Un aplazamiento olímpico con efectos buenos y malos para los deportistas

El aplazamiento de un año de los Juegos de Tokio, de 2020 a 2021, ha afectado la preparación de los deportistas y ha añadido nuevas variantes como la edad, que pesa mucho para algunos, o las lesiones, sea porque se ha dado tiempo para recuperarse o porque un percance este año ha terminado con el sueño olímpico.

El pasado octubre, uno de los mejores jugadores de balonmano del mundo, el francés Nikola Karabatic, se rompió los ligamentos cruzados de una rodilla y su selección tembló de miedo, temiendo su ausencia en los Juegos de Tokio en 2021.

La recuperación de esa grave lesión terminó luego siendo relativamente rápida y el mayor de los hermanos Karabatic prepara con ilusión la cita nipona, aunque su rodilla será vigilada muy estrechamente, algo que no hubiera ocurrido hace un año si el covid-19 no hubiera obligado a modificar los planes previstos.

Otra rodilla en apuros es la del surfista estadounidense John John Florence, doble campeón mundial, que hace todo lo que puede para estar recuperado a tiempo para estar en Japón.

El estadounidense Christian Taylor, doble campeón olímpico del triple salto, no podrá sin embargo estar en Tokio tras haberse roto en mayo el tendón de Aquiles.

La campeona ciclista estadounidense Chloé Dygert, lesionada en septiembre de 2020, acaba de recuperarse y su estado es una incógnita. De haberse disputado los Juegos el año pasado hubiera sido sin duda una de las grandísimas favoritas de la contrarreloj en ruta y también la las pruebas de persecución (individual y por equipos) en la pista.

El tiempo como aliado

Para otros deportistas, el año de margen ha sido sin embargo un aliado por motivos diversos.

Es por ejemplo lo que le ha ocurrido al francés Renaud Lavillenie, explusmarquista mundial del salto con garrocha, que se estuvo entrenando en su jardín durante el confinamiento.

Ha sido a principios de este año cuando ha recuperado por fin un nivel que no alcanzaba en los últimos años, superando los seis metros.

En las pistas de atletismo, la velocista estadounidense Sha’Carri Richardson (21 años) ha eclosionado este año con un crono de 10 segundos y 72 centésimas en los 100 metros. Tiene ahora un estatus de aspirante a lo máximo que hace un año no hubiera tenido.

Por su parte, las atletas ‘hiperandróginas’ Caster Semenya y Francine Niyonsoba han tenido más tiempo para pasar de su prueba de 800 metros, en la que ahora no pueden participar según el reglamento si no se someten a un tratamiento hormonal, a otras distancias donde la norma sí lo permite, como los 5.000 metros.

Caster Semenya, sin embargo, debe todavía conseguir clasificarse y el tiempo corre en su contra. El sábado 19 de junio falló en Alemania en un nuevo intento de lograr la marca mínima requerida y el límite para la clasificación es el 29 de junio.

El aplazamiento de un año ha ayudado por ejemplo a la polaca Anita Wlodarczyk, doble campeona olímpica de lanzamiento de martillo, para estar recuperada tras una lesión. En su caso había sido operada en 2019.

Cuestión de edad

Algunos deportistas no tenían la edad para participar en los Juegos Olímpicos en 2020, pero sí que cumplen ese requisito en 2021. Es algo que tiene un efecto particular por ejemplo en la gimnasia.

La rusa Viktoria Listunova, campeona mundial júnior de 16 años, se proclamó campeona de Europa a finales de abril en el concurso general y podrá desafiar a la estrella estadounidense Simone Biles en los Juegos Olímpicos. En el equipo británico, por su parte, serán las gemelas Gadirova, ambas también con 16 años, las que podrán participar en Tokio gracias al aplazamiento de un año.

Otros, sin embargo, recibieron el anuncio de aplazamiento olímpico como un mazazo, como le ocurrió a Jared Tallent, campeón olímpico australiano de 50 kilómetros marcha, que anunció su retirada tras una serie de lesiones, sin poder cumplir el sueño de participar en sus cuartos Juegos Olímpicos.

El jinete suizo Steve Guerda, campeón olímpico de 2012, habló hace unos días de la muerte brutal de Bianca, la yegua de grandes victorias que continuaba montando en los concursos.

Entre los ausentes, las caras nuevas y lo que estarán en peor forma, todos parecen coincidir en que los pronósticos en estos Juegos Olímpicos están más abiertos de lo normal.

El veredicto, en julio y agosto en Tokio, con un año de retraso.