Dolorosa despedida de la comunicadora en el Cristo Redentor
Bastaron poco más de cinco minutos para que familiares y amigos presentes en el cementerio Cristo Redentor, dieran su último adiós a la occisa, Chantal Jiménez, de 25 años, quien fue asesinada, a sangre fría, por su expareja sentimental, Jency Graciano, de 35, el pasado Sábado Santo.
Allí, un mar de lágrimas y una tristeza que aumentaba cada vez más, fue el escenario sepulcral que prevaleció entre las 3:35 hasta las 4:00 de la tarde, mientras el cuerpo de la víctima por homicidio era despedido por última vez.
Un padre, arruinado por el asesinato de su “Chanti”, sobrenombre que utilizaba para referirse a la joven, tuvo que sacar fuerzas, en medio de la tristeza que ha nublado su vida, para enterrar el cuerpo de su hija en un ataúd de color blanco y decorado con diseños dorados.
Por su parte, los demás familiares, devastados y con los rostros bañados en lágrimas, también despidieron a Chantal, luego de realizar el recorrido fúnebre que partió desde la calle Josefa Brea, lugar donde se halla la funeraria “Espíritu de Dios”, el espacio que había sido elegido para velarla durante dos días y medio.
Una de las hermanas de la occisa, mientras se dirigía hacia la tumba, justo detrás del ataúd, gritaba con la voz quebrantada lo siguiente: “Ay mi ‘cacona’…, Ay hermanita de la vida…, Ay Dios, qué destrozada me dejaste”. La joven, de cabello oscuro, no podía, ni siquiera, valerse por sí misma. “Ay yo no quiero que tú estés ahí (ataúd). Ay caramba. Ay mi hermana…”, seguía implorando la pariente casi en el piso, una y otra vez. El sepelio estuvo arropado por una multitud de amigos y conocidos de la víctima, quienes se despidieron de ella arrojando pétalos de rosas al ataúd.
Allí, los arreglos florales colmaron el sepelio, al igual que un clima despejado, a causa de un sol radiante y nubes blancas que se esparcieron por todo el cielo.