Toxicólogo, médico poco frecuente y necesario en caso Torre Piantini

Según la definición encontrada en el libro “Introducción a la toxicología ocupacional y ambiental”, escrito por Daniel T. Teitelbaum, la toxicología es la ciencia que se ocupa de “estudiar los efectos nocivos de los agentes químicos, biológicos y de los agentes físicos en los sistemas biológicos y establece, además, la magnitud del daño en función de la exposición de los organismos vivos a previos agentes, buscando a su vez identificar, prevenir y tratar las enfermedades derivadas de dichos efectos”.

Diario Libre conversó con Jesús Boadas, médico venezolano, radicado desde hace ocho años en el país, con especialidad en toxicología, quien explicó que estudió esta rama de la medicina en Caracas y que se ha encargado de transmitir sus conocimientos a galenos dominicanos a través de asignaturas y cursos cortos, como parte de maestrías y diplomados, pero que no existe un Centro Nacional de Toxicología como en el que realizó su posgrado en su tierra natal.

“Hay que hacer una especialidad, no se hace aquí en el país”, afirmó el doctor, con conocimientos también en medicina ocupacional.

“Lamentablemente, en el país no existe un centro especializado o ni siquiera una unidad, porque a veces pensamos en un centro como algo grandísimo, pero quizás lo pudiésemos llevar a algo más pequeño como una unidad dentro de un hospital, una Unidad de Toxicología o un Servicio de Toxicología”, agregó.

Boadas señaló que “República Dominicana es el único país dentro de la región que todavía no cuenta con un centro especializado” de este tipo.

Ante la intriga de qué hacer en caso de sospechar que un familiar está sufriendo una intoxicación por un producto químico, su respuesta fue: “en ese caso, solo queda llevarlo a cualquier hospital grande o centro de salud de nivel intermedio o alto, porque, probablemente, va a necesitar atención especializada de médico internista, médico emergenciólogo o pediatra, en el caso que sea un niño”.

Falta de capacitación

Boadas fue enérgico al dejar en evidencia la necesidad de más y mejor capacitación de los doctores dominicanos en esta rama de la medicina y la farmacología.

“La mayoría del personal médico no está bien capacitado en temas de diagnósticos y tratamiento de intoxicaciones”, aseguró.

Insistió en que los galenos dominicanos deben mantenerse actualizados con los talleres y cursos que aquí se ofrecen a falta de una especialidad completa, “ya que no tenemos un centro especializado, pero por lo menos, que el personal de salud cuente con los conocimientos mínimos para atender estos casos”. 

Boadas se expresó así amparado en su perfil como docente, ya que, de acuerdo con sus palabras, es el médico por excelencia contratado en los últimos años para impartir estos talleres, respaldado por universidades como la Autónoma Santo Domingo (UASD) y la Universidad Iberoamericana (Unibe), así como la Sociedad Dominicana de Emergenciología.

En la actualidad, las intoxicaciones son manejadas “según los síntomas y según los conocimientos que tenga la persona que está atendiendo. Realmente no hay algo formal en el país para manejar este tipo de pacientes. Ha habido iniciativas pero todavía hay un camino que recorrer”.

Con relación a las guías de manejo, Boadas pide que sean actualizadas, tanto en el Ministerio de Salud Pública como en Agricultura, porque datan de muchos años.

De igual modo, recordó que además de los plaguicidas, puede haber intoxicaciones por drogas, por hidrocarburos, por metales en zonas de minería, por alcohol adulterado e intoxicación alimentaria.

Sobre los plaguicidas

“El uso de plaguicidas es bastante delicado. No es igual comprar un insecticida en el supermercado para matar una cucaracha a cuando se hace un proceso de fumigación con el uso de un producto de uso industrial, que amerita un manejo mucho más delicado, precisamente para evitar intoxicaciones, no solamente de la persona que habita en esa vivienda, sino de la misma persona que lo está aplicando”, detalló el toxicólogo.

Boadas indicó que, a la hora de vender un producto de este tipo, las empresas de fumigación deben otorgar la información completa del compuesto, incluyendo un documento que se llama “hoja de seguridad”, donde “está la información completa del producto, los riesgos que tiene este producto para la salud y también los síntomas que puede causar. En caso de que tenga antídoto, cuál es y los primeros auxilios”.

Asimismo, especificar si se usa para espacios abiertos, espacios cerrados y la especificación de qué tipo de plaga se controla con esa sustancia.

  • La hoja de seguridad también incluye las condiciones de bioseguridad para manipular ese componente químico: si hay que usar guantes, tapabocas, traje especial, mantener la ventilación, etcétera. 
  • “Normalmente, los productos que se utilizan para fumigar hogares y oficinas son ligeramente tóxicos”, acotó.

El experto aclara que los síntomas de envenenamiento dependerán de la sustancia con la que se estuvo en contacto, pero, de modo general, suelen producir: nauseas, vómitos, dificultad para respirar, sudoración, alteración del corazón, hígado y riñones. 

A largo plazo, podrían dejar secuelas neurológicas, musculares y respiratorias.

Fosfina

En el caso del fosfuro de aluminio o fosfina, componente que se habría utilizado para fumigar contra comején en un apartamento en la Torre Da Silva 3, Boadas indicó que suele utilizarse en graneros contra ratas e insectos y no para lugares pequeños y cerrados.

«Es un producto muy tóxico, altamente tóxico y puede causar en el humano problemas renales, hepáticos, cardíacos y de coagulación (sangrados) en pocas horas. Su tasa de letalidad es altísima por la gran toxicidad que tiene» Jesús Boadas Toxicólogp