A 59 años de los hechos de abril del ‘65
Pasado mañana 24, se cumplen 59 años de la gesta de abril del 1965, donde muchos dominicanos de origen, otros de sentimientos y algunos “extranjeros”, perdieron la vida, al margen de toda inclinación política, patriótica o de enfrentamiento de ideas. Millares de eventos anónimos, se van perdiendo con el eterno girar de la rueda del tiempo, a medida que los actores directos e indirectos, abandonan el plano terrenal. La Revolución de abril, es un evento histórico abierto ya a la especulación, al “análisis frío” de tantos que no vivieron el abierto proceso conspirativo, ni el desencadenamiento de los sucesos político-militares. Trastornada la vida ciudadana en ese convulso espacio de tiempo, ninguna familia dominicana escapó a sus consecuencias. Muchos arrastrando el dolor de sus muertos; otros con traumas de infinitas formas: con propiedades, con afecciones laborales y los más, con un desasosiego generalizado al lucir ingobernable, un país intervenido, en manos de fuerzas e intereses extranjeros. En general todo el país sufrió la alteración de la continuidad de la vida y de manera más aguda, en la ciudad capital. Después de la decapitación de la dictadura, quedaban muchos temas pendientes frente a una ciudadanía insatisfecha, de cara a un perverso desempeño político, unas Fuerzas Armadas carentes de norte y en procura de recuperar el papel atropellante que jugó con el dictador y todo con la cultura de la división entre militares y civiles; una actitud de rapiña de todo el que tenía algún poder y más que nada, el irrespeto absoluto a las decisiones ciudadanas mayores, con la frustración del primer gobierno democrático en más de 30 años. Eran tiempos de gobierno ilegítimo, plagado de rampante corrupción, con visos de ingobernabilidad, con el poder fragmentado en grupúsculos que exigían privilegios particulares y sobre todo, carente de respaldo popular. Hoy, con la de descodificación de documentos claves, se comprueba que la invasión de 42,000 “marines” y el despliegue de una desproporcional fuerza militar, obedecía a maniobras políticas en los Estados Unidos, para alimentar con tropas frescas la impopular y descabellada Guerra de Vietnam. El “invento” de la FIP (Fuerza Interamericana de Paz) “embarró fuera del cajón” a la ya desacreditada OEA y nos llenó de unos pobres soldados desarraigados, trasladados a tierras extrañas, en un conflicto ajeno, que nunca entendieron. La vida dominicana marca ese 24 de abril, como un antes y un después. Era el inicio de “otra” República, con heridas sin sanar. traumas sin curar, sin vencidos ni vencedores, con cicatrices visibles y aunque con decisiones políticas al margen de las voluntades dominicanas, que comprometían la libertad de acción propia de una nación libre e independiente, iniciábamos, como otras tantas veces, el regreso a la esperanza, dando sentido a los gastados versos del canto patrio: …“Que, si fuese mil veces esclava, otras tantas, ser libre sabrá”. ¡¡¡Cuanto hemos caminado y cuanto falta por hacer…!!!
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