Vuelven la pelota, la cuerda y los fanáticos al play
Sin público en las tribunas hasta el circo pierde un encanto clave en la ecuación y el COVID-19 le recordó al deporte profesional en el planeta que la TV sola no cubre el espectáculo.
De ahí que la vuelta de los fanáticos a los estadios por primera vez desde enero de 2020 sea la gran novedad del arranque este miércoles del torneo de béisbol otoño-invernal dominicano.
Ya en el terreno, el campeonato promete un nivel técnico interesante, impulsado por el desfile de una de legión de figuras que necesitan jugar; para recuperar crédito (sin empleo en USA o cotizando a la baja), turnos y entradas perdidas (por lesiones, suspensiones por dopaje).
Las seis franquicias arrancan con un material que en el papel promete equilibrio, a 40 partidos, vacunado, como presente de que el virus no se ha ido y bajo un formato en el que cinco conjuntos pueden llegar a la postemporada.
Pero la Lidom es una montaña rusa donde los equipos en tres meses utilizan más jugadores (hasta 80) que sus pares en Grandes Ligas en siete, lo que complica señalar un favorito al inicio de un torneo.
En las últimas dos décadas, nadie ha dominado un campeonato como los Toros de la 2019-2020; título en la serie regular, primer clasificado en el round robin y cumplió la etiqueta en la final. Esos bovinos arrancaron la campaña con 1-6 y la cabeza del dirigente Lino Rivera era pedida en el Francisco Micheli.
Águilas y Gigantes abrieron y cerraron la temporada pasada. Pero de la alineación que presentaron el 15 de noviembre de 2020 a la del 18 de enero de 2021 de los potros solo quedaban seis hombres y de las cuyayas cuatro.
La pelota que arranca hoy llega con la motivación y presión para los seis clubes. Las Águilas llegan con el estímulo de volver a dejar atrás al Licey en la punta de coronas (ya lo hizo en la 2006-2007 cuando se adelantó 20-19).
Por si eso no fuera suficiente, los de Félix Fermín buscan repetir el título por novena vez en su historia. Desde que el Escogido lo hizo entre 2011-2012 y 2012-2013 ningún equipo pudo repetir en esta etapa donde los sorteos de novatos y de reingreso han equilibrado el reparto del talento.
Desde que se juega la Lidom en 1951 el Licey no ha visto pasar cinco torneos en fila sin coronarse. Además de romper el empate con las cuyayas, es la efemérides con la que la actual directiva azul no quiere cargar. Los añiles, acostumbrados a caer de la gloria al infierno y rebotar del pantano a la cumbre, removieron la oficina, el cuerpo técnico y robustecieron la plantilla.
Los Gigantes ya han visto pasar seis campeonatos desde su único anillo (2015), el Escogido cuatro en lo que fue su dominio de la década pasada y en el Este están frescas las celebraciones en San Pedro de Macorís (2019) y La Romana (2020).