“La fiera y la fiesta”, rescatando la visión de un soñador dominicano
Los cineastas Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán han estrenado su séptima obra cinematográfica “La fiera y la fiesta”, filme en el que dirigen a estrellas del séptimo arte como Geraldine Chaplin, Udo Kier y Luis Ospina y con el que buscan homenajear al cineasta dominicano Jean-Louis Jorge. A pesar de que el estreno mundial de “La fiera y la fiesta” fue en la sección “Panorama” del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) en el 2019, este filme por fin está en las salas de cine locales donde nuevas generaciones podrán ver el mundo de Jean-Louis Jorge a través del lente de dos excepcionales cineastas.
—¿Qué los motivó filmar esta historia?
Laura Amelia Guzmán: En el 2015 nos topamos con Luis Ospina en un festival de cine y él nos preguntó si teníamos una cámara. Nos dijo que tenía una gravedad, que no sabía cuánto iba a durar y que lo grabásemos porque nos iba a contar cosas de Jean-Louis. Nos sembró eso ahí. Ya era un compromiso que teníamos de ahí en adelante y fue fascinante. Él mismo me fue dando las pistas que me fueron conectando con gente y que yo iba siguiendo como si estuviera buscando un tesoro escondido. Así descubrí el secreto mejor guardado del cine latinoamericano.
Israel Cárdenas: En un punto hasta pensamos en hacer un documental, pero llegamos a la conclusión de que queríamos hacer una película con referencias de Jean-Louis, su trabajo y restos de él.
LAG: Para llegar a la película que está en pantalla exploramos todos los planes y posibles escenarios de la historia que pudiéramos imaginarnos. El guion se terminó de escribir en la edición porque ahí todavía había tantas posibilidades y era tan rico ese universo que seguíamos moviendo muchísimas piezas.
IC: Sí, el rodaje y también el trabajo de edición fue bastante particular. Esta cosa de volver, de regresar y a repetir, contar la historia varias veces dentro de la película y la puesta en escena. Las temáticas fueron recurrentes, la forma en que las armamos también fueron parecidas.
LAG: Fue pasarnos varios años encontrando proyectos, guiones que Jean-Louis nunca filmó, que aparecieron en distintas latitudes del planeta, y analizar todo eso y darte cuenta de que, parecido a lo que nos sucede a nosotros, es la misma película contada de diferentes maneras, pero al final era la misma película. Entonces era entender ese universo y ese mecanismo y tratar de seguirlo.
—¿Esta experiencia ha influido en la forma que harán cine a partir de ahora?
IC: Cada película es distinta, pero en este caso es mucho más grande el contraste. No tenemos el contexto de un drama social, todo sucede en el mismo lugar en un tiempo indeterminado con personajes de muchos lugares. Eso hace que sea muy distinto a lo que habíamos hecho. Tuvimos la posibilidad de hacer una película de una narrativa menos convencional. No creo que volvamos a hacer una peli como esta. No lo tenemos previsto.
—¿Cómo fue la experiencia de volver a filmar con Geraldine Chaplin?
IC: Fue natural. Al tiempo que estábamos viajando por “Dólares de Arena”, que nos encontrábamos con Geraldine, ya este proyecto se iba formando. Al tenerla cerca e ir compartiendo, fuimos madurando el proyecto juntos y entendimos el personaje a través de ella. Cuando llegó aquí ya sabía cómo nosotros trabajamos y fue más rápido arrancar. Ella nos ayudó mucho con Udo porque él venía un poco más atado a otra forma de filmar y ella le dio confianza.
—¿Cómo se dio la participación de Udo Kier y Luis Ospina y cómo fue dirigir tales personalidades?
LAG: Poco a poco. Luis Ospina era muy tímido, siempre el observador detrás de cámara, pero lo trajimos aquí, le hicimos lectura de guion, le explicamos cuál era la intención de que él estuviera ahí. Como si fuese dentro de este universo era muy importante que hubiera amigos reales de Jean-Louis. Jaime Piña representa su época en República Dominicana, Geraldine su época en París y necesitábamos a alguien que representase su época en Los Ángeles, Udo representa esa leyenda, ese ícono del vampirismo que tanto Luis Ospina como Jean-Louis admiraban en los años 70. Entonces todo va cayendo en un lugar, las tres geografías, los tres países de su vida, los tres idiomas que cada uno representa y eso le hizo sentido.
—¿Lo más memorable de hacer esta película?
LAG: Juntar ese archivo creo que fue para mí la experiencia más rica. O sea, juntar todo ese legado que él fue dejando y tenerlo en un solo lugar, palparlo y luego saber que eso está teniendo el cuidado que amerita. El trabajo con los actores también muy rico; poder trabajar con Luis Ospina, con Jackie Ludueña, con Geraldine Chaplin, con Udo Kiers, el lenco, las bailarinas argentinas, fue muy rico todo eso.