Bielorrusia acogió este martes al jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, como parte del acuerdo para terminar su rebelión en Rusia, llevando a la OTAN a advertir que está preparada para defender a sus miembros de «Moscú o Minsk».
«Prigozhin ya está viajando en avión. Sí, efectivamente, hoy está en Bielorrusia», declaró el martes el presidente de ese país, Alexander Lukashenko, en una declaración ambigua a la agencia oficial de noticias Belta.
Medios bielorrusos informaron que un avión privado propiedad de Prigozhin había aterrizado en Minsk el martes por la mañana.
El jefe de Wagner estaba desaparecido desde el fin de su rebelión el sábado por la noche contra los mandos del ejército regular ruso, durante la que sus hombres tomaron bases militares e hicieron una marcha hacia Moscú antes de replegarse.
Aunque las repercusiones del motín de este exaliado de Vladimir Putin son inciertas, el Kremlin niega que el presidente ruso haya salido debilitado de la crisis, la peor en sus casi 25 años de poder.
El dirigente agradeció el martes a los militares que, según dijo, impidieron una «guerra civil».
«Ustedes se opusieron a estos disturbios, cuyo resultado habría sido inevitablemente el caos», destacó en una ceremonia con militares en Moscú.
Putin observó un minuto de silencio en homenaje a los pilotos del ejército abatidos por los amotinados cuando «cumplían con honor su deber».
La rebelión llevó a la sociedad a «consolidarse alrededor del presidente», dijo el Kremlin. «El ejército y el pueblo no estaban del lado» de los amotinados, insistió Putin.
Sin embargo, el encarcelado opositor ruso Alexéi Navalni estimó que la rebelión de Wagner demuestra que el poder de Putin es una «amenaza para Rusia».
«Es tan peligroso para el país que incluso su inevitable colapso representa una amenaza de guerra civil», afirmó.
– Desarmar a Wagner –
El ministerio de Defensa ruso anunció el martes preparativos para «la transferencia del equipo militar pesado de Wagner a unidades activas de las fuerzas armadas» regulares.
La medida parece destinada a neutralizar a la milicia que hasta ahora actuaba siguiendo instrucciones del Kremlin en Ucrania, Siria y en varios países africanos.
Aunque las autoridades rusas negaron muchas veces cualquier relación con Wagner, Putin afirmó el martes que el Estado había «financiado completamente» a este ejército privado, pagándole más de mil millones de dólares el año pasado.
Putin había denunciado el lunes la «traición» de Prigozhin, al tiempo que aseguró que los miembros de Wagner podrían unirse al ejército regular o ir a Bielorrusia.
En una crítica velada a Putin, Lukashenko, que ofició de mediador en la crisis, dijo que la rebelión era consecuencia de la mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el ejército ruso.
El dirigente bielorruso también estimó que su país podía aprovechar «la experiencia» de los combatientes de Wagner que se exilien allí.
Ante este movimiento, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que la alianza está preparada para defenderse ante cualquiera de los dos países.
«Hemos enviado un mensaje claro a Moscú y a Minsk: la OTAN está allí para proteger a cada aliado y cada parcela del territorio de la OTAN«, dijo en una cena en La Haya con siete jefes de Estado o de gobierno de los Estados miembros de la Alianza.
«No hay lugar para ningún malentendido en Moscú o en Minsk en cuanto a nuestra capacidad de defender a los aliados contra toda amenaza potencial», añadió.
– Restaurante bombardeado –
Según Putin, la rebelión no forzó la retirada de sus tropas apostadas en Ucrania, que realizaron un ataque contra la ciudad oriental de Kramatorsk con cuatro muertos y 47 heridos.
El ataque con cohetes impactó en particular un popular restaurante de esta ciudad, centro neurálgico para soldados y periodistas en el este de Ucrania.
Entre los afectados figuran el ex comisionado de paz de Colombia, Sergio Jaramillo, y su compatriota el escritor Héctor Abad Faciolince, que sufrieron «heridas leves», dijeron ambos en un comunicado.
Los dos se encontraban en el restaurante Ria Pizza junto a la periodista colombiana Catalina Gómez, también con lesiones leves, y la escritora ucraniana Victoria Amelina, «en estado crítico por una lesión en el cráneo, probablemente por los vidrios y las vigas que volaron», explicaron.
Un reportero de la AFP vio un importante despliegue de ambulancias, policías y militares, así como numerosos vecinos concentrados frente al restaurante bombardeado, Ria Pizza.
Un cocinero cubierto de polvo, Roslan, de 32 años, indicó que en el momento del ataque «había bastante gente» en el restaurante y señalándose a sí mismo, agregó: «tuve suerte».
Kramatorsk, una ciudad de 150,000 habitantes antes de la guerra, es el último gran centro urbano bajo control ucraniano en el este del país y se halla a unos 30 km de la línea de frente.
Ucrania, con apoyo financiero y de material militar de las potencias occidentales, lanzó hace unas semanas una contraofensiva para tratar de recuperar territorios tomados por Rusia.
Estados Unidos anunció el martes un paquete adicional de 500 millones de dólares en armamento para reforzar esta campaña de Kiev.