Piden intervenir balneario en Constanza por ruido
Su sueño de un descanso placentero en medio del verdor y el frío de las montañas de Constanza se ha interrumpido de forma abrupta por el retumbar de las bocinas.
Un negocio de expendio de bebidas alcohólicas, justo al lado del letrero que, en una ocasión, colocó alguna autoridad alertando que están prohibidos la música alta y las bebidas alcohólicas en esa zona que bordea al río La Palma, sería la fuente del ruido, un “musicón” constante hasta horas de la madrugada que no les da sosiego.
La denuncia la hacen miembros de la Junta de Vecinos Altos de Arroyo Frío, en Arroyo Frio, Constanza. Ellos son un grupo de propietarios que adquirieron terrenos en el lugar desde hace más de 15 años, en algunos casos, cuando todavía era un lugar “tranquilo” donde su podía ir a descansar en la quietud de la montaña.
“Eso es un desastre lo que hay ahora”, dice uno de los denunciantes, en referencia a que, al lugar, donde su ubica el balneario Los Patitos, llegan personas de la zona y otras áreas a escuchar todo tipo de música a muy alto volumen. Aunque es más frecuente los fines de semana, las parrandas se dan también en días laborables, aseguran.
Uno de los vecinos midió los decibeles a distintas horas de la noche y, en todos los casos, el marcador del aparato sobrepasaba los 50 que se permite durante la noche en zonas residenciales, incluso los 60 permitidos durante el día.
Ninguno de los denunciantes ofrece su nombre, alegando tener miedo a las represalias. Ya un vecino que se quejó por la música alta fue amenazado por uno de los lugareños con contaminarle toda el área de su vivienda con gallinaza (producto a base del estiércol de aves que se utiliza en la agricultura como abono de la tierra).
Temen que pueda generarse una situación fuera de control, que les afecte a ellos o a alguno de sus huéspedes, pues muchas de sus viviendas son alquiladas para turismo interno.
Salud Pública resalta daños ocasionados por la contaminación sonora
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Por eso están demando públicamente la intervención de las autoridades, a las que ya han contactado mediante comunicaciones sin que les den respuestas. El 30 de noviembre del año pasado, dirigieron una carta al Ministerio de Medio Ambiente expresando su preocupación por la contaminación sonora y demandando su intervención.
Luego, el 8 de marzo de este 2023 volvieron a enviar cartas con los mismos motivos al Ministerio Público, vía la Procuraduría de Medio Ambiente, y a la Dirección Especializada Antirruidos de la Policía Nacional.
En ninguno de los casos han recibido respuestas, aunque reconocen que, en alguna ocasión, agentes policiales van al lugar, la música baja por 5 minutos mientras están ahí, pero luego vuelven a subirla.
Los denunciantes aseguran que no quieren prohibiciones extremas, sino que las autoridades regulen el lugar para que ellos y todos los vecinos puedan descansar un poco. “Que le bajen un poco a la música y que se regule el horario en el que pueden ponerla, es cuánto pedimos”, dijo uno de los vecinos, en visita a Diario Libre.