Nacionales necesitan una mejor versión de Juan Soto
En el Este de la Nacional se baila un bolero del primero al último lugar, con dos juegos de diferencia, cuatro equipos que no reconstruyen, sino que van a por todas (Filis, Bravos, Mets y Nacionales), lo que augura una lucha cuerpo a cuerpo por el que sería único boleto, con los del Oeste proyectando los dos wild cards.
Con la ventana de posibilidades de este núcleo de Washington cerca de cerrarse (Max Scherzer tiene 36 años y el equipo es el más viejo en la liga con 29,4 años), las opciones en DC pueden pasar por un despegue con el madero de su estrella Juan Soto.
La línea ofensiva que el guardabosque izquierdo presenta en 117 turnos es buena para el jugador de posición promedio; .282/.393/.419. No así para el considerado mejor bateador que tiene el juego hoy, uno que el jueves cumplió su cuarto año desde que debutó en el Big Show y cuyo despegue meteórico le valió para acelerar el reloj y ver su salario saltar 15 veces el valor del curso anterior.
En 33 partidos el quisqueyano lleva cuatro jonrones y 16 vueltas impulsadas en momentos donde el torpedero Trea Turner ha cargado con la ofensiva del conjunto (.324/.363/.545 con 10 vuelacercas y 25 remolques). Para encontrar un tramo inferior en Soto hay que irse a septiembre de 2019 cuando colocó un .221/.389/.453 con 4 cuadrangulares y 18 vueltas producidas.
Soto, que se perdió 15 días afectado por una torcedura en el hombro izquierdo entre el 20 de abril y 5 de mayo, viene de un 2020 donde se convirtió en el campeón más joven de bateo en la Liga Nacional (.351), un título que acompañó con el de OBP (.490), slugging (.695), OPS (1.185) y OPS ajustado (218).
Una versión que el club espera. Una sensación que muchos interpretaron el domingo cuando el dirigente Dave Martínez lo amonestó al llegar al dugout y le obligó a disculparse con sus compañeros solo por perder un par de segundos en correr hacia primera con un piconazo al receptor ante los Orioles.
En ese partido, donde se fue de 5-0, Soto frenó una cadena de 12 partidos llegando a las bases. Con los números actuales, el bateador zurdo proyecta terminar la campaña con 15 cuadrangulares y 60 vueltas llevadas al plato, que sería el peor en una campaña completa desde que llegó a la liga para desafiar y aterrorizar a los lanzadores.
Los Nacionales marchan primeros en bateo en el Viejo Circuito (.258), pero no han traducido esos batazos a la manufactura de carreras, donde van antepenúltimos (176 cuando Atlanta lleva 233).
Los campeones de 2019 anclan 13 entre 15 equipos de su liga en cuadrangulares (46, los Bravos tienen 78), es el que menos boletos recibe (126), es noveno en efectividad (4.14) y sus abridores son décimos en salidas de calidad.
Un equipo que tiene la quinta nómina más alta de su liga y onceava a nivel general, con un importante US$169,2 millones, no tiene otro objetivo que el de competir por llegar a los playoffs e ir por su segunda corona.