Así pasan las fiestas los estudiantes extranjeros en Londres, epicentro de la nueva cepa del Covid
Hace apenas una semana, a mediados de diciembre, el panorama en Londres estaba más claro. Un grupo de jóvenes estudiantes internacionales, reunidos en Waterloo, discutía dónde serían sus vacaciones navideñas, compartían sus contactos de WhatsApp y comparaban precios de boletos de trenes para irse de paseo por Reino Unido después de un primer trimestre caracterizado por la ansiedad provocada por la pandemia.
Tres días después sus planes se fueron por la borda. El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció un confinamiento en la capital y con eso la prohibición de viajes fuera de Londres.
El descubrimiento de una nueva cepa del coronavirus mantiene en vilo a miles de estudiantes internacionales, quienes pasarán en la mayoría de los casos sus primeras navidades fuera de casa en residencias universitarias, donde también han impuesto restricciones.
Cada año Reino Unido recibe en promedio 700,000 estudiantes internacionales, de acuerdo con un informe publicado en 2018 por el Comité Asesor de Migración de Reino Unido. Desde que este grupo llegó el pasado otoño, tenían que hacer una cuarentena obligatoria de quince días.
Semanas después el gobierno introdujo más restricciones que terminaron en un confinamiento nacional de un mes, finalizado el 2 de diciembre, fecha que para muchos marcó el fin de las medidas, el inicio de la época navideña y con esto los encuentros, las cenas y los viajes característicos de la temporada.
Antes de escuchar la noticia, Alejandra Alonso Angulo tenía la esperanza de al menos pasar la Navidad en casa de algún compañero. Ya Londres estaba en Tier 3, pero Johnson había informado semanas antes que entre el 23 y el 27 de diciembre habría una brecha para compartir con familiares y amigos durante las festividades.
“Ale”, como le gusta ser llamada, vino desde Cuba en un vuelo humanitario. Los aeropuertos estaban cerrados por la pandemia. Cuando salió de su país no pudo abrazar a sus padres ni a sus abuelos por miedo a contagiarlos. Tampoco a sus amigos. Ahora desería estar con ellos, principalmente con su abuela quien siempre prepara en Navidad sus famosas torrejas.
En un principio Boris Johnson informó que durante los cinco días de brecha podrían reunirse con al menos un par de personas. Sin embargo, en la actualidad las restricciones obligan a las personas a mantenerse en casa y evitar la mezcla en lugares cerrados.
Ale esperaba pasar Navidad bebiendo ron, jugando dominó y escuchando música cubana mientras cenaba con amigos. La realidad es que se la pasará dentro su “pequeña habitación”, como ella describe, en la residencia universitaria de Westminster, en Londres.
“Celebraré propiamente la Navidad y otros eventos importantes cuando toda esta locura termine”, dice la joven de 24 años que estudia una maestría en Periodismo Multimedia.
Ale pide como deseo de Navidad poder ver nueva vez a sus abuelos. Desde que salió de Cuba no se ha comunicado con ellos porque no tienen internet en casa.
Hasta el 18 de diciembre, un día antes del anuncio del confinamiento en Londres, la mayoría de universidades de Londres estaba tomando pruebas gratis para detectar coronavirus y permitir que los estudiantes internacionales viajaran a sus destinos favoritos en Navidad.
Ahora más de cuarenta países han prohibido conexiones aéreas con Reino Unido por miedo a la expansión de la nueva cepa que, según Boris Johnson, puede contagiar un setenta por ciento más rápido que el Sars CoV2.
Sus planes ya cambiaron
Selene Mazon también estudia una maestría en Periodismo en la misma universidad que Alejandra. Llegó a Londres en septiembre y sus planes eran pasarla con otros compatriotas mexicanos en una cena navideña, en donde también compartiría con otros estudiantes.
La cena iba a consistir en cuatro menús. Se haría en casa de uno de los estudiantes y cada uno de los invitados tenía que contribuir para hacer los platillos tradicionales de México.
“Me emocionaba mucho conocer a esas personas que solo conozco por mensajes. No quería pasarla sola en Navidad, quería pasarla en un ambiente familiar, en el sentido familiar de México”, explica la joven periodista.
Selene, quien vive con otras jóvenes extranjeras, dice que a pesar de que en Ciudad de México su familia no preparaba una gran cena ni decoraba un árbol de Navidad gigante, siempre la pasaban juntos viendo televisión y tomando el ponche que prepara su mamá.
“Extraño a mis hermanas, la risa de mi papá y he extrañado los abrazos de mi mamá. Voy a extrañar su ponche que yo creo que es lo que más me gusta de esta temporada, que es una bebida caliente con guayabas, con caña de azucar y tejocote”, dice.
Desde que escuchó las medidas del pasado sábado 19 de diciembre, las ha recibido con resignación. Hasta el momento no tiene muchos planes mas que leer y correr con regularidad alrededor de su vecindario.
“El día antes del anunció del ‘lockdown’, yo estaba un poco dudosa sobre cuántas personas ibamos a ser en esa cena porque en México también se declaró semáforo rojo y en todas partes del mundo este virus no cesa”, comenta Selene.
Antonio Romero Rubio, quien estudia una maestría en Salud, Planificación y Financiamiento en London School of Economics (LSE), también es mexicano. Sus planes iniciales antes de llegar a Reino Unido era hacer un “Euro-tour”, ir a mercados navideños en Bruselas, Italia y Francia.
Luego las restricciones en Reino Unido y demás países troncharon sus planes. Ante este escenario optó por planificar viajes por Inglaterra y Escocia, pero tampoco fueron posibles.
“También dentro de los planes era que los mexicanos nos reuniéramos para hacer una cena. Nos íbamos a juntar tres ‘households’ (personas de distintas casas), pero ya como no se pueden mezclar ‘households’ ya nos avisaron que no se iba a poder a hacer. Ahora cada quien la va a pasar por su lado”, añade el joven.
Toño, como es conocido entre sus amigos, dice que estas navidades serán complicadas y que aunque en un principio en la residencia estudiantil donde vive harían una cena con los estudiantes, también fue suspendida por las restricciones del pasado fin de semana.
“Para las personas que viven solas creo que es más complicado porque pueden pasar por depresión, no pueden regresar a sus casas por el tema de la cuarentena. Esperemos que la pasemos bien a pesar de todo”, dice.
Antes de llegar
Antes de que Joan Santani se trasladara más de 10,500 kilometros de su hogar en Malasia ya estaba pensando en cómo celebraría Navidad y Año Nuevo en Londres. No es la primera vez que la estudiante de Birkbeck, University of London, está en la capital inglesa, pero sí viviendo en Reino Unido.
“Estuve aquí antes, en 2016, durante la temporada festiva y fue tan espléndido. Pero ahora mismo estoy muy frustrada con las restricciones de Londres. El gobierno debería haber comenzado con reglas más estrictas hace dos meses para que ahora pudiéramos tener una reunión navideña con amigos de diversos orígenes”, explica Santani, quien hace un Máster en Periodismo.
A diferencia de otros estudiantes, Santani, de 34 años, no pasará su Navidad tan sola pues vive con otros tres compañeros de casa a quienes iba a presentar a otras personas durante una multicultural cena navideña en su apartamento.
De haber sabido de las medidas tomadas en la actualidad habría viajado de vuelta a Malasia para pasarla con sus familiares y amigos.
A pesar de todo se siente agradecida de que al menos puede celebrar la Navidad y aunque no podrá ir a la Iglesia durante la mañana y tener una gran encuentro por la noche, sí planea tener sesiones de baile en su apartamento para entretenerse luego de la cena con sus compañeros de casa.
Quería compartir
Dalia Elasi es musulmana y para ella la Navidad no es una festividad tradicional. En Egipto es común que para fines de año las personas salgan a celebrar y, sobre todo, de compras en centros comerciales.
A pesar de esto la joven, que estudia Salud Pública en London School of Hygiene and Tropical Medicine, quería compartir con estudiantes internacionales durante estas vacaciones decembrinas.
Su plan inicial era reunirse en una casa con amigos que vivan en Londres. Pero por las medidas solo tiene como opción ir a un parque, hacer un picnic y verse con otra persona para seguir con las medidas y evitar contagios de la nueva cepa del coronavirus.
“El desafío que tenemos es que el 25 de diciembre los trenes y los buses no estarán laborando así que nuestra opción sería caminar o irnos en bicicleta”, comenta Elasi.
Otro de los planes es invitar a una amiga egipcia con quien comparte la misma residencia universitaria para preparar una cena y luego ver una película juntas.
“Mi único consuelo por el momento es que las restricciones nos permiten salir a tomar aire fresco y caminar con otra persona”, indica.
En Egipto se celebra oficialmente la Navidad el 7 de enero y es un día festivo.
Las medidas de “Tier 4” se iniciaron el pasado domingo 20 de diciembre en Londres y consisten en que solo ofrecerán servicios los negocios esenciales como supermercados, bancos y farmacias; los restaurantes y bares podrán laborar bajo el concepto de “take away” o delivery.
Los viajes fuera de Londres están prohibidos a menos que sean de emergencia, así como visitar amigos o quedarse a dormir fuera de casa.
En el caso de que la Policía se percate de la violación de una de estas reglas podrían pagar multas de entre 200 a 10,000 libras esterlinas, dependiendo de la ofensa.
A partir del “Boxing Day”, el 26 de diciembre, un promedio de 24 millones de personas estarán bajo más medidas de confinamiento en Inglaterra. Las ciudades agregadas por el gobierno fueron Essex, Sussex, Oxfordshire, Suffolk, Norfolk y Cambridgeshire.