De cómo logré mi camino a la residencia americana

Cuando llegué a Estados Unidos el año pasado como estudiante internacional, no me imaginaba que podría encontrarme de frente con una posibilidad de quedarme a vivir y trabajar de manera permanente con un visado que me permitiera obtener la residencia americana. Nuestros planes familiares estaban más enfocados en obtener una experiencia que no superara los tres años para luego regresar a nuestra Quisqueya. No obstante, el destino nos llevó hacia otra dirección.

Fue un amigo quien me dio la información de que existía la visa EB-2 por interés nacional, con la cual, por medio a mis propios méritos, bagaje profesional y preparación académica, yo podría someter una aplicación estando incluso dentro de los Estados Unidos. Debo confesar que para mí fue un despertar, ya que nunca pensé o imaginé que literalmente podrías patrocinarte a ti mismo para obtener la muy deseada “tarjeta verde”. Descubrí, sin proponérmelo, la respuesta a la pregunta muy reiterada en el argot popular durante los años 90 en República Dominicana: ¿Y quién te patrocina?

La segunda preferencia de las visas basadas en el empleo (EB-2 por sus siglas en inglés) existe en el marco legal migratorio de Estados Unidos desde el año 1990. Es la única de las cinco categorías de la familia EB que tiene apellidos: interés nacional. Esto quiere decir que las personas que reúnen los criterios de elegibilidad pueden saltarse el trámite de, primero, diligenciar una oferta laboral de un empleador en territorio norteamericano y, segundo, que el complejo proceso de obtener una certificación laboral no sea necesario para someter la petición I-140 como trabajador extranjero. En términos técnicos, obra una exención de la oferta de trabajo y por consiguiente, la certificación laboral correspondiente. Tú te conviertes, en modo literal, en tu propio patrocinador.

Fue fascinante para mí saber todo esto, pues al igual que muchos hispanos, albergaba en mi mente la posibilidad de obtener el privilegio de vivir, aun cuando fuera por una temporada, en este gran país. Sin embargo, lo veía muy remoto hasta que tuve contacto con toda la información que consumí a través de libros, videos, podcasts, cursos, etc. Fui, y aún soy un asiduo estudiante de todo lo que hay disponible en internet al respecto. Mi descubrimiento me motivó a dar dos grandes pasos: retomar mi carrera de abogado, aplicando a la barra de California para sentarme a examinarme y obtener los privilegios de la práctica legal en Estados Unidos y, ejercer de manera profesional el derecho migratorio para ayudar a tantas personas que así lo requieren. Ambas cosas han tomado su rumbo correspondiente. Estoy viviendo mi real pasión.

Ya con todas las evidencias listas para someter mi caso por mí mismo, tuve la oportunidad de acceder a los servicios profesionales de una firma de abogados que manejó exitosamente mi proceso. Estoy grandemente agradecido a las personas que estuvieron involucrados para que yo saliera beneficiado con esta solución migratoria en tan solo 45 días. Cuando los solicitantes y quien impulsa el caso reúnen cierto nivel de excepcionalidad, los resultados son milagrosos. Creo que hubo una combinación de ambas cosas para conseguir el éxito alcanzado.

Mi petición exitosa me ha llevado a tejer la misión de informar a la comunidad latina sobre esta posibilidad. Muchos de nuestros buenos hermanos llegan a Estados Unidos y lo hacen por vías que están fuera de la legalidad. Eso troncha el camino de miles de profesionales que pudieran ejercer en Estados Unidos de acuerdo con sus carreras, pero no pueden porque su situación legal les limita.

He conocido a muchos hispanos bien preparados que pudieron haber aplicado como lo hice yo a la EB-2 por interés nacional, pero han acumulado estadía ilegal y eso les impide caminar en esta vía hacia la residencia permanente. Mi objetivo es elevar la discusión migratoria en República Dominicana y otros países de la región a una posibilidad que premie los méritos de las personas preparadas y que dondequiera que vayan, abunden los aportes que puedan hacer porque lo hacen basados en sus propios méritos y ejercen profesionalmente desde su preparación.

Quisqueyanos, nos vemos pronto en nuestra gira profesional del 14 al 19 de octubre, donde llevaremos conferencias gratuitas a universidades del país y capacitación de primer orden para profesionales que se dedican a los servicios migratorios, procurando con ello crear espacios de reflexión que motive una migración legal y que a la vez permita destacar más lo que somos en tierras extranjeras. Contamos con el aval del Instituto de Inmigración y Política de Filadelfia. Será una grandiosa experiencia. Podemos hacerlo diferente.

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