vehículos.
Los motores son forzados hasta el límite de su capacidad y pronto el ataúd, los dolientes y las flores quedan envueltos en humo.
Alrededor de la multitud muchos se sientan buscando la sombra, algunos tomando cerveza y ron. Tienen hasta las 5:00 de la tarde para sepultarlo en el cementerio de la comunidad. Dos niñas quedaron huérfanas de padre.
Yariel Pérez y Ana Rosanna: en busca de sus sueños, hallaron la muerte durante viaje ilegal
5,000 dólares
Yariel había intentado llegar a Puerto Rico en yola hace varios años, pero la embarcación fue interceptada y devuelta a República Dominicana, según un vecino cercano.
Volvió a intentar llegar a territorio de los Estados Unidos por México motivado por su padre, quien habría aportado los 5,000 dólares. El papá llegó a Norteamérica hace cerca de 20 años en otro viaje ilegal.
Entre los muertos en el accidente había otra joven de Peravia, llamada Ana Rosanna Zapata, de 36 años de edad.
El tío de Yariel, Juan Cruz, cuenta que del mismo sector se han ido cientos de personas en este tipo de viajes.