Aprobación de una astronómica ayuda militar para hacer el mundo peor
Los Estados Unidos y sus aliados, incluidos los británicos y otros aliados europeos, continúan avivando los conflictos mundiales, especialmente el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania, y la masacre de civiles perpetrada y justificada por la ultraderecha hebrea.
La guerra prolongada entre Rusia y Ucrania amenaza con extenderse y complicarse aún más, especialmente tras las declaraciones de Macron apoyando el envío de tropas de la OTAN al frente. Este desacierto del mandatario francés se suma a las intenciones de Polonia de desplegar armas nucleares en su territorio, desafiando directamente a la Federación Rusa.
En cuanto a la continua matanza de palestinos, incluyendo mayoritariamente a mujeres, niños y ancianos, tras la reacción de Irán al bombardeo de su sede diplomática en Siria, se evidencia el riesgo para los suministros energéticos mundiales, particularmente si Irán opta por cerrar el estrecho de Ormuz, una ruta crucial para el abastecimiento energético global desde el golfo Pérsico.
Durante las últimas semanas, en Estados Unidos se ha debatido la aprobación de un enorme paquete de ayuda conocido como «Ucrania-Israel». Esta ayuda en suministros militares para ambos países y otras “prioridades de la seguridad nacional” asciende a la astronómica cifra de 95 mil millones de USD. La iniciativa fue aprobada por la Cámara de Representantes y se espera que también sea ratificada por el Senado antes de ser rubricada por el presidente Biden.
Detrás de la retórica de la defensa de la democracia y los «valores occidentales», la aprobación del proyecto tiene varias implicaciones relevantes.
Primero, busca alimentar de manera sustancial la continuidad de los actuales conflictos bélicos en el mundo y abonar el terreno para la emergencia de otros no menos peligrosos. No es casual que 26.000 millones de dólares de los recursos comprometidos fortalezcan las capacidades genocidas de Israel, casi ocho veces más de lo que Washington suele enviar a Tel Aviv en un año. Además, se destinan más de 8 mil millones de dólares para acelerar las tensiones con China en Taiwán y en la región del Indo-Pacífico.
Segundo, se busca garantizar la continuidad del conflicto entre Rusia y Ucrania y mantener la apuesta por un supuesto triunfo de las diezmadas tropas ucranianas para consolidar el cerco de la OTAN a la Federación Rusa. Sabemos que 61 mil millones estarán destinados a respaldar la continuidad a cualquier precio del conflicto en Ucrania y evitar la derrota militar y estratégica de Occidente, como ocurrió en Afganistán y también hace muchos años en Vietnam. Igualmente podemos considerar que las devastadoras guerras en Irak, Siria, Libia y Los Balcanes, con sus cientos de miles de víctimas mortales, representan también grandes derrotas morales de los Estados Unidos y sus aliados.
Tercero, ambos propósitos, a veces solapados y otras expresados de manera explícita, buscan incrementar desmesuradamente las inmensas fortunas del complejo militar norteamericano. En general, el 80 % de los fondos mencionados irá a parar a la industria militar estadounidense (reposición de armas y reservas), que es el gran beneficiario de esta iniciativa de sangre y destrucción, mientras se ignoran graves problemas internos de Estados Unidos y las necesidades urgentes de muchas naciones del mundo, como es el caso de Haití.
Contra toda norma del orden que defienden en franca decadencia, el maratón parlamentario, marcado por el ondeo de banderitas ucranianas y el encendido entusiasmo por la aprobación del paquete de ayuda, también ratificó la confiscación de los activos rusos congelados a favor de Ucrania, a pesar de la oposición de Europa ante las posibles repercusiones negativas para sus propios intereses. Además, “en franca defensa de la libertad de empresa”, se otorgó un plazo de nueve meses a la propietaria de TikTok para vender sus acciones, bajo amenaza de prohibición en las tiendas de aplicaciones estadounidenses.
Al menos aquellos que comprendemos algo sobre la dinámica encubierta de las decisiones tomadas por las élites gobernantes de Estados Unidos, encontramos voces disidentes, moderadas y realistas.
Un ejemplo notable es la representante republicana de Georgia, Marjorie Taylor, quien expresó: «…el contribuyente estadounidense ya ha enviado 113.000 millones de dólares a Ucrania, y gran parte de ese dinero está en paradero desconocido (…) El gobierno federal sigue financiando el complejo militar-industrial, y este es un modelo de negocio que requiere que el Congreso continúe votando dinero para financiar guerras en el extranjero. Se trata de un modelo de negocio que el pueblo estadounidense no apoya. No respaldan un modelo de negocio construido sobre la sangre, el asesinato y la guerra en países extranjeros, mientras que este mismo Gobierno no hace nada para asegurar nuestra frontera… El pueblo estadounidense está endeudado en más de 34 billones de dólares y la deuda aumenta en más de 40.000 millones cada noche mientras todos dormimos. Sin embargo, no se toman medidas para asegurar nuestra frontera o reducir nuestra deuda».
Es evidente que estas voces disidentes son pasadas por alto por la prensa occidental, que pretende ignorar la existencia de figuras como Marjorie Taylor y el inusual realismo político de Robert F. Kennedy Jr.
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