El presidente de Pfizer no provocó la enfermedad de las Vacas Locas

El actual presidente de Pfizer, Albert Bourla, no provocó la creación de la Enfermedad de las Vacas Locas cuando lideraba el brazo de Salud Animal de esa farmacéutica en la Unión Europea, como ahora aseguran publicaciones de redes sociales en español cuando la empresa produce millones de vacunas contra la covid-19.

Usuarios latinoamericanos de Facebook y Twitter han compartido y traducido una imagen con textos en inglés titulada “EL CREADOR DE SU NUEVA VACUNA COVID”, en la que se asegura que Bourla introdujo la práctica de usar vísceras de animales para aumentar el poder nutricional del alimento destinado al ganado vacuno.

Según el mensaje, escrito en primera persona, “yo -Bourla- soy veterinario (doctor de animales) y, una vez estuve a la cabeza de Salud Animal en toda la Unión Europea, tuve la brillante idea de tomar las entrañas sin utilizar de animales de matadero y molerlas para convertirlas en alimento para el ganado”.

“Esto condujo a la creación de la enfermedad de las VACAS LOCAS”, finaliza el texto.

Algunas de estas entradas han atribuido el mensaje a grupos como “Médicos por la Verdad Argentina” y comparten un enlace a un chat de la aplicación Telegram -con más de 6.000 suscritos- donde se divulga este tipo de información.

DATOS: Sin embargo, lo cierto es que la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), conocida comúnmente como la Enfermedad de las Vacas Locas, fue detectada en la década de los años 80 y Bourla, veterinario de profesión, solo se unió a Pfizer hasta 1993 y no dirigió su brazo de Salud Animal en toda Europa hasta 2006.

Según la sección de Preguntas Frecuentes sobre la EEB en la página web del Departamento de Agricultura de EE.UU., esta afección “se diagnosticó por primera vez en 1986 en el Reino Unido” y “desde entonces se han confirmado más de 190.000 casos en todo el mundo”, aunque a partir de 1992 se han reducido.

La fecha contrasta con el inicio de la carrera de Bourla en Pfizer, a donde ingresó siete años después de la detección de la enfermedad, en 1993, como director técnico del área de Salud Animal en Grecia, para luego “lograr posiciones de responsabilidad en toda Europa”, de acuerdo con el perfil oficial del ejecutivo griego contenido en el portal de la compañía.

De hecho, Bourla asumió como presidente del área de Salud Animal de Europa, África y el Medio Oriente solo hasta 2006, cargo que ostentó hasta 2009, cuando le fueron dadas responsabilidades para las regiones de Asia y el Pacífico, según la farmacéutica.

Tampoco es cierto el aparte del texto viral que asegura que el veterinario haya sido el inventor de la técnica de incluir restos animales en los alimentos del ganado.

Como lo ha identificado la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay registros de esta práctica desde al menos 1920 para mejorar la producción láctea y de carne en los bovinos.

Finalmente, Efe halló también que esta misma desinformación no es nueva, sino que circula desde el año pasado, cuando iniciaron los esfuerzos por el desarrollo de vacunas efectivas contra el coronavirus, en los que Pfizer ha tenido una participación destacada como uno de los principales proveedores.

La farmacéutica estadounidense desarrolló junto a la empresa de biotecnología alemana BioNTech un tipo de vacuna que utiliza el novedoso mecanismo del ARN Mensajero o ARNm, un pequeño fragmento de código genético del coronavirus que -sin el riesgo total de la enfermedad- da instrucciones al organismo para combatirlo.

Una búsqueda en la herramienta CrowdTangle conduce, precisamente, a decenas de publicaciones de Facebook fechadas en la primera mitad de diciembre de 2020, cuando estadounidenses difundieron la misma imagen con mensajes como “parece que la inmunidad de manada la va a lograr un médico de animales”.

¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE LAS VACAS LOCAS?

Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés), la EEB es un trastorno neurológico progresivo del ganado que resulta de la infección por un agente transmisible inusual llamado prión y que afecta gravemente el sistema nervioso central de las vacas.

Dicha proteína genera pequeños orificios en los tejidos nerviosos, especialmente en el cerebro del animal, lo que produce síntomas como movimientos erráticos y conductas extrañas, hasta que causa la muerte.

El ganado infectado, a su vez, puede ser causante de una variante conocida como Creutzfeldt-Jakob (vCJD), que, según explica Mayo Clinic en su portal de internet, “afecta a los seres humanos” y “captó la atención pública en la década de 1990 cuando algunas personas en el Reino Unido la contrajeron tras comer carne de vacas enfermas”.

Sin embargo, aclara el reconocido centro médico estadounidense, “la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob ‘clásica’ no se ha relacionado con productos de carne de res contaminados” y “todos los tipos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob son graves, pero muy poco comunes”.

Según la FDA, hasta 2019, se sabe que “232 personas en todo el mundo se han enfermado con vCJD”, si bien todas han muerto.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. explican también que aún “no se comprende bien la naturaleza del agente transmisible”, pero que, “actualmente, la teoría más aceptada es que es una forma modificada de una proteína normal conocida como proteína priónica”.

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