El irrespeto generalizado preocupa a los sociólogos

La gente devuelve lo que recibe”. Con esa frase des­cribe el sociólogo Juan Mi­guel Pérez, una de las ra­zones de que en “tiempos recientes”, la sociedad do­minicana no acata las dis­posiciones de las autorida­des, creando un irrespeto genérico de la población.

“Cuando a la gente humil­de tú le prestas un dine­ro, ellos se sienten en la necesidad de reciprocar, porque lo sacaron de un lío, porque lo sacaron de un problema, eso es una ley social…, ahora eso va también del lado negati­vo, si la gente lo que recibe es maltrato pues devolve­rá maltrato”, expresó Pé­rez a LISTÍN DIARIO.

El también maestro uni­versitario explica que la mayoría de esas instancias oficiales adolecen de una “legitimidad” que las ava­le, lo que a su entender es producto de que los servi­cios precarios que ofrecen no garantizan varios de los derechos fundamenta­les que debe de tener una sociedad.

“Es decir que en lugar de que el Estado esté prote­giendo a la gente, hacién­dole valer sus derechos laborales en los centros de trabajo privados y pú­blicos, pues los han aban­donado a la suerte del patrón, que le viole sus de­rechos”, agregó Pérez.

Explica que medidas como la exigencia de la tarjeta de vacunación contra el Co­vid-19 para acceder a espa­cios públicos, y privados de uso público, son “con buena intención” pero que no han sido implementadas con la práctica correcta.

“Para que una persona en­tienda que la vacunación es un ejercicio sano que bus­ca darnos salubridad pú­blica ante una crisis sani­taria, tú tienes que tener una consciencia crítica, tie­nes que saber y darle fe a la ciencia, tienes que tener una serie de criterios que solo una buena educación, una buena escuela raciona­lista la da, pero la escuela nuestra es muy deficiente, no solamente en los méto­dos sino también en los con­tenidos…y eso hace que la gente sea muy vulnerable ante cualquier bola que co­rra, cualquier fake news so­bre determinado bien co­mún, como lo es en este caso la vacunación”, detalló el maestro de sociología en varias universidades, inclu­yendo la Autónoma de San­to Domingo (UASD).

Ese mismo pensar lo com­parte el también sociólogo, Alejandro Abreu, quien ex­presa que la legitimidad se pierde ya que las propias autoridades son cómplices y otras veces beneficiarios del desorden y el uso irre­gular del poder, podríamos llamarle economía del des­orden (delincuencia, infor­malidad, tráfico, corrupción y prebendas).

Abreu señala que hay otros dos aspectos fundamenta­les que aportan a que la pro­blemática siga creciendo en la sociedad dominicana.

“Uno de tradición histó­rica, donde la autoridad se asocia al autoritaris­mo, al ejercicio militar y personal del poder públi­co, herencia del trujillis­mo, además la ausencia de consciencia y respon­sabilidad ciudadana, po­sibilita ver el orden, la administración de los es­pacios públicos, los par­ques, aceras, las calles, la recolección de basura y el tránsito, como territorios ajenos, para ser usados y abusados, no cuidados y protegidos como bienes y servicios comunes”, ma­nifiesta Abreu.

SEPA MÁS
Herencia.

El sociólogo Abraham Martínez señala un pun­to de vista diferente e indica que nuestra “he­rencia biológica arrastra mucho de irrespeto”.

“Para muestra un botón, los supuestos coloniza­dores fueron los prime­ros irrespetuosos. Es­tos violaron todo tipo de creencias de los aboríge­nes. Traduciéndose esto hasta nuestros días. Pe­ro la falta o respeto au­toridad entendemos que viene dada de múlti­ples factores, siendo uno de estos la paternidad y maternidad prematura”, dijo e catedrático.