Modesto Lomba: “Reflexionar sobre esta crisis nos conduce a los valores de la `slow fashion`»
Maestro de la creación en la moda, Modesto Lomba lleva sus ideas y sus prendas a docenas de países como México, Argentina o España, pasando por varios lugares de oriente. Creador de la firma Devota & Lomba de la mano de su socio y amigo ya fallecido, el argentino José Luis Devota, ha mostrado su quehacer en las grandes pasarelas del mundo.
Le entrevistamos antes de marcharse a la playa, “concretamente a las playas de Huelva”, indica, y dispuesto a vestirse con “algodón y lino, que son los tejidos más informales”, para remitirnos sus impresiones, sensaciones, reflexiones y deseos de lo que debe ser este recomienzo traspandémico en el mundo de la creación de la moda y la tendencia que deben seguir creadores y consumidores.
Señor Lomba, para empezar ¿cómo va evolucionando el negocio de la moda en estos tiempos de pandemia que aún no acaban? Más que el mundo de la moda yo diría mejor el sector de la creación en el mundo de la moda, porque hay que diferenciar entre el gran consumo de moda y lo que hacemos y producimos los creadores de moda. Creo que hacia dónde vamos es el “slow fashion” (moda lenta, en castellano) o moda de proximidad, que es ese tipo de confección más atemporal, que genera menos residuos y que forma parte de los principios de la moda.
¿Nos puede matizar un poco más este último punto? Sí, es ese tipo de moda que hacemos y no se pasa de moda. Como ejemplo sería el trabajo histórico de Cristóbal Balenciaga. Esas piezas que hacían en los años 50 y que siguen usando las hijas, nietas y biznietas de las clientas de Balenciaga. Si tomas una prenda del museo de este creador y la subes a cualquier pasarela del mundo, diciendo que es creación de un joven de una de las grandes escuelas, te lo crees perfectamente. En definitiva, esos son los valores de la creación, de la moda o, como decimos ahora, del diseño: prendas pensadas para perdurar en el tiempo. Por tanto, la creación se reafirma en el discurso histórico. Solo hemos puesto nombre –“slow fashion”- a algo que ya existía, que son los valores que tenía la alta costura.
¿Qué tipo de su producción ha sido la más castigada en los últimos meses, el “pret a porter”, la alta costura…? Sobre todo la alta costura o la moda de autor, como nosotros decimos. Porque hemos estado encerrados y se suprimieron los eventos sociales, por lo que todos esos trabajos que hacemos para grandes acontecimientos, como bodas, comuniones, bautizos… quedaron aplazados. Pero cuando nos hemos empezado a mover de nuevo estamos recuperando el ritmo con bastante rapidez.
En este verano atípico, ¿qué es lo que más están demandando sus clientes? El consumidor más selectivo apunta más a prendas de creación de ese “slow fashion” por compromiso social, para apostar productos de proximidad, tratando de evitar la huella de carbono con prendas que llegan desde otros países más alejados.
¿Cuáles son los países en los que más comercializa sus productos? El país de América en el que tenemos más clientes es México y, después, Argentina, aunque no los únicos. También tenemos muchos clientes en los países de oriente, especialmente japoneses, coreanos…
Usted tiene a múltiples personajes de todas las áreas que lucen sus creaciones. ¿Son fieles los famosos a la hora de seguir con un diseñador? No se puede generalizar, pero creo que sí, dentro de lo que es la normalidad de la sociedad. Nosotros no vamos buscando la foto fácil del famoso de turno, sino más el compromiso firme de quienes nos eligen.
¿Con cuál de sus creaciones se siente o se ha sentido más satisfecho en su larga carrera profesional? Diría como decía mi madre, que tuvo 6 hijos: a todos tengo el mismo cariño. Cada colección, en cada parto, tenemos piezas magníficas que destacan por ellas mismas en la pasarela donde las damos a conocer.
¿Qué representa la pasarela para un diseñador? Es una comunicación de la identidad de la firma. Para nosotros una presentación no son elementos aislados, son como una familia con todas las prendas en su conjunto. Cuando alguien nos comenta: “nos ha gustado mucho el vestido rojo”, por ejemplo, diría que es un fracaso en esa comunicación, porque todas las piezas deben cumplir una función. Tras una presentación el resultado fantástico es que me digan: “me he emocionado” o “ha sido alucinante”. Vamos más hacia los sentimientos. Otra cosa es que, después, en el “show room”, una clienta venga y diga, quiero ese vestido rojo, que me viene muy bien para el acto social tal o cual, al que voy a acudir.
Usted tiene una línea de vestidos de boda que también habrá sufrido muchísimo con la pandemia, ¿cómo ve la recuperación en este segmento? Tenemos la línea de bodas y comunión que se vende muchísimo en México y que ha sufrido bastante, pero se ha recuperado rápidamente, porque estos actos se han pospuesto un año. Estos son unos meses de mucho trabajo porque se suman los aplazamientos más los pedidos del momento que toca.
¿Qué significa ser presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España? Un compromiso con el sector que representamos la asociación y un compromiso con mis compañeros de la propia asociación y de los profesionales que, sin pertenecer a ella, están inmersos en el mundo de la moda y a quienes debemos defender.–
Para finalizar, ¿qué mensaje de esperanza puede lanzar a casas y creadores de cara a la denominada “nueva normalidad”? Reflexionar sobre lo que significa esta crisis que nos ha golpeado nos conduce a los valores de la “slow fashion”, a los valores de la moda de autor, a lo que significa el cuidado del medioambiente, generando una moda que pueda reutilizarse por años y abandonar la moda de usar y tirar.-
¿Alguna otra idea que quiera añadir o alguna aclaración…? Tengo una anécdota, que escuché hace poco, y que viene muy bien en este punto, y es la reflexión que hacía un padre de familia. Decía que no debemos quedarnos en el tópico de “¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos?” y le daba la vuelta diciendo: “¿Qué hijos vamos a dejar a este mundo?”, en el sentido de que educar en valores es lo mejor que les podemos transmitir y la moda, el sector de la creación, tiene valores positivos e interesantes para mostrar a las nuevas generaciones, tanto de creadores como de consumidores, con una moda más sostenible real y no fingida.
¿Hacia dónde camina el mundo de la moda en este mundo de globalización? Es difícil contestar, pero lo que si me gustaría a mí es que el consumidor vaya en ese sentido del consumo responsable, del consumo por emoción, porque la prenda que adquiera tenga alma y que no compre por impulso.
Por Óscar B. Gallardo.