El silencio del espacio exterior
Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
Dos pescadores a bordo de un pequeño bote ejercían su oficio en la parte de la entrada a la Bahía de Puerto Plata gracias a que no había maniobras de entrada y salida de buques de mayor calado hacia el puerto o desde el puerto. De repente su bote y ellos fueron estremecidos por un movimiento de agua y un espumarajo enorme que se produjo a sus espaldas y los hizo desentenderse de lo que habían estado haciendo para dirigir su atención hacia lo que era el foco causador de la situación producida.
Vieron que del pequeño hoyo de agua formado surgía con gran impulso un artefacto enorme con forma de boya triangular estilizada que empezó a flotar en dichas aguas frente al asombro de los dos pescadores que no sabían ni lo que era aquello ni lo que estaba ocurriendo en su proximidad.
Transcurrieron unos quince (15) minutos de ellos estar absolutamente absortos mirando aquello y tratando de comprender lo que había ocurrido y lo que tenían frente a sí, hasta que, de repente, a sus espaldas se escuchó el sonido de un potente megáfono que provenía de una fragata de guerra dominicana que desde el puerto nuevo se aproximaba hacia ellos diciéndoles:
-Abandonen el lugar rápidamente, salgan de aquí inmediatamente o, de lo contrario, nos veremos en la obligación de apresarlos para sacarlos a la fuerza.
Aquéllos dos pescadores, frente a ambas sorpresas y, sobre todo frente a la última, que, a la vez, era una clara amenaza optaron por la vía razonable, se alejaron en el bote hacia la orilla donde se encuentra la planta de electricidad, amarraron su bote y desde allí trataron de ver qué era todo aquello que de repente se había producido y desencadenado.
En menos de quince (15) minutos cuarenta (40) helicópteros de combate encabezados por uno gigantesco que obviamente servía para transportar cosas sumamente pesadas hicieron acto de presencia sobre aquel pedazo de cielo; procedieron a hacer un círculo que parecía de seguridad y en el centro de dicho círculo se encontraba el helicóptero de mayor tamaño. Las insignias que tenían no eran dominicanas, eran claramente estadounidenses.
De lo alto de aquel enorme helicóptero se tiró un comando de cuatro (4) hombres al agua mientras desde dicho helicóptero central otros cuatro (4) hombres bajaban agarrados de una larga y gruesa soga de nylon al final de la cual había una malla gigantesca que pendía de un gancho curvo; una vez sobre lo que estaba flotando en el agua procedieron entre todos dichos ocho (8) hombres a colocarle la malla envolviéndolo desde abajo y, finalmente, cerraron la envoltura sobre el gancho curvo. Desde el helicóptero mayor se empezó a halar aquella carga hasta colocarla, así suspendida, a una altura determinada. Ello permitió a que, de inmediato, aquella enorme escuadra de helicópteros se organizara y alineara de tal forma que delante del helicóptero mayor iban diez (10) helicópteros, a ambos lados otros respectivos diez(10) y en la parte de atrás igualmente los últimos otros diez(10).
Allá en el horizonte se podía ver una gigantesca nave de guerra marina color gris, la cual, tras ver que los helicópteros pasaron sobre ella procedió a variar el rumbo para seguir el mismo de ellos.
Los mismos integrantes de la tripulación de la fragata dominicana no sabían qué había ocurrido ni nunca lo supieron, salvo que su capitán o algún otro oficial superior pudiese acaso sospechar algo raro, pero no pareció que llegasen a sospechar lo que había de por medio en aquella extraña situación que de repente se pintó en aquella parte de la Geografía marítima de su país y con motivo de la cual obviamente aquella tripulación dominicana había recibido una orden de proceder a eso a lo que procedió de despejar el área, pura y simplemente.
Los helicópteros se detuvieron momentáneamente a bordo de un portaaviones situado a unos sesenta kilómetros al Sur de Miami para reabastecerse de combustible e inmediatamente siguieron su rumbo, el cual lo era el Pentágono. Una vez colocada la carga que llevaba el helicóptero mayor en la parte del Pentágono donde se ordenó colocarla un grupo enorme de personas vestidas con trajes ultra cerrados contra eventuales patógenos procedió a cubrir con una enorme manta de plástico grueso semi-transparente aquel cuerpo de metal que había sido transportado. Una vez cubierto procedieron a trasladarlo sobre unas pequeñas plataformas con ruedas a un recinto amplio que habían preparado para la ocasión que estaba materializándose; ya en el recinto comenzaron a utilizar unos vapores para esterilizar y proteger el interior del cuerpo de metal.
Rápidamente fueron colocadas cámaras y micrófonos con las cuales se enfocó al recipiente en cuestión
Terminada toda aquella operación se pudo ver salir del recipiente a un ser con cuerpo humanoide y con un rostro parecido al de un camaleón; un grupo de altos militares estadounidenses intercambiaron saludos militares con aquella criatura obviamente procedente del espacio exterior y dicha criatura les reciprocó la atención con un saludo militar de pecho tipo romano.
El ser visitante habló y dijo:
– Saludos habitantes de este planeta. Soy el General Yúpurov, del planeta Mendol, de una galaxia lejana a esta; hablo una buena cantidad de idiomas, pero mediante la compartición de datos sobre ustedes los humanos `Los Planetas Unidos` pudimos apreciar que uno de los idiomas que ustedes usaron en algún momento de su Historia fue este, el copto, que tengo entendido que lo hablaba una antigua civilización de ustedes y hoy prácticamente es una lengua muerta, y ese precisamente es el idioma que los de mi raza hablamos; por eso se me seleccionó y se les contactó a ustedes en ese idioma para hacerles saber las coordenadas donde caería la cápsula espacial en la que llegué a su planeta y la necesidad de sostener esta conversación con los diferentes líderes de su mundo.
La Morfología nos separa enormemente a ustedes y a nosotros los de mi raza, pero ambas razas somos de seres inteligentes. Quizás mi aspecto para ustedes sea monstruoso, del mismo modo que yo los visualizo a ustedes, es decir, como seres monstruosos en su físico; pero han sido miles y miles las diferentes razas de seres que, para darles este tipo de ayuda de la que vengo a hablarles a ustedes, hemos conocido con fisonomías diferentes a las mías y la bondad o la maldad nunca ha dependido de la fisonomía. Ustedes mismos, si se salvan de la pesadilla de la devastación de la raza que ocupa la atención de mi conversación, conocerán otras razas diferentes más, algunas les causarán pavor, otras quizás pena. Sí es importante que retengan esto: el Universo suele ser brutal, eso es lo normal en él. La razón esencial por la que existe la liga de `Los Planetas Unidos` es porque las civilizaciones que lo componen tienen consciencia de esa «normalidad« del Universo y para tratar de reducir, en la mayor medida de lo posible, dicha brutalidad tan terrible.
Ustedes se han dedicado durante años muertos a tratar de escuchar señales electromagnéticas inteligentes procedentes de sistemas planetarios diferentes al de ustedes. ¿Cuál creen ustedes que es la causa de que sus sistemas de recepción prácticamente no logran captar señal alguna y que nadie les contesta a ustedes las señales tratando de establecer contacto con otras civilizaciones? Posiblemente ustedes llegasen a creer que estaban en una total soledad en el espacio infinito.
Se trata de un silencio inducido, de un silencio creado artificiosamente y de manera forzada porque si el mismo no existiera las comunicaciones electromagnéticas delatarían las vidas que queremos preservar. No es que no existen otros mundos poblados por seres vivientes inteligentes: es que, por un lado, muchísimos de esos seres inteligentes han sido exterminados; y, por el otro lado, es que muchísimos de esos seres inteligentes han tenido que guardar silencio para no correr la misma suerte de aquéllos que han sido exterminados. Es decir, ese silencio sepulcral que, a través de sus receptores, ustedes aprecian en el espacio es un silencio adrede producido por las demás razas pasibles de sufrir esa destrucción. Ese silencio es la expresión del miedo reinante en gran parte del espacio de este Universo.
Es por eso que en el planeta Tierra casi es imposible que ustedes puedan captar señal inteligente alguna porque casi toda la vida inteligente de varias galaxias próximas ha sido extinguida y lo ha sido por una raza guerrera y caníbal que tiene muchos millones de años dedicada a esa labor de exterminio. Se trata de una raza terrible de seres terribles que alcanzan un promedio de vida de trescientos (300) años. Su figura oscila entre gruesa y gorda debido a la abundancia de la alimentación que han logrado pillando planetas enteros. Esa raza guerrera y caníbal va de mundo en mundo sembrando la muerte y la destrucción más absoluta.
Dichos caníbales se dedican a monitorear las señales de radio y televisión de los planetas para saber dónde hay vida inteligente para luego atacarla y enseñorearse de dichos planetas. Cuando ellos captan señales radiales y televisivas se dedican a estudiarlas y a darles seguimiento, las graban y las conservan. De esa manera conocen todas las manifestaciones artísticas, culturales, de sus víctimas: eso les facilita tener una visualización de la raza que van a aplastar.
Si las señales de radio y de televisión persisten ellos llegan hasta el origen de las mismas; pero si las señales se interrumpen ellos asumen que algún cataclismo se ha ocupado de hacer el papel destructor al que ellos se dedican.
Se plantan frente al planeta de donde proceden las emisiones y hasta tanto este no es desolado, convertido en árido total, después de explotarlo totalmente, no se van; para ello duran ahí los meses, los años, los siglos que fuesen necesarios hasta convertir el planeta en un grano de arena estéril flotante en el espacio. Son una plaga que destruye no sólo la vida que es la cabeza de la cadena de alimenticia de un mundo específico, sino la de cada una de las vidas inferiores hasta llegar al extremo radical de la base. De esa manera se aprovisionan llenando sus gigantescas naves de todo tipo de comestibles y materiales que les permite seguir su vida viajando en el espacio tras la búsqueda de nuevos destinos para expoliar.
Toda su vida, desde el nacimiento hasta la muerte natural, y todo su proceso productivo, se desarrolla a lo interno de sus naves. Son colonias viajeras de rapaces del espacio. Esa raza tiene muchos millones de años desolando planetas habitados a los que llega precisamente porque son atraídos por las señales de radio y televisivas.
De esa manera han acabado con la vida en miles y miles de planetas y después devorar a sus habitantes le tiran al mundo destruido armas químicas para que la vida de la raza atacada no pueda volver y retoñar y no puedan vengarse. Se trata de una raza sumamente peligrosa que dispone de armas nucleares, de armas químicas y de armas bacteriológicas, lo mismo que de otras armas de menor categoría.
Estos seres se aclimataron al pillaje fácil, lo cual logran con razas del espacio que no han llegado al nivel de tecnología de ellos, que si bien es una tecnología de mediana aceptación no es una tecnología que le permita competir con aquellas razas que han superado la velocidad de la luz para lograr con creces el viaje en el tiempo. Ellos les temen a esas otras razas que han superado ese límite de la velocidad de la luz.
Dentro de la clasificación de tecnología que nosotros tenemos en `Los Planetas Unidos` están las siguientes seis (6) categorías: la tecnología Clase A, que es la más primitiva de todas, pertenece a la fase histórica en que están ustedes los terrestres con la cuestión de la cohetería con motores químicos; la tecnología Clase B, es la tecnología que tienen los seres de la raza de quienes les estamos previniendo; se trata de tecnología nuclear usada por los motores de sus naves; la tecnología Clase C, es la tecnología producto de las tentativas de superar la velocidad de la luz para viajar en el tiempo, pero que no llega a ese punto de superación, sino que se mantiene por debajo de dicho punto de superación de la velocidad de la luz; tiene diferentes gradaciones: desde categoría 1 a categoría 10; la tecnología Clase D, es la tecnología que tenemos nosotros y que nos permite viajar en el tiempo; se trata de una tecnología que también tiene sus gradaciones: desde categoría 1 a categoría 10, dependiendo del nivel de desarrollo que de la misma se haya conquistado; la tecnología Clase E, que es la tecnología que permite viajar a mayor velocidad en el tiempo doblando el espacio, curvándolo, plegándolo para pasar de un punto de un universo a otro punto de ese mismo universo; y, finalmente, la tecnología Clase F, que es la tecnología que permite plegar el espacio para pasar de un punto de un universo a otro punto de otro universo.
Nosotros no podemos transmitir la tecnología actual que tenemos de viajes en el tiempo puesto que nuestras reglas nos vedan hacer semejante transferencia de tecnología; pero sí tratamos de informar, de ayudar, de auxiliar a otras razas, como ustedes, para que adopten precauciones para impedir ser estragados por esta raza ancestral que se alimenta de los más débiles dentro de la porción de este Universo por la que ha venido transitado desde hace muchos millones de años.
Otras civilizaciones gracias a nuestra ayuda conocen el modus operandi de la especie caníbal y por eso han apagado todo tipo de emisión radioeléctrica y televisiva para poder sobrevivir. Si no lo hacen no sobreviven.
Por eso este planeta Tierra corre un gran peligro debido a que sigue emitiendo millares de señales radioeléctricas y televisivas que se van trasladando por el Universo y si esa especie guerrera y caníbal logra captar (si es que acaso ya no la ha captado) alguna de esas señales terrestres este planeta Tierra será invadido por ellos y los humanos comidos y extinguidos. Precisamente esa es la razón por la que yo fui enviado aquí donde ustedes.
Al ritmo que llevan sus naves estarían frente a este planeta dentro de unos diez (10) ó quince (15) años ó, como mucho, dentro de unos cuarenta (40) a cincuenta (50) años.
El grupo de razas espaciales que conformamos `Los Planetas Unidos` y que contamos con tecnología superior a la de ellos hemos resuelto ayudar a las razas colocadas en estado de inferioridad debido a su escaso desarrollo tecnológico y la ayuda que hemos brindado ha consistido en el advertirles del peligro y las razas advertidas del peligro han procedido a cortar de raíz las emisiones de señales radiales y televisivas para poder pasar desapercibidas frente a ellos.
Ese es el objetivo de mi visita: hacer todo esto de su conocimiento para que de inmediato se pongan de acuerdo para hacer cesar todas sus emisiones radioeléctricas; deben apagar todo: desde los sistemas satelitales para que no transmitan ni retransmitan hasta los más insignificantes transmisores. En los otros planetas que hemos ayudado a salvar, sus poblaciones se contactan por medio de cables, que, aunque es primitivo, al menos les permite sobrevivir.
Hemos apreciado que ese sistema de cable ustedes lo utilizan parcialmente, por lo que tienen la posibilidad de utilizarlo de manera total para que la comunicación entre ustedes pueda seguir lo mismo que la vida que permite dicha comunicación.
También les hemos proporcionado a esas otras razas a las que hemos salvado, como se lo proporcionaremos a ustedes, las frecuencias de radio y televisión usadas por esta raza destructiva y la traducción de su idioma para que se proceda sólo a la audición cautelosa y protectora de sus comunicaciones y saber cómo piensan, qué están pensando y qué quieren hacer o se disponen a hacer, etcétera.
Todo eso ha contribuido a preservar millares de razas y sus mundos en el espacio que de no haber sido por ello hubieran desaparecido como ellos desaparecieron a muchísimas otras millares de razas de las cuales no queda ni un espécimen siquiera para muestra. Hemos podido salvar muchos miles de mundos de esa manera.
Con esta estrategia de contención tarde o temprano, en algún momento, los seres de esa raza destructora se verán reducidos a nada y tendrán que enfrentar la necesidad de rehacer su aparato productivo dándole valor y respeto a toda forma de vida diferente. El problema ha sido que han conseguido todo lo que se le ha apetecido y en la medida que tengan más posibilidad de victimizar y consumir a otras razas lo seguirán haciendo.
Nuestros objetivos son: tanto ponerle fin a ese sistema destructivo que usan como también llevarlos a un punto tal de ausencia de sostenimiento que tengan que, a partir de algún momento, dedicarse a pensar como producir para alimentarse sin tener que destruir otras razas y sus planetas.
Hemos resuelto intervenir militarmente en su contra sólo en el caso de que descubramos que tratan de llegar a superar su actual tecnología Clase B para pasar a la tecnología Clase C tratando de superar la velocidad de la luz para adquirir la capacidad de viajar en el tiempo, cosa que hasta ahora no parece interesarles debido a que se conforman con atacar a los tecnológicamente inferiores a ellos y ello les ha dado resultado para sostener el abominable estilo de vida que tienen desde hace muchos millones de años.
En el momento en que descubramos eso (si es que se atreven a tratar de superar la velocidad de la luz para intentar llegar a viajar en el tiempo) ese será su final, pues supondrán una amenaza para nosotros los que tenemos la tecnología del viaje en el tiempo, ya que eso los colocaría en condiciones de atacarnos y destruirnos.
…
Ante todo lo contundente expuesto por aquel mensajero procedente de otro lugar del recóndito cosmos, los diferentes gobiernos del planeta Tierra, conectados entre sí gracias a las cámaras y micrófonos instaladas frente al mensajero del cosmos, se pusieron de acuerdo resolviendo ejecutar el plan propuesto por dicho emisario del espacio exterior y por eso se crearon numerosas comisiones nacionales, regionales y mundiales para ir ejecutando el plan de apagado de las comunicaciones radiales y televisivas de señales abiertas desde las de más alta categoría o importancia hasta las más insignificantes señales de esas naturalezas.
El mundo de las telecomunicaciones del planeta Tierra, tal y cómo lo conocíamos, se apagó y en su lugar surgió la hegemonía de otra modalidad de comunicación. Los humanos cesaron, apagaron esos tipos de emisiones y todas las comunicaciones procedieron a hacerse por cable, desarrollaron el uso de este medio hasta su máximo nivel para poder suplir las formas de comunicación radiales y televisivas anteriormente conocidas.
El mensajero estelar se quedó en el planeta oculto y protegido por el gobierno de los Estados Unidos hasta que otra nave de su mundo pudo recogerlo y llevárselo de vuelta hacia allá, todo después de los convoyes de naves de la raza destructora obviar su paso por la Tierra debido al silencio comunicacional en que esta voluntariamente se sumió para poder protegerse.