Familiares de hombre asesinado en la Ciénaga piden a autoridades enfrentar la delincuencia
Familiares de Pedro Antonio Báez Guzmán, el hombre asesinado dentro de su casa el pasado jueves en la Ciénaga, piden a las autoridades hacer algo para combatir la delincuencia que arropa este sector.
“Yo espero que el presidente, la primera dama y el jefe de la Policía hagan algo. Él era un hombre honrado y trabajador, un padre de familia”, explicó Fátima Guzmán, hermana de la víctima.
Asimismo, expresó que el hombre tenía tres hijos, quienes quedaron huérfanos de padre y madre porque esta última murió algunos meses atrás en una operación.
“Tres hijos que tuvieron que vender su casa porque tienen un trauma fuerte”, agregó.
Franklin Lorenzo, hijastro del hombre, aseguró que ni agentes de la Policía Nacional ni el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1 pasan por las calles.
También comentó que las autoridades deberían estar enfocadas en la delincuencia y no en problemas como el ruido, refiriéndose a la medida dispuesta por el Ministerio de Interior y Policía que prohíbe el ruido de 10 a.m. a 10 p.m. en el Distrito Nacional.
“Estamos hartos de falsas promesas. Lo mejor es que, si de verdad quieren hacer algo, se enfoquen en la delincuencia porque realmente es lo que nos está abatiendo hoy en día”, puntualizó.
Según declaraciones de Félix Jesús, hijo mayor de la víctima y quien estuvo presente durante el suceso, ese día estaban celebrando el cumpleaños de su primo. Estuvieron un tiempo sentados fuera de la casa compartiendo en familia, pero entraron temprano porque sabían que “la cosa está peligrosa”.
Al entrar a la vivienda, cerraron la puerta principal y todas las ventanas.
Sin embargo, una que quedó un poco abierta y, a través de esta, Jesús notó que había un hombre encañonándolo con un arma, al mismo tiempo que otro estaba intentando abrir la puerta principal.
Rápidamente, cerró la ventana y junto a su familia intentó forcejear para que no se abriera la puerta.
El hijo mayor expresó que pensaban que los delincuentes se irían al ver que no podían ingresar. En cambio, decidieron lanzar tiros hasta que uno de estos le cegó la vida a Báez Guzmán al darle en el pecho, debido a que estaba delante de la puerta intentando proteger a sus hijos.
Al instante, los hombres emprendieron la huida y, acorde a declaraciones de los vecinos, uno de estos dijo: “Mira eso, matamos a un pendejo por no abrir”.
Con relación a los criminales, Jesús declaró que vio tres hombres cuando estaba dentro de la casa, pero, en una cámara ubicada cerca del lugar, se observaron cuatro, de los cuales dos andaban cubiertos y los demás descubiertos.
Hasta el momento no se han identificado específicamente quienes fueron.
Por otro lado, este no fue el único acto delictivo que se desarrolló ese día, puesto que los delincuentes, poco conformes con el resultado, decidieron desmantelar una casa más adelante y robarse un motor en otra.
Obligados a mudarse
Fátima Guzmán explicó que, luego del asesinato de su hermano, otra de sus hermanas se llevó a vivir con ella los dos hijos menores y que los demás miembros de la familia se mudarán en los próximos días.
Por su parte, el primogénito de la víctima compartió que se criaron desde jóvenes en ese sector y que no se habían mudado antes para no abandonar su patrimonio. No obstante, a raíz del suceso, se mudarán por el temor de que vuelvan a pasar otra vez. “No podemos durar una semana más aquí”, comentó.
Nuevo Domingo Savio
Todos los familiares de la víctima que fueron entrevistados afirmaron que la delincuencia en la Ciénaga antes no era tan grave, pero empeoró a raíz de los desalojos realizados para construir el Nuevo Domingo Savio.
Este proyecto ocupará, en total, 102,49 hectáreas, 45,15 hectáreas en La Ciénega y 57,34 en Los Guandules, lo que sería 1.30 kilómetros cuadrados.
Igualmente, se inició porque la mayoría de las viviendas de estos sectores se encuentran en situaciones deplorables, ya que su construcción fue a orillas del río Ozama, donde en las temporadas ciclónicas se ven fuertemente afectados por los estragos de la madre naturaleza.
El mismo consta de 394 reclamantes residentes de mejoras, 461 inquilinos, 280 reclamantes no residentes de mejoras, 37 locales comerciales y 23 locales comerciales con viviendas, según cifras registradas en la URBE (Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios y Entornos) que datan del año 2016.
Se espera que la infraestructura de este barrio ayude a 45,000 personas que viven en la zona.