República Dominicana es uno de los países con alto riesgo de contagios de polio tras reaparición en EEUU
La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, animó este miércoles a los Gobiernos del continente a impulsar las vacunaciones contra la polio, después de su reaparición en Estados Unidos este verano.
«América lleva 30 años libre de polio. Sabemos lo que tenemos que hacer y ya lo hemos hecho antes», defendió Etienne durante una rueda de prensa, en la que criticó las bajas tasas de vacunación de la región, que apenas superan el 60 % en países como Brasil o Guatemala.
El poliovirus salvaje llevaba cerca de tres décadas sin aparecer en América, hasta que a finales de julio un hombre quedó paralizado por la enfermedad en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, provocando la alarma entre las autoridades sanitarias.
Recientemente, la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, declaró una emergencia sanitaria tras la detección del virus en las aguas residuales de varios condados.
Aunque la enfermedad no se ha detectado de momento en otros países de América, seis territorios –Brasil, Guatemala, República Dominicana, Ecuador, Venezuela y Surinam- se encuentran en alto riesgo por las bajas tasas de inmunización.
Etienne aseguró haber escrito a líderes regionales para pedirles que pongan en marcha nuevos esfuerzos para impulsar la inmunización, y dijo haber dado «pasos administrativos» para que la OPS proporcione asistencia a los Gobiernos que lo necesiten.
Es la primera vez en décadas que se detecta en el continente un brote de polio, una enfermedad muy contagiosa que está causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede provocar una parálisis en cuestión de horas.
En 1988, la Organización Mundial de la Salud impulsó una campaña internacional de salud pública con el objetivo de erradicar la polio en el 2000, pero en 2020 se reportaban casos en 34 países, principalmente del África subsahariana y Asia.
Etienne achacó las bajas tasas de inmunización en la región, en parte, a la desconfianza causada por los movimientos antivacunas durante la emergencia sanitaria de la covid-19, y animó a los Gobiernos de la región a combatir la desinformación a través de programas de concientización pública.