Fidelina de la Rosa Hidalgo: “Mi vida ha sido mezcla de alegrías, tristezas, luchas y conquistas”
Fidelina de la Rosa Hidalgo está rodeada de historias que fueron difíciles de resumir en estos párrafos, porque su camino recorrido es largo y su currículum, extenso. Esta socióloga, feminista y docente en la UASD desde el 2006 describe su vida como una mezcla de alegrías, tristezas por partidas de seres queridos, de luchas y de muchas conquistas del movimiento feminista. En ese proceso de lucha por los derechos de la mujer dijo que han aparecido múltiples situaciones que llevan continuamente a batallar por mejores condiciones.
“Las mujeres luchamos por igualdad en el mercado laboral, por igualdad en la educación, porque no haya discriminación por ser mujer y por ser negra. Si eres mujer, inmigrante y negra, es como si no existieses, y si tienes alguna discapacidad, peor aún”, manifestó Fidelina, quien en 1985 entró a la UNPHU a estudiar Educación mención Ciencias Sociales, pero no finalizó la carrera.
Dentro de todas esas demandas y luchas que aún quedan por lograr en el país, resalta “el despenalizar el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo cuando está en peligro su vida o cuando ha sido forzado a través de una violación o por incesto”.
Fidelina, hija de Melchor de la Rosa Familia (fallecido en 1981) y Emenicia Hidalgo (fallecida en 2014), abrió su corazón para esta entrevista y compartió sus 10 momentos estelares en los que habla de su familia, el movimiento feminista, su elección a la Medalla al Mérito, su vínculo con los grupos de izquierda, trabajos comunitarios y su encuentro con Fidel Castro.
1. Su nombre, un momento para compartir
«Soy Fidelina de la Rosa Hidalgo, aunque la gente me conoce por Virtudes. Ahí comienza mi historia. Mi madre había decidido que me llamara Virtudes, pero mi padre quería que una de sus hijas llevara el nombre de su madre: Fidelina. Entonces, cuando me fue a declarar me nombró Fidelina, lo que para mí es un orgullo. Pero también llevo con mucho orgullo el nombre de Virtudes que me puso mi madre”.
«La Sociología para mí era un sueño”.
Fidelina de la Rosa
2. Su paso por el barrio Simón Bolívar y la Escuela San Juan Bautista de la Salle
«Nací en Santo Domingo el 30 enero de 1958 en un momento de mucha pobreza. Cuando tenía dos años mis padres se mudaron a lo que hoy es el Barrio Simón Bolívar. La historia de mi vida transcurre en ese barrio. Una de mis etapas que nunca puedo olvidar, es mi paso por la Escuela San Juan Bautista de la Salle y todo lo que significó el trabajo de esa comunidad lasallista con niños y jóvenes del Simón Bolívar. Ahí nos vinculamos a grupos culturales; aprendimos a preocuparnos por los demás. En esa escuela comencé a trabajar como maestra, no era sencillamente el transferir conocimiento a un estudiante, sino la formación de ciudadanos y ciudadanas. Fue todo un proceso trabajar con los niños y las niñas; con sus padres, con sus madres y con la comunidad. Así como lograr que la juventud se comprometiera con el desarrollo del barrio”.
3. Graduación como maestra
«Uno de mis momentos que no puedo olvidar es cuando me gradué de maestra en la Escuela para Maestros Félix Evaristo Mejía (1979). Para mí fue muy significativo, ya que estaba ejerciendo el magisterio de manera empírica. En esa Escuela para Maestros aprendí las herramientas que necesitaba para desarrollar esa vocación desde muy joven. Comencé a dar clases a los 15 años, sin aún estar formada como maestra, y cuando me graduaba la alegría embargaba a mi padre al ser mi padrino, al igual que a mi madre”.
4. Cuando nace su hija Mirna y su unión con Fernando Peña
«Mirna para mí ha significado lo más grande que he podido aportar a la humanidad por el hecho de haberle dado la vida. Pero más que todo, por el ser en el que se ha construido. Es una mujer profesional que por todos los caminos que transcurre va dejando una estela de amistades; la gente la quiere, la ama. Esa fecha de cuando Mirna nace (12 de abril 1980), ese proceso de su crecimiento, la madurez que ella mostró desde pequeña, es un momento estelar. Cuando Mirna tenía cinco años (1985) me casé con quien hoy es mi esposo, Fernando Peña. Con él tengo 37 años de casada. Las hijas de Fernando también son mis hijas (Farah, Anaya y Camila)”.
5. El recuerdo de su padre Melchor
«Cuando Mirna tiene nueve meses pasa un acontecimiento en mi vida que nos marcó: papá falleció. Murió en un accidente. Mi papá sale a la 1:00 de la tarde, y aproximadamente a las 3:00 nos informan de la tragedia. Nosotros somos 11 hermanos ( tres hembras y ocho varones) y eso nos trastornó totalmente la vida, así como a mi madre».
«Aunque mi papá tenía un carácter muy fuerte y la gente lo veía como muy duro, era una persona dulce, cariñosa; un padre que se ponía a llorar cuando sus hijos no se despedían al salir de la casa; un padre que nunca llegaba sin nada en las manos para nosotros. Él se dedicó a cuidarnos, a protegernos, a que fuésemos profesionales. Nunca lo vimos hablarle mal a nuestra madre y nunca nos golpeó, por lo que hoy somos profesionales y personas con un compromiso social. Papá nunca tuvo que pegarnos para que seamos lo que hoy somos, mamá tampoco. Por eso soy totalmente opuesta al maltrato infantil”.
6. Vínculo de Fidelina de la Rosa con el movimiento feminista y mujeres trascendentales
«En el Simón Bolívar fui contactada por una mujer que es quien me vincula al movimiento feminista: Nelsy Aldebot. Me uno por primera vez al movimiento con los núcleos feminista-socialista (década del 80). Inicio a trabajar, a comprender y a vincularme con el trabajo de las mujeres; con la lucha de la emancipación de la mujer, de todo ese lastre que tenemos y que nos lleva a un imaginario de que somos inferiores, a pesar de que somos quienes damos vidas. Ahí aprendí mucho de mujeres trascendentales en mi vida como Lourdes Contreras, Magalis Pineda, Sergia Galván, y muchas otras mujeres que me han marcado”.
7. Apoyo a las acciones que van en búsqueda de transformar el país
«La vida va cambiando y cambiando. En eso me vinculé con los grupos de izquierda. Entré a trabajar con grupos comprometidos más allá del barrio. Fui parte de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) como maestra y eso me llevó a relacionarme con grupos de izquierda, en los cuales milité. Eso me marcó mucho, el ser parte de organizaciones que se interesan por una transformación social. Sigo siendo una mujer de izquierda, aunque no estoy organizada en ningún partido. Apoyo todas las acciones que entienda que van en la búsqueda de transformar esta realidad de injusticia que padece el país”.
8. La revuelta de abril de 1984
«En esa militancia y en ese paso por la izquierda, ocurrió otro acontecimiento que también me marcó: abril de 1984. Fue una revuelta que se inicia justamente en el barrio Simón Bolívar, en Capotillo, cuando el gobierno de Jorge Blanco, aprovechando que la gente estaba de vacaciones, puso en movimiento acuerdos con el Fondo Monetario Internacional y un aumento general de los alimentos. Ante eso, la gente estaba movilizándose y luchando por mejores condiciones de vida. Nos tocó ver la forma en que fue agredida la población, en la que nuestro barrio fue militarizado y la forma en que, mientras nosotros nos movilizábamos nos respondían con balas. Nos tocó ver a jóvenes caer al lado muertos por estar exigiendo mejores condiciones para nuestro barrio en miseria y para la población en general”.
9. Trabajo comunitario
«En ese momento de la revuelta, estaba conectando con el centro de educación popular que formamos llamado Instituto de Pedagogía y Cultura Popular. Fui responsable de educación, de trabajo con mujeres y, finalmente, fui la coordinadora de esa entidad. A través de ese instituto empecé a trabajar con muchas comunidades, en especial con una con la que mantengo relación y con la que aprendí mucho: el trabajo con los caficultores de la comunidad del Cacao, en San Cristóbal. Esa localidad tiene un papel muy importante en mi crecimiento personal».
«Tengo relación con todo el grupo, pero particularmente con Rufino Herrera. Es un dirigente campesino, con una inteligencia natural. Las cosas que se han logrado ahí es por el liderazgo que él asume. La gente que íbamos a acompañarlo terminábamos aprendiendo de él. Rufino sigue siendo el padre de esa comunidad y una persona especial en todo aquel que toca. Mi vínculo con el cacao, con los caficultores, con las mujeres de esa comunidad, sigue siendo muy especial”.
10. Su encuentro con Fidel Castro en 1998
«Un acontecimiento que marcó a la gente es cuando Fidel Castro visita el país por primera vez en 1998. Fui parte del comité de recibimiento. Cuando se nos planteó que además de los actos protocolares oficiales, Fidel iba a tener una reunión con nosotros, en ese momento manifestamos al primer embajador de Cuba en República Dominicana que todo el pueblo añoraba conocer a Fidel, y que sería muy fuerte que tuviéramos una reunión sólo unas 20 personas. Por ello, le pedimos una actividad donde más personas participaran. Se nos permitió un encuentro en el local que alberga el Ministerio de Cultura, que en ese momento era el Conservatorio de Música».
«Allí se hizo un encuentro con unas 1,500 personas. Pero el momento que más me marcó, es cuando él viene al país otra vez (1999), pero no se pudo reunir con nosotros, por lo que decidió hacer una invitación al equipo de recibimiento para que fuéramos a Cuba. Unas 21 personas fuimos y nos pasamos tres semanas en la isla. Nos llevaron a cada uno de los ministerios, nos explicaron los procesos y cómo el pueblo está vinculado. Eso terminó en una noche conversando con Fidel desde las 7:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, en su oficina en el Palacio Nacional. Eso fue extraordinario”. l
Medalla al mérito
Para Fidelina, quien actualmente es la directora del Instituto de Género y Familia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que ese movimiento feminista de República Dominicana la haya escogido para la Medalla al Mérito como feminista fue un momento trascendental. “La Medalla que me entregó el Estado fue importante, pero ser escogida por ellas, cuando por primera vez se entrega esa medalla a las feministas, para mí ese fue un orgullo que realmente me ha comprometido mucho más”, expresó Fidelina.
La medalla que me entregó el Estado fue importante, pero ser escogida por el movimiento feminista (…), fue un orgullo”.
Fidelina de la Rosa
Escogencia de Mirna como estudiante integral en Cuba
Además, Fidelina hizo referencia que cuando su hija Mirna entró a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en el tercer semestre le llegó la oportunidad de ir a estudiar a Cuba junto a Farah, la hija de su esposo Fernando Peña. Ellas deciden irse a Cuba.
En ese viaje académico, Fidelina destacó la escogencia de Mirna como la estudiante más integral de la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba (1999).
“En esa universidad habían estudiantes de 21 países y ella fue seleccionada como la más integral. En el acto de graduación de esa primera camada de profesionales me tocó hacer el discurso en un acto que no sólo era presidido por Fidel Castro, sino también por Hugo Chávez, lo que fue para mí un honor muy grande”.
Sobre la Sociología
“La Sociología para mí era un sueño. Cuando ellas (Mirna y Farah) se fueron a Cuba, pensé a qué le iba a dedicar tiempo. Entonces, me lo dediqué y entré a estudiar Sociología en la UASD (1999). Fui la única socióloga que se graduó en esa investidura (2005). Me gradué con honores. Poco tiempo después entré a la Escuela de Sociología donde todavía soy maestra”.
Un adiós
Las partidas que más la han impactado son la de su padre Melchor en 1981, la de su hermano Juan Bautista en 2004, la de su madre Emenicia en 2014 y la de su suegro Eduardo en 2018.
Postgrado
Fidelina tiene un Magister en Género y Desarrollo en Intec y un Máster en Estudios Sociales y Económicos, en un mundo Globalizado, con Universidad del País Vasco.
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