Amor en público: Las lecciones de la pareja presidencial

 Desde el 16 de agosto del 2020, el pre­sidente de la Repúbli­ca Luis Abinader, y su espo­sa, Raquel Arbaje han dado un giro al comportamiento que, “creíamos” que debe­ría tener una pareja presi­dencial.

Es común verlos caminar agarrados de la mano, abra­zarse, intercambiar miradas de complicidad, y hasta dar­se un “piquito” en actos pú­blicos, dejando evidencia de que ‘en la vida real’ son una pareja tan normal como el resto de los mortales.

Sus redes sociales son pla­taforma para el intercambio de mensajes de cariño y aten­ción en fechas especiales en­tre ellos y sus hijas Esther, Graciela y Adriana, y aunque han ganado notoriedad aho­ra que ostentan el título de pa­reja presidencial, desde siem­pre exhiben su amor, ahora inmortalizado en fotos, videos y publicaciones que hasta lle­gan a ser virales.

“¡Qué bonito! ¡Qué tier­no!” y con emoticones de corazoncitos responden muchos de sus seguidores identificados con los men­sajes. Otros cuestionan esta manera de actuar. Lo que na­die puede negar es que es­te comportamiento espon­táneo fortalece la imagen de unidad de la pareja.

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La voz experta

El especialista en len­guaje no verbal, Juan Pablo Rodríguez, pien­sa que transmiten una imagen de cariño mutuo verdadero.

¿Podría ser una pose?
Rodríguez dice que no. “Los gestos no se pueden fingir. En esta­do consciente se pue­de decidir ‘no expresar nada’, pero aun así es­taríamos transmitien­do un mensaje”.

Señala que en las foto­grafías siendo jóvenes, Raquel muestra su­misión, entrega y con­fianza. El presiden­te Abinader no es tan expresivo, él proyec­ta más dominio por la forma de sujetarla.

“En general el rostro del Presidente es ar­mónico con los mo­mentos, aunque la Primera Dama es más sincera”.

¿Cuál es el límite?
“Sin duda el límite está claro. Sus muestras de cariño respetan la intimi­dad, y sus gestos no po­seen un componente de sensualidad”.

La experta en protoco­lo internacional, Lyn­da Rodríguez, plantea que, por lo general, las muestras de afecto en actividades o cuando se ostenta un cargo de re­levancia no están bien vistas en el contexto del protocolo.

“Por esta razón la mo­narquía, por ejemplo, mantiene al margen ciertos gestos. Pero el caribeño es más cer­cano. Lo ideal es man­tener un balance sin perder la perspectiva profesional de la imagen”.

“Sobre la pareja presi­dencial sin duda su es­trategia de comunica­ción tiene un enfoque de proyección basado en la autenticidad y la cercanía propia del dominicano, y lo están logrando”.