El ‘san’ es un préstamo del que resulta difícil zafarse

Las dificultades de acceso al crédito formal y los re­quisitos de garantías o fia­dores solidarios, por par­te de la banca tradicional, han fomentado el creci­miento exponencial de los préstamos tipo san en to­do el territorio nacional.

Las calles del país están re­pletas de personas que visi­tan regularmente pequeños negocios, cafeterías, ven­dedores de ropa, paleteras, colmados, salones de belle­za, barberías, dulcerías, pas­telerías, motoconchos y toda clase de negocios formales o no, ofertando sus alternati­vas de crédito.

El requisito básico es te­ner un domicilio, un lugar en donde se realizan los co­bros cada semana, o cada día, la generalidad trabaja a 13 semanas y algunos a 10 semanas, en el primer caso las tres semanas adiciona­les son la ganancia del pres­tamista, en el segundo, esta se adiciona al monto sema­nal, otras empresas ofrecen hasta 15 y 18 semanas en préstamos, mientras que al­gunas compañías tienen un formato de cobro diario, el promedio de interés es de un 10% mensual, eleván­dose a cerca de un 13% por el monto del contrato.

En adición a la ganancia del préstamo suelen des­contarse igualmente una suma que va desde los 700 a 1,000 pesos “por el con­trato”, mientras que otras cobran un 10% del présta­mo.

Así, una persona que to­ma 10 mil pesos pagará 13 cuotas de mil pesos o 10 de 1,300 pesos hasta comple­tar el préstamo, casi siem­pre recibiendo la posibili­dad de reenganche a partir de la cuota 11 o 12 o de la octava en el caso de las 10 cuotas, cuando el cliente tiene algún tiempo hacien­do negocios con el presta­mista hasta a la mitad con­sigue una renovación del préstamo.

En Puerto Plata, los co­bradores de las empresas locales andan en motoci­cletas, mientras que una amplia flota, principalmen­te a bordo de carros Sona­ta de gas, viene principal­mente de Nagua, de lunes a sábado para patrullar las calles de la ciudad y ofre­cer sus servicios, por lo que una persona literalmente puede conseguir un présta­mo diario o más, durante 6 días a la semana a diferen­tes compañías. La mayoría utiliza recibos realizados en impresoras de formas conti­nuas, aunque en los últimos tiempos, cada vez es más frecuente el uso de impre­soras digitales que a través de una aplicación en el celu­lar, genera el recibo.

Rosa, nombre ficticio de una dueña de una pastele­ría, cuenta que se fue en­ganchando con un prés­tamo sobre otro, hasta el punto de tener que coger un san para pagar otro, de­bido a dificultades del ne­gocio y problemas de salud hasta verse en una situa­ción de prácticamente no poder pagar.

“En una ocasión uno de los cobradores entró a la habi­tación, yo recién operada de forma amenazante, gra­cias a Dios pude ir saliendo de eso”.

Aunque la mayoría man­tiene un trato cercano con sus clientes, hasta cier­ta familiaridad, la situa­ción puede tornarse difícil, cuando el cliente se atra­sa varias semanas con en­frentamientos hasta con armas de fuego.

NEGOCIOS
Pérdidas cuantiosas
Enganchados.

Algunos cuentan que han tenido pérdidas cuantiosas con clientes que luego de tener tiem­po negociando reciben préstamos significativos hasta de 100 mil pesos y luego se niegan a pa­gar o se trasladan a otros lugares, dejándolos en­ganchados.

Enfrentamientos.
En noviembre de 2021 se informó la muerte del motoconchista Ge­rardo Yoskaury Mén­dez, en Puerto Plata, ultimado por un presta­mista a quien le debía 3,000 pesos y al discu­tir lo mató.