El debate: un banquete que nutrió nuestra democracia

El debate electoral celebrado anoche, y organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) constituyó un inusitado hito histórico en el desarrollo y el fortalecimiento de nuestra joven democracia, al tiempo que un verdadero banquete para los dominicanos, un plato fuerte que llenó su cometido de alimentar la actual campaña con fuertes y nutritivas dosis de educación ciudadana.

El expresidente Leonel Fernández, como ya nos tiene acostumbrados desde su irrupción en la pasarela política durante la década de los 90, exhibió un alucinante uso de su cautivante retórica, aderezada con unos ilustradores corporales con los que lograba reforzar sus palabras.

Esto, en adición de un dominio extraordinario de cada uno de los temas de la agenda, como aquellos relacionados con la visión del decano de los aspirantes a ostentar la banda presidencial por al menos un cuatrienio más,  inspirada en un futuro supeditado irremisiblemente a  las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, incluida la tan socorrida inteligencia artificial.

El presidente Luis Abinader, una vez más, hizo gala de su insólita evolución y su sostenido proceso de acrisolamiento como orador, de su capacidad de respuesta y argumentación como reacción a los hostigamientos de sus oponentes, quienes en ningún momento blandieron sus espadas para infligirse estocadas recíprocamente, sino que, más bien, enfilaron sus mordaces imputaciones hacia quien hoy ostenta el tan codiciado inquilinato del solio presidencial.

En el actual gobernante, los electores tuvieron la oportunidad de aquilatar a un gerente empoderado, preciso y seguro en el desempeño de sus funciones administrativas. Supo proyectar unos niveles de autoeficacia tan incontrastables que no le faltó tiempo hasta para matizar el evento con acotaciones de humor, las cuales dosificaba con apropiado sentido de oportunidad y elegancia.

En cuanto al exalcalde Abel Martínez, nos sorprendió con sus intervenciones caracterizadas por la serenidad y la ecuanimidad, un binomio que supo maridar eficazmente con la firmeza y la contundencia de sus aseveraciones, muchas de las cuales se traducían en señalamientos libres de circunloquios, y que, a modo de drones y misiles dirigidos hacia el litoral de su vecino más próximo, pronunciaba estentórea y fluidamente.

Uno de los éxitos que cosechó el candidato morado en frecuentes ocasiones nos remite al balance que pudimos percibir cuando balanceaba las reiteradas y frías estadísticas que con tanta destreza supieron esgrimir sus adversarios como fundamento de sus postulados, haciendo acopio de cuanto recurso comunicacional estuviera a su alcance para que las miradas del auditorio se posaran en el drama humano que viven las víctimas de los desaciertos oficialistas más allá de las cifras.

Con el debate presidencial de anoche, la ANJE ha contribuido enormemente a apuntalar las decisiones de los ciudadanos llamados a ejercer el voto como derecho fundamental, proveyéndoles de incalculables insumos en términos de información. Vayan hasta esa organización de la sociedad civil nuestro reconocimiento y agradecimiento por tan inapreciable aporte a la construcción de una democracia más sólida.

Definitivamente, hemos avanzado, a pesar de los grandes desafíos que aún enfrentamos como nación. Ya ANJE hizo su trabajo. Los candidatos también lo hicieron, al acceder a debatir y confrontar sus ideas de manera pública. Ahora toca a los electores cumplir con el sagrado deber de votar… y hacerlo por el mejor.

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