Primera noche del DR Jazz Festival 2022
Los 24 años de DR Jazz Festival son una realidad, con una edición organizada al vapor. Mejor no ha podido ser, al menos su primer día.
Fedujazz organiza esta fiesta cada año. Desde el 2019 no se organizaba.
Cabarete, la playa de Cabarete y el área de Pomodoro, donde se realizan los jam session después de los conciertos, acogen a cientos de personas que llegan desde la capital, Santiago, Puerto Plata, Sosúa, Río Blanco, Cabrera.
Había que hacerlo después de la pandemia.
Joël & Mushy, los dos hermanos haitianos, uno percusionista, cantante; el otro productor y pianista, dejaron muy buen sabor en los asistentes tras presentar el pasaporte visado con Amelie, que fue sin dudas un buen comienzo.
Como segunda propuesta fue un gagá jazz con buen solo de batería: Koté moum ya.
El tercero San Melé, y el cuarto, Ayizan, bien recibidos.
En Malouk el cantante cambia hacia la batería. Recuerda lejanamente a Bobby Carcasses .
Soda. El piano eficiente tanto en las armonías como en los pasajes percutivos. Buena guitarra prima. A veces dialogan el bajo, la percusión menor y la batería, cuando el bajo lleva la voz cantante.
El pianista más Hilario Durán que Rubalcava.
Cierran con otro gagá, Maskawon precedido de un canto original. Las congas, si bien juegan un rol mas o menos aceptable, les falta energía y brillo para solos.
Pero el último tema Maskawon es una declaración de principios de esta agrupación que indaga en las raíces folklóricas y las fusiona con jazz, como ya hizo Irakere hace medio siglo.
La agrupación haitiana fue bien recibida y aplaudida con justicia.
La Flauta Temperada
Rafelito Mirabal y Sistema Temperado abre con una obra titulada Sextentidos que incluye clarinete, bajo, guitarra, batería y dos percusionistas más, además del piano y teclado a cargo de Mirabal. En el primer tema expresiones protagónicas del clarinete. Hasta cuando hay un cambio de ritmo hacia un toque de atabales. Y Armengol en los palos. Hay en Rafelito una acometividad en un crescendo maravilloso. Que llena de energia y melodia y desemboca en otro cambio de ritmo.
«Un honor», habla Rafelito tras la ovación. «Fuimos fundadores de este festival», recuerda y menciona a los miembros de la banda: Carlito Estrada (saxo), Curin Curiel (batería), David Almengod (percusión), Isla Alcaraz, en el bajo Ilving Peña.
Entonces entró Nestor Torres, que junto a la banda hizo el resto del concierto.
Café cubano estuvo apoteósico, desbordado de ritmo y sentido tropical.
En Byscaine dialogó con las pailas y el saxo
Luego hace de Alejandro Sanz Regálame la silla donde te esperé, que muestra una profundidad reflexiva y lírica en el comienzo.
«¡Qué honor, qué placer estar aquí, en el paraíso! Estamos haciendo historia juntos», dijo.
Estudio en samba, le permitió entregar una pieza un poquito mas movida y comenzar marcando con los pies.
Le siguió Destellos de eternidad, Rafelito y Sistema Temperado. Un tema donde el arreglo propició la presencia de la flauta.
El Dorado regaló pasajes de la música colombiana.
Alfonsina y el mar, reflexiva, íntima, apasionada. Termina con un borbotón de música. Muy aplaudida, de pie.
Aquí y a petición de alguien en el público cantó el propio Nestor, Sabor a mí.
Uno de los mejores temas de toda la noche, precedido de la narración del origen del mismo fue El Cadete e un tiguere. En sol mayor. Ovación.
Su conocida pieza Pasion Fruit por primera vez con Rafelito Mirabal y Sistema Temperado, fue enseguida reconocida por el público variopinto que acudió, entre ellos los embajadores de Francia, Alemania, la Union Europea.
Para finalizar Tambora. Diálogo inicial entre tambora y flauta, al que se se suma guira y teclado, entonces marca el pambiche. Bajo y demás instrumentos acuden. Champola final entre saxo y flauta para llegar al final por el caminito de Güarenas.
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