Tammy amenaza islas del Atlántico

Residentes del turístico enclave mexicano de Los Cabos se preparaban para la llegada del huracán Norma que seguía acercándose al extremo sur de la península de Baja California para tocar tierra previsiblemente el sábado, mientras en el Atlántico el huracán Tammy amenazaba las islas de las Antillas Menores.

En el Atlántico, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos indicó que el huracán Tammy tenía vientos de 140 kph (85 mph) y se emitieron alertas de huracán para las islas de Guadalupe, Antigua, Barbuda, Montserrat, y San Cristóbal y Nieves. Tammy se movía hacia el noroeste a 13kph (8 mph).

Tammy se encontraba a unas 85 km (55 millas) al este de Martinica y a 220 km (135 millas) al sureste de la isla caribeña de Guadalupe y se movía hacia el oeste-noroeste a 15 kph (9 mph).

Se esperaba que Tammy mantuviera su fuerza de huracán e incluso se fortaleciera ligeramente a medida que avanzaba hacia las Antillas Menores durante el sábado, pasando por Guadalupe, Antigua y Barbuda. Tanto Martinica como Guadalupe son departamentos franceses de ultramar.

El Centro de Huracanes preveía fuertes lluvias e inundaciones en gran parte de las Antillas Menores.

Los habitantes de Antigua y Barbuda –un país formado por dos islas gemelas– se preparaban para la llegada de Tammy dos semanas después de verse afectados por la tormenta tropical Phillippe, que dejó entre 15 y 20 centímetros de lluvia y sumió a ambas islas en la oscuridad. Ahora se preveía que el nuevo ciclón dejará más de 30 centímetros de lluvia en la nación que quedó devastada en 2017 por el huracán Irma y que todavía se resentía por los daños de Phillippe.

“Esto significa que la tierra está todavía algo saturada y con lluvias adicionales, el potencial de inundaciones es elevado”, dijo el primer ministro Gaston Browne en una transmisión nacional el viernes por la tarde. El mandatario instó a los residentes a tomar todas las medidas necesarias para asegurar la vida y sus propiedades.

Las oficinas gubernamentales, los bancos y la mayoría de las grandes empresas cerraron temprano el viernes para que el personal pudiera prepararse. Las prisas de los residentes por abastecerse de artículos de primera necesidad provocaron atascos en St John’s y cerca de los centros comerciales y supermercados más populares.

Las autoridades locales de gestión de catástrofes anunciaron planes para abrir unos 40 refugios en comunidades de todo el país.

Huracán Norma

Los comercios de Cabo San Lucas colocaron láminas de madera contrachapada sobre sus ventanas y el personal del gobierno colgó pancartas advirtiendo a la gente desde el viernes que no intentara cruzar barrancos ni cauces de arroyos pues Norma comenzaba a dejar fuertes lluvias en la zona.

A primera hora del sábado, Norma se había debilitado ligeramente y había bajado a categoría 2. Se encontraba a 45km (30 millas) al oeste-suroeste de Cabo San Lucas con vientos de 155 kph (100 mph) y moviéndose a 13kph (8 mph), según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

Se esperaba que Norma continuara en esa trayectoria hasta la noche antes de girar hacia el noreste y debilitarse el lunes.

El lento paso del huracán aumentaba la posibilidad de graves inundaciones. Se esperaba que Norma arrojara entre 15 y 30 centímetros de lluvia, con un máximo de 30 centímetros en algunas zonas del sur de Baja California y gran parte del estado de Sinaloa.

Hector Amparano, de la Coordinación Nacional de Protección Civil, dijo que el sábado por la mañana ya habían unas 1.500 personas en refugios de Baja California.

Protección Civil de Los Cabos instó a los residentes a permanecer en interiores durante todo el día a medida que aumentaban los vientos y la lluvia mientras los trabajadores de servicios de emergencias se apresuraban a evacuar a las personas de las zonas bajas de la ciudad y trasladarlas a los refugios.

La policía de San José del Cabo rescató a dos personas de su camioneta cuando una corriente de agua la arrastró a primera hora del sábado y zonas populares quedaron convertidas en pequeñas islas incomunicadas entre sí y rodeadas por cauces de agua. Algunas áreas se quedaron el sábado por la mañana sin energía eléctrica ni internet.

Los hoteles de Los Cabos, frecuentados sobre todo por turistas extranjeros, seguían casi llenos, a tres cuartos de su capacidad, y los visitantes habían decidido no marcharse, según la secretaria de Turismo de Baja California Sur, Maribel Collins.

Aunque tampoco había mucha alternativa porque con la lluvia que ya caía en Los Cabos, algunos vuelos de entrada y salida fueron cancelados el viernes y el sábado los aeropuertos permanecían cerrados, según la oficina local de protección civil.

La asociación hotelera local estimó que había unos 40.000 turistas en Cabo San Lucas y San José del Cabo.

El viernes, una pareja de San Diego caminaba por las desiertas calles de Cabo San Lucas, dispuestos a quedarse en la zona porque el torneo de pesca deportiva en el que iban a participar se había aplazado hasta la semana siguiente.

Los puertos estaban cerrados. En el puerto deportivo, locales intentaban proteger sus embarcaciones como José Ceseña, que sacaba agua de su barco con el que suele transportar a turistas.

Homero Blanco, comandante estatal de la Guardia Nacional, dijo que se había ordenado el cierre de las playas y se habían enviado tropas de la Guardia para desalojar a la gente de la orilla del mar, donde no faltaba algún curioso.

El gobierno federal envió 500 militares a este enclave turístico para ayudar con los preparativos para la llegada de Norma y las autoridades municipales dijeron que podrían abrirse hasta 39 refugios de emergencia en caso necesario.

Se emitió un aviso de huracán para el extremo sur de la península de Baja California, y se preveía que Norma llegara ya como tormenta tropical a la costa occidental del Pacífico mexicano.

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La periodista de AP Anika Kentish contribuyó con esta historia desde St. John’s, Antigua.