¿Corrupción en los deportes?
La corrupción está en todas las esferas de la vida y en cualquier país, y el deporte no escapa de ello. En cualquier rama deportiva se han visto casos de atletas que han hecho trampa para sacar ventaja en competiciones, y esto a la larga, afecta la credibilidad de tales disciplinas.
Lo más común en estos tiempos es el dopaje. Atletas de diferentes disciplinas como la halterofilia, carreras, ciclismo, o hasta el boxeo han incurrido en esta mala práctica, y cientos de ellos han pagado las consecuencias, pero peor aún es ver que árbitros se confabulen para beneficiar un equipo y perjudicar a otros.
Tal es el caso que ocurrió en la NBA, considerada la mejor liga de baloncesto del mundo, en la que un exárbitro Tim Donaghy vendía información privilegiada de los partidos y apostaba en los juegos en que participaba, influyendo grandemente en los resultados, teniendo un 77 % de éxito en sus predicciones.
Fue tan alto el escándalo que hasta el FBI se involucró en la situación, pero al final no pudieron continuar con el caso. Esto puso en tela de juicio la integridad de la NBA en todo los niveles, ya que el mismo Donaghy ha revelado que venían directrices desde arriba a todos los árbitros, y que estos tenían que dar un trato preferencial a las superestrellas.
Si quieren saben más sobre este exárbitro de la NBA, les recomiendo que vean la serie de Netflix Operación Falta Flagrante, donde este señor da todos los detalles de lo ocurrido en el tiempo que fue parte de la liga.
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Sería interesante analizar si hay posibilidades de que en el béisbol, los umpires pueden amañar los paridos por intereses particulares. Y es que a pesar de que ha habido malas prácticas en el pasado, nunca se ha señalado la integridad de los árbitros de las Grandes Ligas, a pesar de que estos influyen en el resultado de los juegos, más que en otros deportes.
Es muy difícil manipular un juego de pelota, por la sencilla razón de que se vería bastante obvio, además de que no se tiene un control absoluto de hacer lo que se proponga. Para que tengan una idea de lo que les digo: Si un bateador tiene la intención de poncharse para beneficiar al contrario, tiene que hacer swing a todo lo que le lancen, pero puede ocurrir que el lanzador esté descontrolado y que no lance cerca del plato, o si abanica puede ocurrir que le pegue de hit a la bola, etc.
En otras, palabras son tantas variables que puede ocurrir, que ni los jugadores, ni los managers o los árbitros tienen todo el control para manipular un partido, si muchas veces cada uno de ellos quieren hacer su trabajo bien y fallan, imagínese si intentaran hacerlo mal, podría terminar haciéndolo bien. Además, si existiera el intento de fallar adrede, saltarían las dudas inmediatamente de que si alguno de los involucrados estén comprados.
En 1919 el equipo de los Chicago White Sox (conocidos en ese entonces como los Medias Negras) perdieron la Serie Mundial ante los Rojos porque algunos de sus jugadores fueron sobornados por la mafia para que fallaran en los juegos, pero todo esto no quedó impune y cuando salió el escándalo, la MLB expulsó de por vida a esos jugadores.
Otro caso un poco más moderno fue de Pete Rose, que a pesar de ser el rey del hit de todos los tiempos (4,256), fue expulsado de por vida por la MLB por estar apostando en los partidos que este dirigía cuando fue manager de los Cincinnati Reds en la década de los 80, incluso, ni siquiera está en el Salón de la Fama a pesar de tener el récord de más imparables como jugador.
Estos dos ejemplos nos enseñan que las Grandes Ligas no permiten que nadie involucrado en el juego altere el resultado del mismo por apuestas o por sobornos. Cabe destacar que hasta el día de hoy no ha salido ningún escándalo de que altos ejecutivos bajen “líneas” para beneficiar a algún jugador o equipo.
De esto hay que estar bien claros: una cosa es hacer trampa para tener ventaja y otra es venderse al mejor postor para beneficiar a terceros.
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