Narcisazo, la desaparición forzada que llevó a República Dominicana al banquillo de los acusados

El catedrático universitario Narciso González Medina salió de su casa un 26 de mayo de 1994 a participar de un encuentro en donde impartía docencia, pero nunca regresó. Este firme opositor de los gobiernos del expresidente Joaquín Balaguer fue desaparecido luego de afirmar en un escrito que el entonces jefe de Estado era “lo más perverso” de la historia de América.

Su caso es uno de los más conocidos de desaparición forzada en el país y el que llevó a República Dominicana ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Este martes se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y, más de un cuarto de siglo después, su familia continúa esperando respuestas.

Quienes compartían con él lo describen como una persona muy amistosa y muy medida, en otras palabras “recto”. No obstante, tuvo que vivir “un maltrato tremendo”.

“No era de esta gente de vamos a beber, vamos a bailar. Ahora, si tú lo invitabas a una actividad cultural o política, ahí estaba presente. Lo invitaban de diversas provincias, e incluso de iglesias”, cuenta sobre él su esposa, Luz Altagracia Ramírez.

Este último aspecto le llamaba la atención a “Taty”, como se le llama cariñosamente a la compañera de Narcisazo. Ella no entendía cómo podía mantener el contacto con los curas y grupos culturales de barrios con una vida ocupada en el activismo por medio de escritos y comentarios, así como también dedicada a la pedagogía.

En su búsqueda, de los testimonios que ha escuchado durante estos 28 años sin su compañero, uno fue que entre los militares que lo tuvieron a su cargo intentaron, con técnicas de tortura, sacarle informaciones que había denunciado.

“Dicen que dizque se paró y les preguntó: ´¿Ustedes me quieren matar? Yo soy que me voy a matar´ y se fue a dar un golpe en la cabeza contra la pared”, cuenta doña Taty sin inmutarse. “Ya estaba muerto”, es lo mínimo que pudo pensar por las condiciones bajo las cuales vivía, entre violencia y sin la cotidianidad a la que estaba acostumbrado.

Le hacía falta tomarse religiosamente sus medicamentos temprano ya que era epiléptico, sus viajes puntuales a la universidad y el intercambio de ideas con sus estudiantes.

“Imagínate encontrarse encerrado, no comer y además de eso, las condiciones del lugar, los golpes que le dieron, porque hay una persona que dijo lo que le hicieron a él y la forma en la que él habló”, agrega Ramírez.

Narcisazo, confiado en sus ideas y en la defensa de la justicia, en ningún momento cogió miedo y eso le produjo un destino que no ha podido ser confirmado, pero cuya información “le llegó” a doña Altagracia: “Lo enterraron en un  tanque de agua lleno de cemento. Lo subieron en un helicóptero y lo tiraron en el mar, por la zona este”.

Pero Narciso no fue el único afectado con su desaparición.

Las otras víctimas de las desapariciones forzadas

En esta fecha la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recuerda que además de las víctimas, sus parientes y amigos sufren una angustia mental lenta, ignorando si la víctima vive aún y, de ser así, dónde se encuentra recluida, en qué condiciones y cuál es su estado de salud.

“Cuando una persona muere, afecta a la familia; pero cuando sucede que no se sabe dónde está el cuerpo de esa persona, que no saben dónde está enterrado, se hace difícil”, expresa doña Taty antes de tragar en seco.

Lo que implica vivir esta clase de pérdida ha llevado a la familia González Ramírez a tener que asistir a psicólogos e, incluso, psiquiatras. La compañera de Narciso cuenta además que visitaba casas a altas horas de la noche, a primera hora en la mañana o justo al mediodía durante el almuerzo.

“Viví situaciones difíciles, perdí piel de la cara y una de mis hijas se tomó unas pastillas porque ella ´se iba a juntar con su papá´; duró más de una semana interna”, narra la madre de los cuatro hijos del profesor: Ernesto, Rhina Yocasta, Jennie Rosanna y Amaury, para quienes el vacío no se llena.


Narcisazo junto a tres de sus hijos. Fuente externa / National Security Archive

 

No obstante, agradece todo el apoyo recibido por los allegados de la familia, quienes ante la incertidumbre y desesperación nunca le cerraron las puertas o le pusieron caras. Por el contrario, se sumaron a la búsqueda del docente con vida en hospitales, cuarteles y cárceles.

Apoyo psicológico

La preocupación y el sufrimiento son los principales síntomas en una familia con alguna víctima de desaparición forzada, según Ivonne Guzmán, directora de la escuela de Psicología de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).

La profesional explica que en el caso de las familias se genera una gran angustia, una gran preocupación y quienes viven bajo estas circunstancias desarrollan síntomas ansiosos: insomnio, pesadillas, hipervigilancia, desasosiego, entre otros. Guzmán agrega que estos síntomas pueden extenderse a la sociedad en general al observarse en los medios que a diario se reportan desapariciones de personas.

Además, dependiendo del lazo afectivo que hayan desarrollado con la persona desaparecida, los relativos pueden padecer hasta depresión y el hecho de que la familia desconoce el paradero de un pariente, comúnmente termina en un duelo no resuelto.

 “El ritual que se necesita para hacer el cierre, para hacer la despedida con este ser querido no se logra cumplir y no hay un proceso de acompañamiento, y se queda con esa esperanza de que va a aparecer”, agrega.

Revelación

Casi dos meses después de aquella tarde de marzo de 1994, por recomendación y gestiones del extinto director de Listín Diario, don Rafael Herrera, la señora Altagracia visitó al entonces presidente Joaquín Balaguer el 4 julio de 1994. Encuentro durante el cual el primer mandatario le hizo una pregunta con la que le indicó que su pareja ya perecía: “¿Qué edad tenía?”

Luz Altagracia Ramírez, conocida como «doña Taty», contó su experiencia durante estos 28 años sin «mi compañero». Jorge Luis Martínez / LD

Esa revelación les motivó a crear una comisión e investigar por sus propios medios cómo fueron las circunstancias del hecho. Con el pasar del tiempo recopilaron mucha información con la que acudieron a varios organismos internacionales hasta ser recibidos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2011.

Tras su participación en diversas audiencias celebradas en Washington, llegaron a proponerle el mecanismo de “solución amistosa”, el cual consiste en espacios de diálogo entre peticionarios y Estados, donde éstos puedan alcanzar acuerdos que establecen medidas de reparación beneficiosas para las presuntas víctimas directas de la violación y la sociedad en su conjunto. Taty no accedió.

Primer caso a la CIDH

Así, la historia de Narcisazo es la primera de origen dominicano en llegar a la CIDH y obtener una condena contra el país, pero aún no es resuelta del todo.

En la actualidad, en la ficha técnica del caso de Narciso no consta el reconocimiento de responsabilidad internacional. Sin embargo, cita: “la Corte encuentra  suficientemente acreditado que el señor Narciso González Medina fue desaparecido forzadamente el 26 de mayo de 1994, sin que se conozca su paradero  hasta la presente fecha, con base en: (1) el contexto en la época de los  hechos”.


La sentencia fue emitida el 27 de febrero de 2012. Fuente externa / CIDH

Otros elementos que mencionan son la influencia de Narciso González Medina en la sociedad dominicana y repercusiones públicas de sus intervenciones y escritos; así como también el seguimiento al que se vio expuesto el señor González Medina antes de su desaparición.

Además, los testimonios de cuatro personas que declararon haber visto o conocido de la  presencia de Narciso González Medina en dependencias estatales, y la falta de esclarecimiento de los hechos por parte del Estado.

La Corte decidió que el Estado debía resarcir los daños a la familia González Ramírez y la Sociedad en General con acciones como un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional por los hechos del caso, colocar una placa conmemorativa en el Centro Cultural Narciso González y realizar un documental audiovisual sobre la vida de Narcisazo.


La Corte estableció que Rep. Dom. violó varias disposiciones consagradas en la Convención Americana de Derechos Humanos. Fuente externa / CIDH

También se dispuso que el Estado debe continuar y realizar las investigaciones y procesos necesarios, en un plazo razonable, “con el fin de establecer la verdad de los hechos, así como de determinar y, en su caso, sancionar a los responsables de la desaparición forzada de Narciso González Medina”.

Además, efectuar una búsqueda seria en la cual realice todos los esfuerzos para determinar el paradero del señor Narciso González Medina.

Pero más de una década de que la corte otorgara medidas provisionales, no se consigna la sentencia de interpretación ni sobre la supervisión de cumplimiento de sentencia en los archivos digitales de la corte. Mientras, la familia sigue a la espera de algún día esclarecer lo sucedido y obtener justicia.

Sobre la fecha

Según la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas se producen desapariciones forzadas siempre que “se arreste, detenga o traslade contra su voluntad a las personas, o que estas resulten privadas de su libertad de alguna otra forma por agentes gubernamentales de cualquier sector o nivel”.

También se incluyen en este concepto a aquellos “grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno o con su apoyo directo o indirecto, su autorización o su asentimiento, y que luego se niegan a revelar la suerte o el paradero de esas personas o a reconocer que están privadas de la libertad, sustrayéndolas así a la protección de la ley”.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) acota que esto es usado a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos y, aunque fueron en décadas anteriores el producto de las dictaduras militares, sigue perpetrándose en la actualidad.

Cientos de miles de personas han desaparecido durante conflictos o períodos de represión en al menos 85 países de todo el mundo. Esta situación provoca una sensación de inseguridad que no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y a la sociedad en general.

Cifras dominicanas

Hasta el 22 de septiembre del año pasado, la Policía Nacional registraba 4,913 desapariciones entre 2008 y 2020, de las cuales se habían resuelto 3,845, según datos ofrecidos por la institución.