Grecia es uno de los enclaves más bonitos del mundo
Mikonos, Santorini o Patmos son algunas de las maravillosas ínsulas griegas donde mitología e historia confluyen para mostrar lo mejor de la cultura, los pueblos y tradiciones del mar Egeo.
En las aguas de intenso azul cobalto del Mar Egeo naufragan más de 6.000 islas e islotes pertenecientes, en su mayoría, a Grecia. Entre ellas solo unas cien están habitadas. Recorrerlas es descubrir la historia y la cultura del país a través de sus recoletas playas, laberínticos pueblecitos y emblemáticos monumentos.
Un viaje en crucero será una forma estupenda de mezclarse entre los blancos y azules de islas tan populares como Santorini o Mikonos, y conocer otras más secretas como Patmos. Para ello contamos con Celestyal Cruises, una naviera griega especializada en este tipo de itinerarios, que permite visitar varias islas en un mismo día e incluso dar un salto a la vecina Turquía para llevarse así una completa imagen de la vida del Egeo.
El viaje da comienzo en el tranquilo puerto Lavrion, a 70 kilómetros al sureste de Atenas. Antes de embarcar, podremos visitar el cercano templo de Poseidón. Su imponente imagen dominando el mar sobre el cabo Sunio, nos sumerge en un viaje por la mitología griega que continuará por las Cícladas.
Nada más acceder al barco, la cálida tripulación nos hace sentir en casa, uno de los beneficios de viajar en un buque de tamaño mediano. Pero nuestro hogar flotante para los próximos tres días mantiene el vínculo constante con el país en el que nos encontramos gracias a detalles como un pequeño olivo presidiendo el camarote.
Mikonos, la isla del viento
Desde el barco divisamos los seis molinos de Mikonos dispuestos en hilera, la estampa más emblemática de esta isla. Por todos es sabido que Mykonos es un reclamo internacional, especialmente gracias a sus fiestas veraniegas, que atraen a artistas y famosos de todo el mundo. Las laberínticas calles de su pequeña capital, Chora, están flanqueadas por edificios blancos, los religiosos coronados por cúpulas rojas.
Especialmente bello es el barrio Alefkandra, considerado como “la pequeña Venecia” por sus casas encaladas al borde del agua. En él encontraremos coquetas tiendas, galerías de arte y pequeños bares donde detenerse al refugio de las caricias del viento por el que es conocido la isla. Desde las playas de Psarou, Lia o Agrari, que en verano compiten con las de Ibiza, jóvenes de todo el mundo bailan mientras el sol se pone.
La puerta de entrada a Éfeso
Después de toda una noche navegando, la ciudad turca de Kusadasi nos recibe con su puerto bullicioso y amable repleto de tiendas especializadas en falsificaciones de bolsos y relojes, alfombras y cazadoras de piel. Esto nos da una idea de todo lo que encontraremos en los bazares de la ciudad balnearia. Pero antes nos espera un viaje por la historia en la fascinante Éfeso.
Las ruinas de este importante centro comercial del Mediterráneo son el reflejo de la confluencia de varias civilizaciones. Descender por su vía principal hasta la biblioteca de Celso será uno de los momentos mágicos del viaje. La simetría de su arquitectura, que alojaba 12.000 rollos, nos transmite la magnitud de la tercera biblioteca más grande del mundo antiguo.
La desconocida Patmos
De vuelta al barco, ponemos rumbo a Patmos, un de las islas del Dodecaneso, inmersos de nuevo en la cultura griega mientras escuchamos canciones tradicionales del país y comemos algunos de sus platos típicos siguiendo la línea del horizonte a través de la ventana del comedor.
En el puerto de Skala encontraremos calles con tiendas que nos atrapan y bares y restaurantes muy animados en los que cenaremos tras visitar los puntos claves de la isla. En medio de la montaña encontramos la sobrecogedora Gruta del Apocalipsis, el lugar más sagrado de Patmos, donde San Juan escribió el Libro de las Revelaciones tras recibir la voz d Dios. A continuación nos dirigiremos al coqueto pueblo de Chora coronado por el monasterio de San Juan, desde el que divisar, a vista de pájaro, toda la isla.
Los amaneceres y atardeceres de Santorini
El último día de este minicrucero amanecemos en Santorini. Al abrir las cortinas del camarote, vemos un impresionante pared volcánica cuya cresta está rematada por líneas blancas de las casas que desafían a la gravedad. La curiosa forma de media luna fue configurada por la erupción de su volcán en el año 1646 a. C. Cuentan que ésta fue tan fuerte que se sintió en medio mundo y causó un cambio climático en todo el planeta.
La isla más ensalzada de las griegas tiene muchas posibilidades. Podríamos finalizar aquí el crucero y quedarnos una semana o atenernos a los ritmos del viaje visitando el yacimiento minoico de Akrotiri y otras de sus excursiones. Merece la pena visitar pueblos tan auténticos como Megalochori o Pyrgos, la antigua capital de la ínsula, y bañarse en la playa Roja, bautizada así por el coro de sus rocas.
Por supuesto no podemos dejar de la su capital actual, Thira a la que se puede acceder en teleférico, el mejor medio para salvar el desnivel de 335 metros que hay desde el puerto hasta su pasadizo de intrincadas calles blancas. Pero el gran atractivo de Santorini son los atardeceres de Oia, donde cada tarde se concentran numerosas personas para despedir al sol entre aplausos.
Grecia es uno de los enclaves más bonitos del mundo y ahora con Club VIAJAR puedes disfrutar de un crucero con el que descubrir todas las maravillas de sus miles de islas.
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