Casas de palo y lona para refugiarse de la inclemente Grace tras el terremoto

Un grupo de niños juega al fútbol en el estadio de Gabion, en Les Cayes, cerca de un hombre que se afana en apuntalar unos troncos que servirán de estructura para lo que será su vivienda, después de que su hogar quedara reducido a escombros en el terremoto que sacudió Haití el sábado.

Fanfan Salomon es uno de los cientos de haitianos que se ha instalado en el campamento ubicado en este recinto para albergar a las familias que han visto desaparecer sus casas y casi todo cuanto poseían a consecuencia del seísmo, una necesidad aún más perentoria debido al paso de la tormenta tropical Grace sobre el sur haitiano.

Según explicó Salomon a Efe, las maderas, a las que ha atado unas telas para guarecerse de las inclemencias del tiempo y tener cierta intimidad, las encontró entre los restos del derrumbe, y con ellas dará cobijo a su familia, compuesta por dos adultos y tres niños.

Acudieron a este lugar para refugiarse de las precipitaciones y vientos que traía Grace, pero no le proporcionaron lo necesario para guarecerse, explicó, reclamando a las autoridades que les hagan llegar pronto la ayuda que necesitan, puesto que lo recibido hasta ahora resulta insuficiente para tantos afectados.

FAMILIAS SIN NADA

Por su parte, Jocerlaine Marie Michel, miembro de una familia de nueve integrantes, se maneja con un pico con idénticas intenciones a las de su vecino: dar cobijo, aunque sea precario, a sus hijos.

Igual que todos los que están en el estadio, se ha quedado sin nada y anoche consiguió refugiarse de la lluvia en una iglesia cercana a la instalación deportiva, relató a Efe.

Otras familias ya están más o menos instaladas, como la de Kama Jhon Peter, que ha aprovechado una hilera de asientos bajo las gradas del estadio para montarse su hogar con unas lonas, bajo las cuales ya preparan la cena de la jornada, gracias a la ayuda humanitaria recibida.

Sin embargo, su rudimentaria vivienda no los protegió de la tormenta, han pasado mala noche, mojándose con la lluvia, una minucia teniendo en cuenta que ha perdido a dos familiares en el terremoto y que muchos de sus allegados también han perdido sus casas, indicó a Efe.

Al lado de la de Kama esta instalada la familia de James Hilaire, que explicó que cuando se produjo el terremoto estaba solo en su casa.

Casi pierde el equilibrio en esos momentos que le parecieron eternos, aunque ciertamente el temblor fue prolongado.

UN ESCENARIO DESOLADOR

Las autoridades haitianas calculan que el 40 % de la población de la región suroeste, cerca de 684.400 personas en total, requieren de ayuda humanitaria urgente, puesto que muchos de ellos se han quedado sin refugio y sin capacidad para conseguir sustento.

El cálculo de Unicef es incluso más alarmante, puesto que el organismo internacional alertó este martes que 1,2 millones de personas, incluidos unos 540.000 niños, tienen acceso limitado o nulo a refugio, agua potable, atención médica y nutrición.

El terremoto viene a complicar aún más las condiciones ya difíciles de por sí que atravesaba Haití, país en el que cerca de 4,4 millones de personas ya se encontraban en situación de inseguridad alimentaria, según datos de la ONU.

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