Importancia de conocer y manejar en la empresa y en la política la información y la desinformación
PUERTO PLATA.-El pasado domingo 18 del cursante mes de febrero se llevaron a cabo en República Dominicana elecciones municipales.
Ese proceso incluyó las primarias internas para escoger los candidatos y los comicios en los que se eligieron 158 alcaldes y regidores.
Asimismo, en dicho evento comicial fueron seleccionados 235 directores distritales y vocales, que regirán sus demarcaciones.
Sin embargo, la mayoría de ellos sólo tiene un conocimiento empírico superficial, de la información y la desinformación.
La inmensa mayoría sólo sabe comprar votos, entrega de nombramientos, pensiones y recursos mal habidos.
Pocos saben que un liderazgo del siglo XXI está condicionado más que por ninguna otra cosa por la suprema importancia actual de la información.
Es tanta su importancia que en muchas de las grandes empresas existe un Manual de Gestión de Comunicación (MGC).
Esa herramienta de conveniente uso contempla:
1.-El plan estratégico de imagen corporativa que debe regir toda la información.
2.-El diseño orgánico y funcional de la dirección de la comunicación.
3.-Las normas generales de comunicación y las políticas frente a los mass media.
4.-La definición del entorno comunicativo de acuerdo a la diferenciación de públicos.
5.-El plan de objetivos y acciones de comunicación e información.
En el MGC tendrá una trascendencia principal la comunicación del presidente como esta tregua de la comunicación, como gestor principal de la comunicación interna y externa y como instrumento de la imagen corporativa.
Nicolás Maquiavelo, hace más de 500 años, no podía siquiera imaginar el desarrollo que tendría la imprenta, Gutember había muerto sólo un año antes de que él naciera en 1469- y murió sin conocer que llegarían otros medios de información capaces de llegar a la totalidad de la masa humana como la radio, la televisión. Internet….
Sin embargo, ya se daba cuenta de la importancia enorme que ya tenia en su época la opinión pública y por esa razón escribió en el capítulo XVIII de El Príncipe: No es necesario que un príncipe tenga cualidades, pero es totalmente necesario que parezca poseerlas.