El calvario al que son arrastrados los niños que también se unen a la “vuelta por México”
Entre 2021 y 2022, la cantidad de menores de edad dominicanos en situación irregular en México creció en un 27%, siendo las ciudades más propensas a estas detenciones Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala y Sonora, ciudad limítrofe con Phoenix (Estados Unidos).
La mayoría de estos menores tenía entre los 12 y 17 años, y el 5% andaba solo.
En los últimos siete años 30 niños y adolescentes dominicanos no fueron admitidos por agentes migratorios mexicanos, cifra que representa el 3% del total de dominicanos que quiso entrar a México y no pudo (1,116). En el rango de 0 a 12 años hubo 13 inadmisiones, siendo siete niñas y seis niños. Mientras que de 13 a 18 años hubo 17, la mayoría de chicos.
Luego de que se popularizara la “vuelta por México”, entre septiembre y diciembre de 2022, también aumentaron los “eventos” de menores dominicanos en situación migratoria irregular. Según estadísticas, para inicios de año había cuatro por mes, pero ya para finales aumentó a un promedio de 57 mensual.
De los menores dominicanos detenidos, 11 fueron devueltos a República Dominicana a través de retornos asistidos en 2022.
Ante el ascenso de las cifras de niños migrantes no acompañados fue lanzada la campaña “Pasos sin compañía”, que busca visibilizar la situación que viven niñas y niños que no son acompañados de su familia.
Además el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) detalla que durante estas peligrosas rutas los niños migrantes son vulnerables a ser detenidos, expuestos al crimen organizado o tráfico de personas, a pasar hambre y frío, violentados y sin acceso a servicios de salud.
Así le pasó a María, una adolescente dominicana de 15 años, y a sus hermanitos, quienes por poco son secuestrados en la ruta hacia Estados Unidos que se ha extendido por casi un mes.
“Estamos en Villa Hermosa, Ciudad de México, aquí estamos pero nos quieren secuestrar… Somos niños”, dijo la chica para un video la noche del domingo 5 de febrero, mientras estaba acompañada de otros niños, su padre, su madre y su madrastra.
La madre de la adolescente le pidió que grabara el momento para notificar a familiares en caso de que les pasara algo. En el video, grabado con la cámara frontal, se ve a la chica con ojos llorosos, miedo y diciéndole a sus hermanitos que no bromearan sobre el tema, porque era una situación seria. Además le pidió a la madre que anotara la placa del vehículo para tener registros y también enviarlos a sus conocidos.
La familia se trasladaba en un taxi, que fue detenido por supuestos policías, pero ellos sospechaban que eran realmente secuestradores. El tono en sus voces era de desesperación.
Después de días sin comunicación, la familia dijo que estaba detenida por las autoridades mexicanas. No dio más detalles.
Pero no es la primera vez que la jovencita, quien es la hermana mayor, se ve expuesta a una situación similar. José (nombre ficticio), quien conoce a la familia desde años, contó que la chica nació en República Dominicana, pero a los siete años se fue con su madre a un viaje irregular por el que tuvo que pasar por varios países hasta llegar a Chile, donde se establecieron y pudieron tener documentos legales. Pero el pasado diciembre de 2022 la familia volvió al país con dos objetivos: disfrutar de las festividades navideñas y planificar la “vuelta por México”.
De acuerdo con José, la jovencita no quería emprender “la vuelta”, porque ya se sentía cómoda en Chile, tenía un buen estatus social y no quería dejar atrás a sus amigos. Pero al igual que sus hermanitos fue arrastrada al recorrido por sus padres.
Todos salieron de territorio dominicano el pasado 18 de enero con destino a El Salvador, uno de los países centroamericanos desde donde se han popularizado viajes irregulares de dominicanos hasta Estados Unidos y donde hasta el momento no se necesita visa, al contrario de Guatemala, que acaba de formalizar esta restricción para los dominicanos.
Las cifras son tan altas que solo entre octubre y diciembre de 2022 9,246 dominicanos viajaron hacia territorio salvadoreño, un incremento de casi un 2,000% en comparación con el mismo periodo en 2021.
Además, en menos de dos años, pasaron de ser 1,420 viajes a 11,206, indican cifras de la Dirección General de Migración y Extranjería de El Salvador obtenidas por este periódico.
Propensos a secuestros y actos de violencia
Dos niños están sentados en el regazo de su madre arriba de una cama. Ella también los tiene abrazados. El niño pequeño, de unos tres años, se nota nervioso. Mueve la cabeza de lado a lado. Mientras que la más grande, de unos siete años, está balbuceando el mismo discurso de su madre, pero con el rostro con lágrimas y notablemente más afectado.
Los tres son originarios de Baní, provincia Peravia, y no están en un escenario normal. De hecho se encontraban en una habitación pintada de azul cautivos por secuestradores mexicanos. La familia también había salido desde República Dominicana para hacer la “vuelta por México”.
En el video al que tuvo acceso Listín Diario y que fue enviado y grabado a mediados de enero, la joven madre dice “Estamos bien, amigos, lo único que necesitan (los secuestradores) es que depositen el dinero. Lo único que necesitan es su dinero, por favor”. No se especificó la cantidad de dinero para el rescate.
En otras imágenes, enviadas a sus familiares dominicanos, se ve a la madre y a los hijos amordazados e inmovilizados mientras eran apuntados en la cabeza con pistolas.
Se desconoce si los secuestradores lograron liberar a la familia.
Hospitalizados por deshidratación
Una mujer que llamaremos “Temi” planeó “la vuelta” desde Colombia con la finalidad de pasar por varios países de sudamérica y centroamérica hasta México y desde ahí llegar a la frontera con Estados Unidos. Decidió llevarse a sus hijos para buscarles un mejor futuro, pero después de las vicisitudes vividas no recomienda a las familias viajar con menores de edad.
En un reportaje con la periodista de Listín Diario Cándida Acosta, la madre describió que en la ruta vio muchos recién nacidos, niños y mujeres embarazadas; incluso, a un bebé sangrando por la nariz y la boca durante el largo recorrido.
Pero lo peor fue vivir un secuestro por parte del Cártel de Sinaloa. Sus hijos estaban tan desnutridos, que uno de los secuestradores les regaló una lata de leche.
Durante casi un mes de recorrido, los niños, de uno y cuatro años, desarrollaron traumas que aún los despiertan en las noches. Según contó Temi, ambos vivieron cómo delincuentes amenazaban a otras personas con armas de fuego, entre otros actos de violencia.
Al llegar a Estados Unidos los niños fueron ingresados en un hospital con deshidratación y neumonía causadas por las bajas temperaturas y las gélidas aguas del río Bravo, fronterizo con Estados Unidos.
Y ahora, a meses de establecerse, el bebé todavía sufre las consecuencias de la falta de alimentación durante la travesía. “Se atrasó tanto que ni camina”, explicó la madre del bebé.
El peligroso río Bravo
En una entrevista con Listín Diario, Jonás, un dominicano que decidió irse por la “vuelta por México”, contó que el río Bravo es uno de los puntos más peligrosos de toda la ruta. Para diciembre, cuando lo cruzó, las temperaturas eran bajo cero, y vio cómo los niños eran los más vulnerables al clima extremo.
«Cuando cruzamos, yo veía cómo a las personas se les iba su ropa, a mucha gente los niños se les iban de la mano y los iban a buscar, entonces cuando tú te sales del camino se te pone hondo, porque el río tiene hoyos y unos lugares donde las piedras, como están congeladas, te cortan”, contó.
Al momento de salir del río, la prioridad de las patrullas fronterizas estadounidenses es salvaguardar a los niños. «Cuando tú cruzas la frontera que los policías ven que vienen niños, les dan prioridad porque los nenes son los más delicados».
En ese momento, les abren unos portones para que puedan pasar más rápido con su familia o solos. Sin embargo, ya del otro lado del muro, se mantienen con la ropa mojada y expuestos a las gélidas temperaturas. Las autoridades no les proveen ropa seca.
Entre las soluciones propuestas por Unicef para contrarrestar los viajes irregulares con menores están incrementar las posibilidades de que las familias tengan ingresos y los jóvenes encuentren empleo; y fomentar una gobernanza más responsable y transparente. Por otro lado, insta a las autoridades a acabar con la detención de niños migrantes o de aquellos que esperan obtener la condición de refugiados, y que en esos casos se introduzcan prácticas diferentes para no afectar a los infantes debido a su vulnerabilidad a la violencia física y psicológica.
Daños psicológicos en los menores
“Estudios en la región han mostrado que, en el caso de las niñas, una vez que están inmersas en la dinámica migratoria, están expuestas a diversas formas de explotación y abuso, como: la trata de personas y explotación sexual, el embarazo temprano y al matrimonio o uniones forzadas. Por otro lado, los niños son utilizados para realizar trabajos forzosos o de naturaleza delictiva”, indicó la directora subregional de América del Sur de Plan Internacional, Verónica Zambrano, en el lanzamiento de la campaña de concientización.
Psicológicamente, incluso antes de realizar viajes irregulares como “la vuelta por México”, los niños pueden desarrollar estrés, que de no ser tratado efectivamente, podría desencadenar diferentes situaciones llegando incluso a afectar su salud mental, y en casos extremos causar trastornos de ansiedad o alguna comorbilidad con trastorno depresivo.
«Cuando los niños escuchan ‘han matado allí o han secuestrado allí o que se ahogó uno por allá’, sin verlo, les genera un estrés terrible… Es el mismo estrés que puede tener una persona que se ha accidentado o ha visto una situación traumática”, explicó a Listín Diario el psicólogo clínico y docente universitario, Aneury Ortiz.
El experto indicó que, además, los niños migrantes pueden desarrollar sentimientos de pérdida y duelo, ya que dejan atrás a su círculo de compañeros de clase, amigos y parte de sus familiares.
“Cuando se van a allá (Estados Unidos) si ellos están bien aquí (República Dominicana) es básicamente un proceso de duelo, un sentimiento de pérdida, porque ya no están donde deben estar, deben adaptarse a un idioma, a un nuevo sistema de alimentación, a un nuevo clima… y lo principal que les afecta es el cambio cultural”, a lo que agregó que no es lo mismo cuando los niños son forzados a migrar como refugiados de países en conflictos, que en la situación actual cuando muchas veces los padres son migrantes económicos, o sea se trasladan en búsqueda de una mejoría social y económica.
Asimismo, la psicóloga y terapeuta familiar Erika Pacheco dijo que en estos casos el niño puede desarrollar un daño psicosocial, psicológico y emocional.
La también docente universitaria mencionó que está tratando el caso de una niña dominicana en Estados Unidos, quien migró con su madre de manera irregular. Ahora la chica tiene ansiedad generalizada, ataques de ansiedad y sufre de autolesiones, “porque está entrando en un círculo depresivo, porque se siente impotente al no tener contacto con sus abuelos y amigos que tenía en Santo Domingo”.
Explicó que de no trabajarse a tiempo o darle seguimiento, se podría convertir en una patología, y en un eventual un trastorno, sin embargo para determinar estas consecuencias hay que evaluar los criterios de cada caso.
17 años sin ver a su madre
Cuando Yuleisy Ramírez tenía 11 años, su madre se fue hacia Puerto Rico para participar de una fundación. El viaje que tenía previsto por un trimestre se ha extendido a más de 17 años. Se ha quedado el resto del tiempo en situación migratoria irregular.
Yuleisy pasó de vivir con sus dos padres, a vivir con su papá en la casa de su abuela materna.
Ella no recuerda haber tenido una conversación con su madre al respecto. Ni siquiera sabe si llegó a despedirse. Fue con el paso de los meses que ella se percató de la gran ausencia que tenía y que su padre trató de llenar.
No la ha vuelto a ver en persona y ha intentado aplicar a la visa estadounidense, pero en los expedientes aparecen informaciones sobre el estatus de su madre, por ende se la han denegado.
“Al inicio sí me hacía falta pero no entendía a ciencia cierta lo que yo estaba viviendo. Yo sabía que no estaba, pero no que iba a pasar tanto tiempo. Con el paso de los meses yo entendía que no la estaba viendo a diario, y que quizá no iba a volver en un tiempo”, dijo la joven que ahora tiene 28 años.
El psicólogo Aneury Ortiz explicó que los padres deben saber cómo se maneja una relación a distancia, sobre todo con los hijos, para que ellos entiendan por qué no están junto con el niño con comunicación constante.
Aunque admitió que el sentimiento de duelo será más agudo dependiendo de quién acoja al menor, porque en ocasiones se queda con uno de los dos padres, que define como el mejor de los casos, y de no tenerlos con otro familiar cercano.