Origen de los nombres de los operativos anticorrupción de la Procuraduría

Muchos se estarían preguntando a qué obedecen los nombres que la Procuraduría les ha puesto a los últimos tres operativos anticorrupción que ha desarrollado desde finales de noviembre pasado.

AntiPulpo, Caracol y Coral son los nombres que ha dado a conocer la PGR.

¿En qué se relacionan estos tres términos?
Todas las operaciones ejecutadas llevan a un solo objetivo: intentar poner fin a la corrupción administrativa, por eso los términos que utiliza se entrelazan uno con otro. El pulpo se come al caracol y los corales protegen al pulpo, desenvolviéndose los tres elementos relativamente en un mismo ambiente.

Los operativos, que son dirigidos por la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA) se han denominado “Operación Antipulpo”, ejecutada a finales de noviembre de 2020, y donde fueron apresados, 10 exfuncionarios del pasado Gobierno, incluyendo a los hermanos del expresidente Danilo Medina, Alexis y Magalys Medina Sánchez, acusando al primero de ser el cabecilla de un entramado que manejó más de cuatro mil millones de pesos.

La operación fue denominada así, al considerar a Alexis Medina como un pulpo con decenas de ramificaciones en su entorno, en referencia a la cantidad de empresas que se crearon para manejar el entramado de corrupción.

Mientras que la mañana del pasado lunes 22 de febrero, la ciudadanía se hizo eco de otros allanamientos a residencias y la sede de la Cámara de Cuentas, a la que se le denominó «Operación Caracol”.

El caso involucra a los miembros de la CC, cuyo pasado presidente, Hugo Francisco Álvarez Pérez, ha tenido que presentarse en varias ocasiones ante la Procuraduría para ser entrevistado en torno al manejo que le dieron a las auditorías durante su gestión.

Se les atribuyen los delitos de obstrucción de la justicia, coalición de funcionarios, falsificación de documentos públicos, asociación de malhechores, complicidad en los tipos penales de desfalco, estafa contra el Estado y lavado de activos provenientes de actos de corrupción», dice el ministerio público en su acusación.

Si se relacionan ambos nombres de los operativos, se determina que el pulpo se come al caracol, dejando entrever la incidencia que tenían los principales acusados en el primer caso, sobre los segundos.

El último operativo que busca enfrentar la corrupción administrativa en el país, al que se le llamó “Operación Coral”, se desarrolló ayer sábado e involucró unos 27 allanamientos en la Capital y otras provincias como San Pedro de Macorís, Monte Plata y Samaná, donde fue detenido el principal acusado, el mayor general Adán B. Cáceres Silvestre, exjefe del cuerpo de seguridad del expresidente Medina.

Junto a él también fueron apresados, la pastora Rossy Guzmán Sánchez, el coronel de la Policía, Rafael Núñez de Aza, también miembro de la seguridad de Medina, así como el teniente coronel de la Policía, Raúl Girón y el pastor Tanner Antonio Flete.

A Cáceres Silvestre se le acusa de enriquecimiento ilícito, utilizando como supuesta testaferra a la pastora Guzmán Sánchez, quien aparece con una serie de propiedades a su nombre valorada en unos 40 millones de pesos, invertidos en la compra de varios terrenos en Santo Domingo Este.

El oficial, allegado y posible feligrés de la iglesia que dirige la pastora, también posee una gigantesca empresa avícola en Monte Plata y varias casas en el residencial Colinas del Oeste, entre otras propiedades millonarias.