Caída de un avión ¿Por dónde abrir la investigación?
La caída el miércoles de un avión privado con 2 tripulantes y 7 pasajeros a bordo, en la cabecera de la pista 35 del Aeropuerto Internacional Las Américas-doctor José Francisco Peña Gómez (AILA), abre una serie de interrogantes y una parte de ellas tienen que ver con las causas del siniestro. ¿Por dónde comenzar a indagar y con la participación de quiénes?
Conocido el accidente, inmediatamente se piensa en la recuperación –si la tuviera- de la caja negra de la aeronave (que por cierto, es de color naranja), en las condiciones que tenía el aparato siniestrado, e incluso en el comportamiento y el estado de salud del capitán de vuelo y en el factor humano.
De inicio, una vez conocido el hecho, la prioridad es asegurar la escena de la tragedia, antes de que los investigadores logren llegar hasta allí. Se trata, en este caso, de una labor de la policía local o los militares.
No siempre es posible preservar intacta la escena, porque a veces la ubicación y la naturaleza del accidente lo complican.
Luego, además de juntar evidencias, los investigadores a cargo de un siniestro de esta naturaleza pedirán a la aerolínea que suministre copias de un conjunto de documentos, como el historial de mantenimiento y la lista de pasajeros.
La Convención de la Aviación Civil Internacional deja claro –al referirse a quienes pueden y deben investigar- que “la primera responsabilidad recae sobre el Estado donde ocurrió el desastre (que en este caso es República Dominicana), aunque también pueden tomar parte en la investigación el país donde la aeronave estaba registrada, aquel donde la aerolínea tenga su casa matriz y el país donde se haya diseñado el aparato.
En el caso actual, de la caída del avión de Helidosa, Estados Unidos deberá participar en la indagatoria, si se parte de que los pasajeros fallecidos son estadounidenses.
Llegada de los peritos
En una situación del tipo descrito esos peritos analizarían aspectos como el mantenimiento del avión, el entrenamiento del piloto y copiloto y los descansos de las tripulaciones, como parte vital de la investigación
También revisarán las comunicaciones entre la aeronave y los controladores aéreos (verán si la hubo o no, cómo y si, incluso, se entendieron en los códigos o lenguaje usado), así como la información de las condiciones meteorológicas al momento de la tragedia.
Los investigadores están en condiciones de evaluar la evidencia física; deberían mantenerse abiertos a cualquier posibilidad, a cualquier hipótesis que surja, y no enfocarse de inmediato en una sola teoría que explique el accidente.
En el levantamiento y estudio del hecho, la norma manda que tan pronto se pueda, se recolecten y analicen los restos del fuselaje, pasando a ensamblarse tanto como se pueda. Eso se hace –casi siempre- en un recinto cubierto lo más cerca posible del lugar del accidente.
El fuselaje es uno de los elementos estructurales principales de un avión; en su interior se sitúan la cabina de mando, la cabina de pasajeros y las bodegas de carga, además de diversos sistemas y equipos que sirven para dirigir la aeronave.
Una caja negra-naranja
La caja negra y las grabadoras de voz de la cabina de pilotos son de alta relevancia para comenzar a entender qué pasó y por qué los ocupantes y la propia aeronave no cumplieron con la meta fijada, que era llegar sanos y salvos al lugar de destino. En el caso en cuestión, el avión partió del Aeropuerto el Higüero con destino a Florida, Estados Unidos.
Habría que esperar a ver si el avión, tipo Gulfstream al servicio de la compañía Helidosa, poseía caja negra.
El Reglamento Aeronáutico Dominicano no exige la instalación de cajas negras, grabador de datos de vuelo/grabador de voces en cabina (FDR/CVR). Más bien es obligatorio para aeronaves de 35 pasajeros en adelante.
Ahora toca a la Comisión Investigadora de Accidentes Aéreos (CIAA) realizar una investigación imparcial e independiente. No depende, en este caso, del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC).
Más bien esa comisión es dependiente de la Junta de Aviación Civil (JAC), aunque debería ser independiente. Y debería serlo, según recomiendan conocedores del tema, porque si se descubriera que había fallas de mantenimiento en el avión (no se está diciendo, tampoco sugiriendo que hay fallas, porque la investigación apenas inicia), ese tema, de velar porque los mantenimientos se realicen es responsabilidad del IDAC.
En concreto, no es la Junta de Aviación Civil, sino a la CIAA a quien corresponde realizar dicha investigación. De acuerdo con opiniones de entendidos en la materia, la CIAA depende de la JAC para el tema de entrega de recursos económicos, pero no se supone que la JAC ordene a la que esa dependencia investigue.
Las quejas
Hace tiempo se viene criticando el tema de las horas de vuelo de los pilotos de esa empresa Helidosa, lo ha hecho la Asociación Nacional de Pilotos, por ejemplo. Se ha advertido del riesgo de que el país, si esto llegara a comprobarse y otras situaciones, tenga problemas con su categoría 1.
Los resultados de las autopsias que se hacen a los pasajeros y los miembros de la tripulación también pueden ayudar a deducir lo que sucedió a bordo. El proceso de investigación del accidente es estrictamente técnico, no de asignación de culpas.
Si se parte de la experiencia de otros accidentes aéreos a nivel mundial, en muchos de los casos lo que ha ocurrido es que -una vez un avión se desploma- se deben poner en marcha dos investigaciones: una judicial y una técnica, y ambas tienen que ser independientes.
La primera busca depurar responsabilidades y se basa en las leyes del país donde ha ocurrido el accidente; la segunda no busca determinar responsabilidades, sino las razones que provocaron el suceso, a través de una comisión en la que participan los Estados involucrados.
En la investigación técnica es el Estado en donde ha ocurrido el accidente el que debe iniciar y dirigirla durante el tiempo que sea necesario, de acuerdo a la normativa internacional regulada por Naciones Unidas a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
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