El referendo del domingo
El referendo es un mecanismo electoral para que el pueblo apruebe o rechace una propuesta. Se incluyó en la Constitución Dominicana de 2010 y nunca se ha utilizado. Sin embargo, hay elecciones que adquieren características de referendo cuando hay un tema para decir sí o no. En estas elecciones del próximo domingo 5 de julio, estamos ante una de esas situaciones.
El PLD tiene 16 años consecutivos en el poder, con todo lo bueno y lo malo que trae una gestión tan larga.
No todo es malo porque, de ser así, el PLD no hubiese sido reelecto de manera consecutiva tantas veces entre el año 2004 y el 2016, y en el 2016 con una votación de casi 62%.
Tampoco todo es bueno, porque los gobiernos cometen muchos errores y los beneficios siempre se reparten de manera desigual. Entre errores y fracasos se va generando el sentimiento de oposición en determinados segmentos de la sociedad, y mientras más descontento haya, mayor probabilidad de sacar el gobierno del poder.
El domingo 5 de julio, la pregunta central que guiará a los votantes es si quieren que el PLD permanezca en el poder o no.
Entre el 2004 y el 2016, el PLD logró con relativa facilidad construir mayoría electoral para seguir gobernando por razones que he explicado en otros artículos. En estas elecciones de 2020 enfrenta su mayor desafío para lograrlo por dos razones en particular.
La primera es que un amplio segmento de la clase media que votó por el PLD en el pasado, que lo vio como garante del crecimiento y la estabilidad económica, se siente muy disgustada con los escándalos de corrupción, y considera que el PLD no hizo nada, o muy poco, para corregir ese problema. Este es el eje articulador del sentimiento oposicionista al Gobierno y es lo que sirve de base a la narrativa de oposición y a las acciones específicas, en este caso, la votación.
La segunda es que el PLD se dividió y un segmento de su electorado apoya la candidatura de Leonel Fernández. Si los peledeístas-leonelistas votan masivamente por Leonel, peor le irá al PLD, porque la fuente de votantes de Leonel procede fundamentalmente de su antiguo partido. Por el contrario, si ese segmento de peledeístas-leonelistas se mueve a última hora al PLD, los números variarán.
Es probablemente en este segmento del electorado donde prevalece la mayor duda de qué hacer: si votan por Leonel y contribuyen a sacar al PLD del poder, o si votan por el PLD y envían muy al sótano a Leonel.
La decisión de estos votantes no depende tanto de la orientación que ofrezca Leonel Fernández o cualquier otro líder del leonelismo, sino de la evaluación individual de esos votantes. Por eso es difícil proyectar el caudal de votos que finalmente sacará Leonel.
Si hay una fuerte adhesión a su liderazgo, el caudal será indiscutiblemente mayor. Por el contrario, si muchos de sus seguidores votan en la hora cero en función de la expectativa de triunfo, entonces es probable que emigren al PLD, sobre todo, si siguen siendo empleados públicos y evalúan el riesgo de perder sus puestos.
A esta incógnita se le ha prestado poca atención en este proceso electoral porque los opinantes se han centrado en la influencia que tendría el leonelismo en una segunda vuelta.
Finalmente, nos acercamos al 5 de julio. Protéjanse bien y acudan a votar. Es el más sencillo, aunque trascendental, de los deberes democráticos.