Presta atención: quizás llevas toda tu vida lavando mal los platos

Lavar los platos es una tarea que todos hemos hecho y que creemos que lo hacemos bien, ¿verdad? Sin embargo, hay unas particularidades en esta tarea e incluso podrías estar haciéndolo mal ¡Mira!

No dejas los platos en remojo: este es un gran error. Si te da pereza lavar los platos apenas terminas de comer, deja la vajilla en remojo con un poco de detergente. Si dejas que se resequen los restos de comida, el momento de lavar sí que se acabará convirtiendo en un verdadero drama.

Lavas con la canilla abierta: lo ideal es llenar un recipiente con espuma o en la propia pileta, pero sin dejar el agua corriente. No solo estás despilfarrando un recurso natural escaso, sino que además los platos quedan mucho peor que si los mantienes sumergidos en agua caliente.

¡La temperatura del agua! El agua siempre debe estar caliente o tibia para garantizar la limpieza. Si lavas con agua fría, es probable que los restos de grasa no se retiren bien.

¡Atención al enjuagado! Es fundamental que no queden restos de jabón, y para ello un buen truco es aclarar sobre lo aclarado. Deja caer un poco de agua sobre la vajulla enjabonada. Tampoco necesitas utilizar grandes cantidades de detergente que genere mucha espuma, que luego será más difícil de retirar.