«¡Más perdido que el hijo de Lidnbergh!», popular frase del español dominicano sobre un secuestro
Desde pequeños los dominicanos escuchamos y usamos una frase de la que no necesariamente conocemos su origen. La expresión: “¡Más perdido que el hijo de Lindbergh!”, se generó tras el rapto del hijo del reconocido piloto estadounidense Charles Augustus Lindbergh y en nuestro país la usamos para señalar que alguien desconoce por completo sobre alguna situación.
El secuestro ocurrió un 1 de marzo de 1932 en Hopewell, New Jersey. En el cénit de la popularidad de Lindbergh, su hijo de un año y ocho meses fue secuestrado del hogar familiar por Bruno Richard Hauptmann Giugni.
Según la acusación, el hombre construyó una escalera con la cual subió a un balcón de la casa donde se encontraba el bebé y se lo robó sin que se dieran cuenta hasta media hora después.
El hombre pidió un rescate por 50 mil dólares que le fueron pagados en certificados de oro, pero no devolvió el niño. Estuvo desaparecido hasta que el 12 de mayo de 1932, 11 días después, un camionero encontró un cadáver en descomposición que fue identificado más tarde como el de la criatura.
Charles Augustus Lindbergh fue el primer piloto en realizar un vuelo sin escala desde Nueva York hasta París. Lo hizo en el año 1919 y por la hazaña recibió un premio de 25 mil dólares otorgado por el filántropo Raymond B. Orteig.
Voló en un avión monoplano de un solo motor Ryan NYP (un Ryan M-2 modificado), bautizado como “Spirit of St. Louis”. El vuelo duró 33 horas y 32 minutos.
También fue entrenador militar de vuelo de los Estados Unidos y un aviador de vuelos comerciales. Lindbergh logró trascendencia internacional en América Latina al completar un viaje por la región que incluyó a República Dominicana entre de 1927 y febrero de 1928.
Hauptmann Giugni fue atrapado luego de usar los certificados en una tienda donde identificaron el dinero y anotaron la placa del vehículo en el que viajaba. El hombre fue encontrado culpable tras un extenso juicio en el que aseguró su inocencia. Entonces, lo condenaron a la pena capital. Fue ejecutado el 3 de abril de 1936.
Según el fiscal, la muerte del niño, a causa de un golpe en la cabeza, pudo haberse producido de manera accidental al caer mientras era descendido por su raptor mientras bajaba las escaleras del balcón. Tras el suceso, el secuestro fue considerado un crimen federal.