Venden fotos desnudas para poder pagar sus estudios

Algunas jóvenes universi­tarias pagan sus estudios vendiendo fotos y videos de ellas con contenidos pornográficos a hombres dominicanos y extranje­ros.

Muchas de esas mucha­chas dicen que el negocio bueno se sustentaba en los videos y llamadas, pero que la clientela ha bajado considerablemente por las extorsiones, los chantajes y las estafas que existen en las redes sociales.

Y que por esa razón, se dedican a tomarse fotos de ellas desnudas y en di­ferentes poses pornográfi­cas, así como videos y ven­derlos a los interesados.

Charito, como se iden­tificaba cuando comenzó a vender fotos y videos por las redes, es una abo­gada especializada en procedimiento inmobi­liario.

Rehúsa ofrecer sus nombres y apellidos por­que trabaja en una oficina de abogados de Santiago.

Recuerda que pagó sus estudios vendiendo fotos y videos de ella desnuda y practicando actos sexua­les a distancia con hom­bres y mujeres, la mayoría extranjeros.

”Pagué mis estudios uni­versitarios vendiendo fo­tos y videos, trabajaba pa­ra un negocio exprés que dirigían desde España dos españoles y una dominica­na, me iba bien, ahora no puedo hacerlo, porque ya mi estatus social ha cam­biado”, expresó la profe­sional del derecho.

Comentó que luego co­menzó a vender imágenes pornográficas a través de otras redes sociales de ma­yor público y que se iden­tificaba como Olga Lidia y que también su remunera­ción era rentable.

Pero lamenta con amar­gura que un negocio que años atrás era floreciente, “ahora se ha ido a pique” por las acciones ilícitas, de muchas personas que se han dedicado a extorsionar por internet.

“Por eso muchos ciuda­danos y ciudadanas tienen miedo de contratar servi­cios de videollamadas, por­que temen a que los graben y luego traten de extorsio­narlos (as)”, observó.

Sin embargo, reconoció que hay personas que si­guen comprando fotos y vi­deos.

“El negocio está en las vi­deollamadas, pero las per­sonas extorsionadoras y chantajistas, han jodido to­do”, expresa.

Según personas, es co­mún que mujeres jóvenes envían solicitudes de amis­tades por redes sociales a hombres principalmente, cuando éstos deciden acep­tarlas comienzan a interac­tuar y después ofertan las fotos y los videos.

La Patrona Sabrosa, co­mo se identifica una de las jóvenes, afirmó que traba­jaba en una farmacia de Santiago, pero que cuando la pandemia quedó desem­pleada y que una amiga su­ya la llevó a ese mundo.

“Con la pandemia las vi­deollamadas se hicieron de moda, pero después llegaron las trampas, es decir las extorsiones, los chantajes y los engaños”, apuntó.

Otras de las mujeres in­formaron que en ese nego­cio hay que estar decidida, porque además de sus cuer­pos, para los clientes vale mucho sus rostros, porque así determinan que no los están engañando.

“Cuando vendemos fotos o videos a clientes, obligato­riamente tenemos que pre­sentar intactos nuestros ros­tros, porque eso los motiva a comprar el material que ofertamos”, explicó.

No es engaño
Kenia es otra joven que se dedica a ese negocio y afir­ma que muy pocas han si­do “cubiadas”, es decir, en­gañadas. “Lo primero es que hay que tener verbo pa­ra convencer a los clientes, que aunque la mayoría son hombres, hay también mu­jeres, pero menos, pero las hay”, comentó.

Explicó que les dan sus números de cuentas banca­rias y que las personas que viven en otra zona usan ta­también agencias de envíos de valores.

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Lo agradable

“Lo que más agrada a las personas es cuando les enviamos copias de nuestra identidad perso­nal, entran en negocios de una vez, porque ven que es algo en serio, que no tenemos intención de extorsionarlos y menos engañarlos”, refirió.