Carencias disparan los trastornos emocionales

Las perturbaciones económicas y de salud que enfrenta la población dominicana, sobre todo por la pérdida de empleos y las constantes amenazas de brotes y epidemias, se han convertido en dos importantes estresores que están contribuyendo a incrementar los casos de jóvenes y adultos que presentan problemas de salud mental.

Así lo afirma la psicóloga María de los Santos, presidenta de la Asociación de Psicólogos/as de la Salud (ASOPSALUD), al señalar que es frecuente recibir en las consultas hospitalarias pacientes con afecciones emocionales, manifestadas mayormente en ataque de pánico, estrés post trauma, aislamiento social, trastorno del sueño, depresión, uso y abuso de sustancias psicoactivas, tristeza profunda e intento suicida.

Dijo que aunque casos de esa naturaleza siempre han asistido a los servicios psicológicos de los centros de salud, en la actualidad o en la postpandemia se ha visto un mayor incrementado de los trastornos emocionales, ya que durante la pandemia muchas personas perdieron sus empleos, seres queridos y sintieron miedo de enfermar y no poder buscar el sustento económico.

A esto debe agregarse, explicó la especialista de la conducta humana, el duelo.  “Ahora es que estamos recibiendo más personas con duelo, el duelo en la población dominicana, la gente tiene poca tolerancia, se irrita con facilidad”.

Al enfermar

La presidenta de la Asociación de Psicólogos de la Salud, dijo que en la consulta hospitalaria, sobre todo en pacientes ingresados que atraviesan por un quebranto médico, se ven casos frecuentes de madres que enferman y se afectan emocionalmente porque no pueden costear el tratamiento y temen morir y dejar sus hijos pequeños solos. Además de jóvenes, que creen que al enfermarse afectarán la economía familiar o que no podrán insertarse al mundo profesional y productivo, lo que les lleva a la depresión.

Psicosociales

En entrevista concedida a Listín Diario, la especialista de la psicología señaló que los problemas psicosociales y ambientales, como la pobreza extrema, la economía y ayudas  insuficientes y el desempleo, inciden de manera negativa en las personas.

Esto puede conllevar a generar ansiedad, inseguridad, desesperanza, angustia, depresión, pensamientos repetitivos y obsesivos compulsivos por no tener los recursos económicos para resolver el endeudamiento, sus necesidades básicas, como la alimentación,  problemas de salud, vivienda, educación, entre otros.

Señaló que el  impacto emocional que produce  la amenaza a la salud, fruto de virus y otras condiciones médicas,  se manifiesta en un exceso de preocupación ante el temor al contagio, los pensamientos repetitivos y obsesivos, ansiedad, depresión, pánico y poca socialización, aunque, señala, que no todas las personas reaccionan de la misma manera ante un evento de esa naturaleza.

Citó como ejemplo que,  ante el Covid-19, se  generó en la población un conjunto de síntomas y síndromes como fueron el ataque de pánico, intento suicida, estrés post trauma, aislamiento social, trastorno del sueño, depresión, uso y abuso de sustancias psicoactivas y tristeza profunda.

La carga de los virus

“Padecer de algún virus puede contribuir en jóvenes y adultos a exacerbar síntomas de salud emocional; en personas con condiciones preexistentes, cualquier virus representa un factor de vulnerabilidad para el quebrantamiento de las emociones”, dijo.

La especialista agregó que la carga de virus como el VIH/Sida, influenza, las hepatitis, Covid, entre otras, tiene una connotación negativa ante los individuos, y por ende puede aumentar los trastornos emocionales, por lo que entre los problemas emocionales y ambientales este representan un estresor importante.